lunes, 31 de julio de 2017

SOBRE LO VERAZ Y LO INEXACTO

Por IGNACIO CAMACHO
ABC  Lunes, 31.07.17

La diferencia entre inexactitud y falsedad es clave en la protección jurídica de la libertad de expresión

LO único que parece, digo parece, claro del veredicto que ha condenado al querido Hermann Tertsch es que el abuelo de Pablo Iglesias participó durante la Guerra Civil en una saca. No fue sentenciado por ello sino por rebelión militar (contra Franco, se entiende), pero sorprende que la diferencia entre imprecisión y falsedad, tan relevante en la protección jurídica de la libertad de expresión, le haya pasado por alto a la jueza zamorana. La sorpresa y la confusión se extienden a la propia jurisdicción –Zamora y no Madrid, donde se publica este diario–, a la celebración del juicio a puerta cerrada –cuando una simple testifical del presidente del Gobierno se ha televisado a toda España–y a la extraña orden de borrar el artículo de la hemeroteca digital, una decisión de índole orwelliana. Naturalmente cabe recurso y lo habrá hasta la última instancia pero no deja de resultar inquietante que la historia esencial, que la magistrada considera lesiva para el honor de la familia demandante, no quede satisfactoriamente refutada.
El pleito demuestra que eso de la memoria histórica puede tener para todos un lado ingrato. Nadie es responsable, faltaría más, de lo que hicieran sus padres, abuelos o antepasados. Pero la Historia es como es, no como nos gustaría que hubiese sido, y si la saca criminal existió y Manuel Iglesias tuvo alguna parte en ella, el relato de Herman es sustancialmente veraz aunque sea parcialmente inexacto. Este matiz es clave en la doctrina constitucional que interpreta el Artículo 19, por más que la Carta Magna vigente no le guste a don Pablo. Y debería conocerla cualquier juez obligado a pronunciarse sobre esta clase de casos.
Por fortuna los linchamientos contemporáneos se producen –por ahora– en Twitter y a eso el colega Tertsch por desgracia está acostumbrado. Lo que sería deseable es que la justicia hilase con aguja fina para contribuir a que en tiempos de debate tan turbulento el periodismo crítico sea un oficio algo menos vapuleado.


CODA. Lamento decepcionar a David Gistau, cuya amistosa generosidad había delegado en un servidor las opiniones sobre la cuestión catalana. Después de doce años ininterrumpidos detrás del mostrador creo que los lectores que todavía me quedan, como diría De Prada, se merecen que durante quince días deje de darles la tabarra. Esto del descanso estival se ha convertido en una especie de ordinariez desde que Cristina Cifuentes, con su lucecita perenne, lo haya declarado propio de gente holgazana. Pero si hasta Rajoy se lo toma, con la zapatiesta que los soberanistas tienen montada, un humilde escribidor de periódicos bien puede dejar la secesión en manos de los opinadores de guardia. Por lo demás, y dado que si algo no escasea entre los columnistas de ABC es el talento, no es poco el riesgo de que nadie eche al firmante de menos. Pero también es conveniente darle vacaciones al ego.

LAS GUERRAS CIVILES

Por GABRIEL ALBIAC
ABC  Lunes, 31.07.17

Una tierra cuya cúpula militar es guardia pretoriana hoy del narcotráfico. Y cuya Guardia Nacional nuclea la inteligencia cubana

