ENTREVISTA
La Opinión a Coruña
Natalia
Vaquero | Madrid Madrid 29.05.2013 | 02:59
Exministro de Presidencia y Educación de la UCD y
presidente del Aula Política del CEU San Pablo
José Manuel Otero Novas: ´Las
políticas de apaciguamiento de Rajoy suelen causar a veces la guerra´
"El modelo
territorial federal lleva establecido en España desde hace más de 30 años"
La debilidad de España puede acabar en una revolución de
consecuencias "impredecibles". Esta es la advertencia que lanza el
exministro de Presidencia y Educación con la UCD de Adolfo Suárez, José Manuel
Otero Novas, quien desde el Aula Política que preside analiza lo que considera
un riesgo cierto de eclosión del actual régimen político. Propone para evitarlo
una reforma de la Constitución que condensa en un estudio de 164 páginas. El
Estado, avisa, se ha desintegrado por las "violaciones" de las
autonomías y los partidos
"El Estado español tiene que
reconquistar las competencias que le otorgó la Carta Magna de 1978". Así
de contundente se manifiesta en declaraciones a LA OPINIÓN el exministro de la
UCD y presidente del Aula Política de la Universidad CEU San Pablo de Madrid,
José Manuel Otero Novas (Vigo, 1940), quien hoy presenta el libro Recuperar
España.
Una propuesta desde la Constitución. El exdirigente
centrista y exasesor del PP, junto a su equipo, proponen dos fórmulas para
atajar la "quiebra de la nación española" tras 30 años de cesiones
"disparatadas" de competencias.
-¿Qué diagnóstico hacen de España?
-España tiene muchos problemas: el económico,
el de su encaje en Europa, la corrupción, la degradación de la autoridad, pero
el que primero va a estallar es el de la desintegración, el de la falta de
unidad tras unos devenires en los últimos años que se han disparatado y que van
a provocar una crisis del sistema político vigente que comenzó tras la muerte
de Franco.
-¿Habla de un agotamiento del régimen
democrático?
-Sí y sin alarmismo.
-Es curioso que este tipo de análisis
proliferen ahora entre personas que, como usted, protagonizaron la Transición.
-Es normal. Ya no estamos en la política
activa y no tenemos el compromiso de mantenernos en lo políticamente correcto.
Además, vemos con pena lo que sucede porque hemos vivido con mucha ilusión el
acertado proceso de transición de una dictadura a una democracia.
-¿No fallaron en nada?
-Habremos fallado en algunas cosas.
-¿Acertaron al definir el modelo territorial
de España?
-Nosotros propusimos un modelo territorial
sustentado en una Constitución que se ha violado en innumerables ocasiones. De
esas violaciones no tenemos la culpa.
-¿Quiénes son entonces los violadores?
-La Constitución ha sido violada por todos:
a veces por las comunidades autónomas, otras por los pactos entre partidos con
el Gobierno de turno y hasta por la oposición.
-Usted fue uno de los principales impulsores
de ese Estado de las autonomías, ¿se equivocaron al apostar por el café para
todos?
-Cuando murió Franco, en Cataluña y en el
País Vasco no había hambre de autonomía, sino de diferencia. Lo que querían era
que España reconociese que eran diferentes. Las reclamaciones de autogobierno
fueron posteriores. La Constitución no divide a España en comunidades
autónomas, permite crearlas y las concibe y regula como diferentes. La
Constitución habla de Estado, provincias y municipios, pero todo eso se quebró
y se apostó por la unificación. Ésa es la razón que me llevó a salir del
Gobierno de Adolfo Suárez en mayo de 1980. Se lo dije muy claro al Presidente:
la igualación no era lo que habíamos establecido en la Constitución.
-¿Auguró usted hace más de 30 años la deriva
soberanista que iba a tomar Cataluña?
-Sí. Al igualar todos los territorios
vendrían las regiones con ansia diferencial y, para diferenciarse, pedirían más
competencias, se las daríamos y así hasta que la única forma de ser diferente
fuese pedir la independencia.
-Así que la situación de desintegración de
España que denuncia es también responsabilidad de Adolfo Suárez.
-Con Suárez ya se cometieron errores que
pusieron en marcha la espiral diabólica de independentismo que sufrimos ahora.
Ahora es imposible volver a establecer las comunidades autónomas diferenciadas.
La Constitución de 1978 era federal y no se llamó así porque políticamente no
era correcto. El federalismo en España lleva establecido desde hace más de 30
años.
-¡Pues vaya usted a convencer de esto a
catalanes y vascos!
-Imposible porque además vascos y catalanes
no juegan nunca juntos. Se van turnando a la hora de reclamar al Estado. Artur
Mas pide ahora lo mismo que pedían los terroristas de ETA en 1978: la independencia.