ASESORA Podemos el golpe de Estado de Maduro en Venezuela? Tengo mis dudas. Las eminencias populistas andan demasiado ocupadas en reivindicar el honor de sus abuelos contra el relato de Hermann Tertsch: reinventarse la ideologizada matanza vecinal a la cual damos solemne nombre de guerra civil, parece acunar sus dulces sueños épicos. La historia real no les concierne.
Haber tenido un padre militar de carrera y fiel a la República me salvó de ese tipo de infantilismos bobos. Supe la guerra de primera mano, por voz de uno de quienes la perdieron, fueron condenados a muerte y salvaron la vida de insólito milagro. Ni guerra legendaria ni romántica. Desalmada sólo: los militares de verdad, fuera cual fuera el bando en el que combatieron, describen esos tres años como los del salvajismo. No hubo brutalidad que no fuera hecha. En un lado como en el otro. Revestirlo de leyenda dorada, es peor que inmoral. Es ignorante.
Puede que esa leyenda esté llevando a Podemos a ansiar una repetición latinoamericana de la amada carnicería. Si es así, resulta probable que hayan encarrilado bien al no muy neuronal Maduro. Ni siquiera la nulidad universal de Zapatero parece dispuesta a seguir a su asesorado caraqueño en tal enormidad.
¿En qué consiste la operación política del presidente venezolano? En resolver una estancada coyuntura de doble poder. Maduro es presidente electo. Frente a él, el igualmente electo Parlamento se opone a su apuesta de transformar Venezuela en una narco-Cuba. El resultado es un bloqueo del Estado, que Maduro ha buscado quebrar despojando al Legislativo de funciones. El Señor Presidente pasa ahora a la siguiente fase: si los representantes del pueblo no se pliegan a tus dictados, cambia de representantes. O, mejor, cambia de pueblo.
Si aún le quedan asesores que hayan leído dos libros –pero parece que ésos andan muy ocupados en linchar a Tertsch aquí en Madrid–, a Maduro le pueden haber soplado el ejemplo de la Commune (o sea, la Municipalidad) de París entre agosto de 1792 y el golpe de Thermidor, dos años luego. En el Diccionario crítico de la revolución francesa de Furet y Ozouf, Patrice Gueniffey caracteriza bien la fuerza de aquella municipalidad convertida en poder alternativo al de la Convención Nacional. «Llevada al poder por las armas, la Comuna supo explotar ese capital de terror», consumado en las ejecuciones masivas de presos en septiembre. Dos años de doble poder descompusieron todo. Y asentaron las condiciones para el golpe que, en 1794, enterraría el primer ciclo de la revolución. Napoleón velaba armas. Y soñaba Imperio.

Nadie en Venezuela se engaña. Se avecina el homicida juego de los golpes militares. Y el riesgo de una guerra dibuja su maldición ineluctable. En una tierra cuya cúpula militar es falange pretoriana hoy del narcotráfico. Y cuya Guardia Nacional nuclea la inteligencia cubana. Puede que el petróleo haya sido la paradójica maldición de Venezuela. Los nuevos amos cambiaron de mercancía: dudosa ganancia.

LA VERGONZOSA SENTENCIA CONTRA HERMANN TERTSCH

Por FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Estamos en manos de unos jueces que no aplican la ley sino que labran su futuro mediante sentencias.

Un juzgado de Zamora ha condenado a Hermann Tertsch por publicar datos ciertos, gravísimos y de indudable interés público, sobre la actividad criminal del abuelo de Pablo Iglesias, aspirante a la Presidencia del Gobierno, durante la guerra civil. Lo hace tras aterrizar allí, en lo que diríase un alzamiento de bienes jurídicamente protegibles como el de la libertad de expresión (artículo 20 de la Constitución), una denuncia del padre de Pablo Iglesias, ex-terrorista del FRAP, que siente mancillado su honor, o el de su padre o el de su hijo. Y la condena es a pagar 10.000 euros, a las costas del juicio por despeje a la zamorana de la denuncia –con el codo las mandaba lejos Ricardo Zamora- y, atención, a borrar el artículo de la hemeroteca de ABC. Me parece todo ello, sobre todo lo último, un alarde tan arbitrariamente liberticida, tan opuesto a la letra y al espíritu de la Constitución, que sólo la cobardía de un periodismo de corrala, palmeros y agradaores dejará de ver en ello una agresión brutal. Otra más que agradecer a la Dinastía Iglesias.
Los hechos de que escribe Hermann
Como la famosa Ley de Memoria Histórica busca, sobre todo, borrar los crímenes cometidos por el bando y las bandas del Frente Popular, nada es más urgente que recordar los hechos, como ayer, respaldando a Ramón Pérez Maura y al ABC, que recurrirá la sentencia, hacía en El Mundo Santiago González.
Hermann no inventó nada. Esto se publicó un año antes, citando a lagaceta.es, el 7-2-2015, en Villafranca hoy, de donde era el tristemente célebre papá del papá del que pretende convertir a España en Venezuela:
"El abuelo villafranqués de Pablo Iglesias fue juzgado por hacer sacas en el Madrid republicano"
Y extrae algunos fragmentos de la declaración judicial de una víctima del Terror Rojo:
En la declaración de María Ceballos Zuñiga y Solís, marquesa viuda de San Fernando, natural de la localidad de Villafranca de los Barros igual que Manuel Iglesias, el abuelo de Pablo Iglesias, estaba en la partida de milicianos que el 7 de noviembre de 1936 detuvo a su marido, Joaquín Dorado y Rodríguez de Campomanes, Marqués de San Fernando, y a su hermano, Pedro Ceballos. Ambos fueron entregados a la checa de milicias situada en la calle Serrano 43 y fusilados en la Pradera de San Isidro.
Junto al abuelo de Pablo Iglesias estaban, según refieren varias de las declaraciones de implicados y testigos, Ángel Medel Larrea, Manuel Carreiro "el Chaparro", Jesús Yuste 'el Cojo de los Molletes', Antonio Delgado 'el Hornachego' y otros dos milicianos de los que solamente se conoce el apodo 'el Vinagre' y 'el Ojo de Perdiz'.
Al día siguiente de la detención fueron varios los empleados y vecinos de la casa de la calle del Prado número 20 los que fueron a pedir explicaciones a Manuel Iglesias, al que conocían los marqueses por ser de la misma localidad. Los testigos son claros en su declaración y explican que el abuelo del líder de Podemos les dijo que no le molestaran más, que "lo habían fusilado en la Pradera del Santo".
¿Niega estos hechos la sentencia zamorana? No, se acoge a una excusa técnica de Iglesias II: que Iglesias I, el chequista, fue condenado a 30 años por rebelión militar y no por los crímenes cometidos junto a su cuadrilla, denunciados y respaldados por testigos. ¿Y por qué no denunció Iglesias II a lagaceta.es ni a Villafranca hoy, sino, tiempo después, a Hermann Tertsch y al ABC? Pues porque no se trata de defender el honor, si honor tuviera el delito, sino para meter miedo a los críticos de Iglesias III.
El monstruo de Sorayenstein ya manda en los juzgados
Esta semana hemos asistido a un esperpento judicial que demuestra hasta qué punto el monstruo de Sorayenstein, o sea, los podemitas togados, se han convertido en un monstruo incontrolable, como el de Frankenstein. Rajoy fue obligado a declarar, de forma clarísimamente ilegítima, cuando esa misma sala admite que hasta los etarras declaren por videoconferencia.
Ilegítima fue la llamada, ilegal la colocación del testigo, que si no es togado no puede ocupar un lugar en el estrado, delictivas las declaraciones del testigo, que mintió por toda la barba, y delictuosa cuanto defectuosa la actuación de los abogados del PSOE, que facilitaron a Pedro y Pablo III el rasgado de vestiduras por los extremos a que ha llegado España. ¡Y tanto!
Pero lo peor de lo mucho malo que pasa en España es la corrupción generalizada de la Justicia. No sólo contra el PP, que lo merece por infame y traidor a sus promesas de independencia y pulcritud judicial, sino contra las libertades cívicas de todos los españoles, que estamos en manos de unos jueces que no aplican la ley sino que labran su futuro mediante sentencias.
Que un juez se atreva a decir, tras multarlo por un tecnicismo, que hay que borrar el artículo de un periodista que ha relatado unos hechos de enorme gravedad y que los Iglesias pretenden ocultar a la opinión pública, es el acabose de la Ley de venganza Histórica, es la Orden de Desmemoria para la nación española. Y sin ánimo de molestar a Su Señoría pero sí de defender el sagrado derecho cívico a saber la verdad y decirla, suscribo, de la cruz a la raya, el artículo de Santiago González y éste de Pérez Maura:
No callaremos
Malos tiempos para la libertad. Se derrumba la Venezuela de Pablo Iglesias y los suyos, mas ellos siguen empleando aquí los tribunales para actuar con un rigor inimaginable en los lugares en los que gobiernan aquellos a quienes han aleccionado las gentes de Podemos. El juzgado de Primera Instancia Nº 3 de Zamora ha condenado a mi colega y amigo Hermann Tertsch por la publicación en la Tercera de ABC el 17 de febrero de 2016 del artículo El abuelo de Pablo. Se le impone una indemnización de 12.000 euros al padre del secretario general de Podemos. La razón de ello es que en aquel artículo Tertsch afirmaba, recogiendo lo ya aparecido en otras publicaciones a las que nadie ha demandado, que Manuel Iglesias Ramírez, abuelo de Pablo Iglesias, fue condenado a muerte por la desaparición y el asesinato en noviembre de 1936 del marqués de San Fernando y su cuñado Pedro Ceballos, tras la saca perpetrada en su domicilio.
La sentencia no niega que Iglesias participara en esa saca con el Chaparro, el Hornachego, el Vinagre, el Ojo de Perdiz y el Cojo de los Molletes. Pero sí niega que él asesinara a las dos víctimas pues la investigación sobre la saca fue "archivada provisionalmente" e Iglesias fue condenado a muerte por rebelión militar. Pena, que como explicaba Tertsch en su artículo, le fue conmutada por 30 años de prisión de los que, ya se sabe lo de la dureza del franquismo, sólo cumplió cinco.
Ha sido ésta una causa verdaderamente extraña. Primero porque el padre del secretario general de Podemos presentó su demanda en los juzgados de Madrid, como es lógico por ser esta ciudad la sede de ABCy, sorprendentemente, el tribunal declaró su "incompetencia territorial" y lo despachó a Zamora, residencia del demandante al que no se le debía haber ocurrido acudir directamente al juzgado allí. Después, el día de la vista oral, el 19 de abril de 2017, se decidió celebrar la vista a puerta cerrada. La sentencia no aclara si el motivo de expulsar al público –sin que hubiera habido ningún incidente- fue por proteger el supuestamente ya mellado honor de la familia Iglesias o porque la libertad de información no es un bien protegible cuando se juzga a periodistas.
Al fin la sentencia conocida ahora condena a Tertsch a pagar la indemnización referida y los costes del proceso y "a retirar a su costa de la web y del caché el artículo referido". No entraré en lo del caché, porque en el diccionario de la Real Academia Española no hay más que dos acepciones de "caché": la cotización de un artista y la distinción o elegancia de una persona. Y como el pobre Tertsch tenga que hacerse cargo de la distinción y elegancia de la familia Iglesias le aconsejo que opte por pedir conmutar la pena por una de cárcel.
En cuanto a lo de retirar el artículo de la web, aquí ya hemos llegado a la censura más absoluta, una que supera lo que vemos en Venezuela. ABCes un diario publicado en papel. Los diarios en papel tienen una hemeroteca que sólo se censura en regímenes como el de la fenecida Unión Soviética. Esa hemeroteca de ABC, todas las páginas publicadas desde el 1 de enero de 1903, pueden ser vistas por cualquiera enhttp://hemeroteca.abc.es. Ahora el juzgado de Zamora pretende eliminar de la hemeroteca digital el artículo de Tertsch. Y supongo que después irá a la Biblioteca Nacional y también censurará allí nuestras páginas cortando esa Tercera con una cuchilla. Ni Chávez se atrevería a tanto. Llegaremos a volver a publicar portadas con el titular "Este número está visado por la censura" como la aparecida el 16 de octubre de 1935.
Ellos lo tienen claro. No pararán hasta que nos callen. Pero no callaremos.