-Pero Artur Mas no asesina.
-Pero contribuye a una situación de
agotamiento del sistema político que puede acabar en una revolución.
-¿Se refiere a una guerra?
-Revolución no es sinónimo de guerra. Puede
haber cambios de régimen no violentos. El régimen caería por agotamiento y el
riesgo de que haya una guerra tampoco hay que descartarlo. Las desintegraciones
territoriales suelen producir guerras y suelen además ser muy sangrientas y
dolorosas para las regiones independentistas. Las revoluciones son
impredecibles. La primavera árabe, sin ir más lejos, ha cambiado dictaduras
tolerables por fundamentalismos intolerables.
-¿Qué propone para evitar este riesgo de
guerra?
-Reformar la Constitución.
-¿Puede España en plena crisis afrontar una
reforma constitucional?
-Una reforma agravada de la Constitución no
se puede hacer en época de crisis, pero nosotros proponemos una reforma simple.
Lo que queremos es que el Estado vuelva a tener capacidad para gestionar los
intereses de la nación. Lo que es inconcebible es que media España se seque y
no se pueda aprobar un Plan Hidrológico Nacional por culpa de las comunidades
autónomas o que en un tercio del territorio español no puedas obtener enseñanza
para tus hijos en castellano.
-¿No dirime el Tribunal Constitucional estos
litigios entre el Estado y las comunidades autónomas?
-El Tribunal Constitucional no soluciona los
problemas porque dentro de la propia Carta Magna española caben miles de
disparates. La política económica del Gobierno es constitucional, pero ha
generado seis millones de parados. Además, el Constitucional está muy
politizado y no olvidemos que cuenta con magistrados nombrados por las
comunidades autónomas.
-Pero Mas y el resto de regiones con
aspiraciones de autogobierno piden competencias porque saben que se las van a
dar.
-¡Claro! Porque los dos grandes partidos
saben que necesitan a los nacionalistas para gobernar y por eso contribuyen al
debilitamiento del Estado. Rajoy ya ha dicho a los catalanes que está dispuesto
a hablar de concierto económico. La burguesía catalana no quiere la
independencia, pero quiere ese concierto. Y los gallegos, los vascos, los
canarios? Todos. Los catalanes ya apuntan a un modelo de estado libre asociado
como Puerto Rico.
-A lo mejor es que Rajoy trata de apaciguar
esa deriva soberanista con concesiones.
-¿Más concesiones aún? Las políticas de
apaciguamiento como las de Rajoy suelen causar a veces la guerra.
-¿No apostó Suárez por esa política de
apaciguamiento cuando igualó a las comunidades autónomas?
-Y se equivocó. Nos equivocamos al dejar tan
abierto el modelo de organización territorial de España.
-¿Ve una solución pacífica a esta situación?
-Sí y proponemos dos solucionesfrente a la
revolución. Una pasa porque el Estado recupere sus competencias y otra es
volver a lo que la Constitución daba a las comunidades autónomas y hacer que el
Estado armonice esas competencias de las autonomías. En todo este asunto
subyace la malévola doctrina de mutación constitucional que hace que el
Tribunal Constitucional avale reformas en la Carta Magna ateniéndose a las
circunstancias del momento. Esa doctrina es la que otorgó a Hitler plenos
derechos para legislar.
-El sistema electoral basado en listas
cerradas y bloqueadas tampoco ayuda mucho a encauzar la grave crisis institucional
que sufre España.
-Hablamos de un sistema electoral de listas
que no representan al pueblo ni al distrito, sino tan sólo al que las diseña.
Yo soy partidario de un sistema electoral combinado entre el mayoritario y el
proporcional. En Alemania ya se da este modelo, pero todos los sistemas
electorales tienen sus defectos. La apertura de las listas puede contribuir a
esa regeneración política que demandan los ciudadanos.
- ¿Ve usted a algún líder preparado para
iniciar esa regeneración?
- El líder de un movimiento es alguien que
no tiene que existir a priori, lo crea la propia circunstancia. En este momento
no veo a nadie capaz de impulsar ese liderazgo de regeneración política.
-Decía esta semana el también exministro de
la UCD Alfonso Osorio que en las Cortes de Franco había más libertad para
hablar que en el actual Parlamento.
-Nunca estuve en las Cortes de Franco, pero
puede que esa afirmación de Alfonso Osorio sea cierta. Los diputados dicen
ahora solo lo que les dejan decir los partidos políticos a los que pertenecen.
Con Franco no se podía discrepar, resulta evidente, pero tampoco veo yo ahora
que se discrepe mucho en el Congreso con el líder que te ha sentado en el
escaño.