Hágase a la idea, Señoría. Y avergüéncese el justiciable Rajoy del monstruo que ha creado y que infama la política española. Es su criatura.

LA ESPAÑONA

Por IGNACIO RUIZ-QUINTANO
ABC  Domingo, 30.07.17

«El ofendido por las expresiones vertidas es el fallecido, sin que deban considerarse ofendidos los hijos»

La Españona de Mariano es una cosa rara: se dice democrática, pero ignora sus dos elementos constitutivos (separación de poderes y representación política, incompatible con el sistema proporcional y las listas de partido), aunque incorpora dos adelantos socialdemócratas: el delito de odio (hoy descriminalizan el acto de sedición y criminalizan el sentimiento de odio) y el delito de opinión, por el que en Zamora, en defensa del honor de los Iglesias, la juez Mongil San José (¡qué justicias poéticas para Bergamín el Católico!) ha condenado al periodista Hermann Tertsch, que citó lo que en la Causa General se dice de Manuel Iglesias, abuelo del jefe del comunismo español.
–El ofendido por las expresiones vertidas es el fallecido, sin que sea posible apreciar que deben considerarse ofendidos los hijos porque implícitamente se les está llamando hijos de asesinos o hijos de fascista, toda vez que las expresiones se dirigen contra una persona determinada ya fallecida –contestó la jueza de Jerez a los hijos de Pemán, que defendían su honor ante una concejala comunista que llamó «fascista, misógino y asesino» a su padre.
En Jerez sí, pero en Zamora no. ¿Por qué? No lo sé: los jueces escriben tan mal como los periodistas, y en la motivación se habla de «Estado democrático» (?). Pero la democracia es forma de gobierno, no de Estado. «Estado democrático» se decía el soviético (y sus satélites) por razones que no caben aquí. Y, bien mirado, la Españona de Mariano se parece jurídicamente a la Urss de «La facultad de las cosas difíciles» de Yuri Dombrovski.
Yo fui a lo de Zamora por curiosidad periodística, pero Iglesias dijo que no quería público y la juez echó de la sala al público y a la prensa. Sólo trascendió que la fiscal creía que hablaban de Angela Merkel cuando el demandado hablaba de Margarita Nelken.

El silencio liberal es lógico: el que se mueve no sale en la tertulia. Mejor luchar contra Trump con citas de Dawkins y Dori Toribio.

UN OFICIO JUSTICIABLE

Por SANTIAGO GONZÁLEZ
EL MUNDO Sábado, 29.07.17


Ramón Pérez Maura ha publicado hoy una excelente columna en ABC, a propósito de la condena que un tribunal de primera instancia de Zamora ha impuesto a Hermann Tertsch del Valle Lersundi por una tribuna publicada en el diario ABC el día 17 de febrero de 2016 bajo el título 'El abuelo de Pablo'. Lean:

NO CALLAREMOS
Ramón Pérez Maura
Malos tiempos para la libertad. Se derrumba la Venezuela de Pablo Iglesias y los suyos, mas ellos siguen empleando aquí los tribunales para actuar con un rigor inimaginable en los lugares en los que gobiernan aquellos a quienes han aleccionado las gentes de Podemos. El juzgado de Primera Instancia Nº 3 de Zamora ha condenado a mi colega y amigo Hermann Tertsch por la publicación en la Tercera de ABC el 17 de febrero de 2016 del artículo "El abuelo de Pablo". Se le impone una indemnización de 12.000 euros al padre del secretario general de Podemos. La razón de ello es que en aquel artículo Tertsch afirmaba, recogiendo lo ya aparecido en otras publicaciones a las que nadie ha demandado, que Manuel Iglesias Ramírez, abuelo de Pablo Iglesias, fue condenado a muerte por  la desaparición y el asesinato en noviembre de 1936 del marqués de San Fernando y su cuñado Pedro Ceballos, tras la saca perpetrada en su domicilio.
La sentencia no niega que Iglesias participara en esa saca con "el Chaparro", "el Hornachego", "el Vinagre", "el Ojo de Perdiz" y "el Cojo de los Molletes". Pero sí niega que él asesinara a las dos víctimas pues la investigación sobre la saca fue "archivada provisionalmente" e Iglesias fue condenado a muerte por rebelión militar. Pena, que como explicaba Tertsch en su artículo, le fue conmutada por 30 años de prisión de los que, ya se sabe lo de la dureza del franquismo, sólo cumplió cinco.
Ha sido ésta una causa verdaderamente extraña. Primero porque el padre del secretario general de Podemos presentó su demanda en los juzgados de Madrid, como es lógico por ser esta ciudad la sede de ABC y, sorprendentemente, el tribunal declaró su "incompetencia territorial" y lo despachó a Zamora, residencia del demandante al que no se le debía haber ocurrido acudir directamente al juzgado allí. Después, el día de la vista oral, el 19 de abril de 2017, se decidió celebrar la vista a puerta cerrada. La sentencia no aclara si el motivo de expulsar al público -sin que hubiera habido ningún incidente- fue por proteger el supuestamente ya mellado honor de la familia Iglesias o porque la libertad de información no es un bien protegible cuando se juzga a periodistas.
Al fin la sentencia conocida ahora condena a Tertsch a pagar la indemnización referida y los costes del proceso y "a retirar a su costa de la web y del caché el artículo referido". No entraré en lo del caché, porque en el diccionario de la Real Academia Española no hay más que dos acepciones de "caché": la cotización de un artista y la distinción o elegancia de una persona. Y como el pobre Tertsch tenga que hacerse cargo de la distinción y elegancia de la familia Iglesias le aconsejo que opte por pedir conmutar la pena por una de cárcel. 
En cuanto a lo de retirar el artículo de la web, aquí ya hemos llegado a la censura más absoluta, una que supera lo que vemos en Venezuela. ABC es un diario publicado en papel. Los diarios en papel tienen una hemeroteca que sólo se censura en regímenes como el de la fenecida Unión Soviética. Esa hemeroteca de ABC, todas las páginas publicadas desde el 1 de enero de 1903, pueden ser vistas por cualquiera en http://hemeroteca.abc.es/ Ahora el juzgado de Zamora pretende eliminar de la hemeroteca digital el artículo de Tertsch. Y supongo que después irá a la Biblioteca Nacional y también censurará allí nuestras páginas cortando esa Tercera con una cuchilla. Ni Chávez se atrevería a tanto. Llegaremos a volver a publicar portadas con el titular "Este número está visado por la censura" como la aparecida el 16 de octubre de 1935.
Ellos lo tienen claro. No pararán hasta que nos callen. Pero no callaremos.

La columna de Ramón Maura ha venido a sistematizar todas las perplejidades que me han embargado ante el juicio y en la lectura de la sentencia y que había puesto Pedro Muñoz Seca en boca de Don Mendo: "Escuchéla y contemplela,/víla , señora y oíla/ pero cuánto más miréla y más escuchéla/ menos, señora, entendíla".
No se entiende el extraño criterio territorial. Si los hechos se produjeron en Madrid, donde tiene su sede el diario ABC, en el que se publicó el artículo objeto de la demanda, ¿por qué se juzga en Zamora, lugar de residencia del demandante?¿Por qué la Fiscalía pide que el juicio sea a puerta cerrada? También parece algo extraño que la sentencia haya condenado al procesado por algo que no refuta: que Manuel Iglesias sirviera de guía a los milicianos 'el Cojo de los Molletes', 'el Hornachuelo', 'el Ojo de Perdiz', 'el Vinagre' y 'el Chaparro' para identificar al marqués de San Fernando y a su cuñado, ya que ambos eran, como él mismo de Villafranca de los Barros. La sentencia niega que Manuel Iglesias fuera condenado a muerte por esa acción como se desprende del artículo objeto de la demanda, estableciendo en la página 17 que 'El abuelo de Pablo' contiene "información falsa y expresiones tendentes a desacreditar realizando afirmaciones no veraces tales como que la condena a muerte lo fue por delitos de asesinato y no por rebelión militar, tergiversando la realidad de los hechos con claro ánimo de difamar y desacreditar la memoria del padre del actor y abuelo de Pablo Iglesias."
Vayamos por partes. Resulta llamativo que sea Hermann Tertsch el demandado y no los medios que publicaron la historia antes que él, así por ejemplo, la publicación local Hoy Villafranca, que un año antes que Tertsch, el 7 de febrero de 2015, publicó una información bajo el título 'El abuelo villafranqués de Pablo Iglesias fue juzgado por hacer sacas en el Madrid republicano'. En dicho artículo se cita una publicación anterior de Lagaceta.es, en el que se sostiene lo mismo. Singularmente estos párrafos:
"en la declaración de María Ceballos Zuñiga y Solís, Marquesa viuda de San Fernando, natural de la localidad de Villafranca de los Barros igual que Manuel Iglesias, el abuelo de Pablo Iglesias estaba en la partida de milicianos que el 7 de noviembre de 1936 detuvo a su marido, Joaquín Dorado y Rodríguez de Campomanes, Marqués de San Fernando, y a su hermano, Pedro Ceballos. Ambos fueron entregados a la checa de milicias situada en la calle Serrano 43 y fusilados en la Pradera de San Isidro.
    Junto al abuelo de Pablo Iglesias estaban, según refieren varias de las declaraciones de implicados y testigos, Ángel Medel Larrea, Manuel Carreiro "el Chaparro", Jesús Yuste "el Cojo de los Molletes", Antonio Delgado "el Hornachego" y otros dos milicianos de los que solamente se conoce el apodo "el Vinagre" y "el Ojo de Perdiz".
    Al día siguiente de la detención fueron varios los empleados y vecinos de la casa de la calle del Prado número 20 los que fueron a pedir explicaciones a Manuel Iglesias, al que conocían los marqueses por ser de la misma localidad. Los testigos son claros en su declaración y explican que el abuelo del líder de Podemos les dijo que no le molestaran más, que lo "habían fusilado en la Pradera del Santo".
Si estos párrafos no contuvieran verdad debería ser explicado en la sentencia, porque si hay algo perjudicial para la memoria de Manuel Iglesias Ramírez sería su participación en estos hechos tal y como se describen aquí, no la causa por la que fue condenado. Los hechos, no la sentencia. Pondré un ejemplo de lo que quiero decir: el poeta Miguel Hernández fue condenado a muerte en marzo de 1940. La pena fue conmutada y el grandísimo poeta de Orihuela murió en la cárcel dos años más tarde. Nunca he simpatizado con los esfuerzos de sus familiares por lograr la anulación de la sentencia. Creo que esa condena es ominosa para la dictadura franquista, no para la memoria de Miguel Hernández. De análoga manera, lo que puede dañar el honor del actor, Javier Iglesias Peláez, hijo de Manuel y padre de Pablo, son esos hechos que no se niegan, no el error en la causa de la condena. Por otra parte, no se me alcanza en qué puede menoscabar el honor de un hombre que militó en una organización terrorista, el FRAP, según reconocía su propio hijo a la muerte de Santiago Carrillo: "Créanme si les digo que siendo hijo de un militante del FRAP (....) tiene su mérito admirar a Carrillo".
Hay entre mis amigos algunos ex militantes de una banda terrorista, ETA. La diferencia está en la enmienda. Algunos que militamos en el PCE, admiramos al Carrillo de la transición, al que impulsó en 1956 la Política de Reconciliación Nacional, no al de Paracuellos del Jarama. Espero que esto no me valga una demanda por intromisión en el honor de su familia.

Este está volviendo a ser un oficio arriesgado. Hay que destacar la actitud del diario ABC al recurrir la sentencia. Tertsch se vería en un problema si no contara con el respaldo de su medio. Para afrontarlo con dignidad y con toda la seguridad posible, debería instituirse un Comité de Seguridad Informativa, ante el que los periodistas en nuestros variados oficios pudiéramos presentar nuestras crónicas, entrevistas y artículos de opinión, tal como se hacía en la dictadura, entre 1938 y la Ley de Fraga que suprimió la obligatoriedad de la censura previa y aquella figura que se llamaba 'consulta voluntaria'. A mí ya me gustaría contar antes de publicar este comentario con un buen Comité de Salud Informativa, quizá una docena de jueces para la democracia, con la encomienda de 'Táchese lo que no proceda', que va estando uno muy mayor para disgustos. Mientras, seguiremos haciendo lo que sabemos. Como dice Pérez Maura 'no nos callarán'.  Quevedo hace ya cuatro siglos: "no he de callar, por más que con el dedo". La libertad de expresión es lo que tiene, que una vez que se le coge el tranquillo ya no te callan ni atiborrándote de polvorones.

NO CALLAREMOS

Por RAMÓN PÉREZ-MAURA
ABC  Sábado, 29.07.17

La libertad de información no es un bien protegible cuando se juzga a periodistas

MALOS tiempos para la libertad. Se derrumba la Venezuela de Pablo Iglesias y los suyos, mas ellos siguen empleando aquí los tribunales para actuar con un rigor inimaginable en los lugares en los que gobiernan aquellos a quienes han aleccionado las gentes de Podemos. El juzgado de Primera Instancia Nº 3 de Zamora ha condenado a mi colega y amigo Hermann Tertsch por la publicación en la Tercera de ABC el 17 de febrero de 2016 del artículo «El abuelo de Pablo». Se le impone una indemnización de 12.000 euros al padre del secretario general de Podemos. La razón de ello es que en aquel artículo Tertsch afirmaba, recogiendo lo ya aparecido en otras publicaciones a las que nadie ha demandado, que Manuel Iglesias Ramírez, abuelo de Pablo Iglesias, fue condenado a muerte por la desaparición y el asesinato en noviembre de 1936 del marqués de San Fernando y su cuñado Pedro Ceballos, tras la saca perpetrada en su domicilio.
La sentencia no niega que Iglesias participara en esa saca con «el Chaparro», «el Hornachego», «el Vinagre», «el Ojo de Perdiz» y «el Cojo de los Molletes». Pero sí niega que él asesinara a las dos víctimas pues la investigación sobre la saca fue «archivada provisionalmente» e Iglesias fue condenado a muerte por rebelión militar. Pena, que como explicaba Tertsch en su artículo, le fue conmutada por 30 años de prisión de los que, ya se sabe lo de la dureza del franquismo, sólo cumplió cinco.
Ha sido ésta una causa verdaderamente extraña. Primero porque el padre del secretario general de Podemos presentó su demanda en los juzgados de Madrid, como es lógico por ser esta ciudad la sede de ABC y, sorprendentemente, el tribunal declaró su «incompetencia territorial» y lo despachó a Zamora, residencia del demandante al que no se le debía haber ocurrido acudir directamente al juzgado allí. Después, el día de la vista oral, el 19 de abril de 2017, se decidió celebrar la vista a puerta cerrada. La sentencia no aclara si el motivo de expulsar al público –sin que hubiera habido ningún incidente- fue por proteger el supuestamente ya mellado honor de la familia Iglesias o porque la libertad de información no es un bien protegible cuando se juzga a periodistas.
Al fin la sentencia conocida ahora condena a Tertsch a pagar la indemnización referida y los costes del proceso y «a retirar a su costa de la web y del caché el artículo referido». No entraré en lo del caché, porque en el diccionario de la Real Academia Española no hay más que dos acepciones de «caché»: la cotización de un artista y la distinción o elegancia de una persona. Y como el pobre Tertsch tenga que hacerse cargo de la distinción y elegancia de la familia Iglesias le aconsejo que opte por pedir conmutar la pena por una de cárcel.
En cuanto a lo de retirar el artículo de la web, aquí ya hemos llegado a la censura más absoluta, una que supera lo que vemos en Venezuela. ABC es un diario publicado en papel. Los diarios en papel tienen una hemeroteca que sólo se censura en regímenes como el de la fenecida Unión Soviética. Esa hemeroteca de ABC, todas las páginas publicadas desde el 1 de enero de 1903, pueden ser vistas por cualquiera en http://hemeroteca.abc.es/ Ahora el juzgado de Zamora pretende eliminar de la hemeroteca digital el artículo de Tertsch. Y supongo que después irá a la Biblioteca Nacional y también censurará allí nuestras páginas cortando esa Tercera con una cuchilla. Ni Chávez se atrevería a tanto. Llegaremos a volver a publicar portadas con el titular «Este número está visado por la censura» como la aparecida el 16 de octubre de 1935.

Ellos lo tienen claro. No pararán hasta que nos callen. Pero no callaremos.

martes, 9 de mayo de 2017

LA GRAN OCASIÓN FRANCESA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  05.05.07

Muy grande será la sorpresa si al final del mismo no es Nicolás Sarkozy, el nada conservador candidato de la derecha, el nuevo Presidente de la República Francesa. Francia puede estar a punto de poner fin a una V República que ha sido incapaz de adecuarse a las demandas del nuevo mundo, atenazada como ha estado por mitos políticos y supersticiones culturales, tiranías sindicales y gremiales y una ya crónica fatalidad en la elección de sus jefes de Estado. Solo el socialista François Mitterrand logró generar en su día tantas expectativas de cambio genuino y profundo en las anquilosadas estructuras de la administración y en una sociedad paralizada por el victimismo y la autocompasión, la falta de iniciativa, la dejación de responsabilidades y la falta de incentivos.

La andadura de Mitterrand
Más de veinticinco años después de aquella andadura mitterrandista que concluiría en un corrupto lodazal, existen indicios claros de que una mayoría de los franceses cree llegada la hora de abrir un nuevo capítulo de cambio radical y acabar con los lastres y prejuicios que desde hace cuatro décadas impiden el debate real y veraz sobre los problemas ciertos de la sociedad. Sarkozy ha llamado a romper esta mordaza que es la hegemonía cultural izquierdista que desde 1968 es en la práctica dogma de Estado y que el oportunismo equilibrista del presidente saliente Jacques Chirac jamás pudo o quiso poner en cuestión.
Su rival, Ségolène Royal, socialista más bien tradicional, quemó el miércoles sus últimos cartuchos en un debate televisivo que nadie parece creer que pueda haberla beneficiado. Su rival volvió a dejar en evidencia que más allá del «charme» que la llevó a ganar las primarias socialistas y a despertar grandes entusiasmos iniciales, la candidata no solo tiene inmensos huecos en su conocimiento general del funcionamiento de la administración y la economía sino también considerables problemas de carácter. No por casualidad no son sólo sus partidarios los que ven similitudes entre ella y el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. Con las mismas formas del «buenismo autoritario» del que hace gala el socialista español, Royal asegura que todos los franceses sufrientes o con problemas serán felices bajo su mandato pero no tolera que se le pidan explicaciones sobre la forma de hacerlo y financiarlo. Su forma de descalificar e interrumpir al adversario que osa cuestionar sus propósitos o métodos, suele surtir efecto en los mítines. Pero le resultó claramente perjudicial en el debate televisado, según todos los analistas. Los sondeos posteriores revelaban unánimes un aumento de la ventaja de Sarkozy. Y comprobada la agresividad de que han hecho gala los adversarios de Sarko en general, de existir voto oculto éste muy previsiblemente sería suyo.

Mayo del 68
En su último mitin en Montpellier, Sarkozy declaró la guerra al legado de Mayo de 1968, que con sus dogmas del antiautoritarismo y el igualitarismo reduccionista, es el origen de la catástrofe educativa en especial y causa de muchos de los graves problemas que aquejan a la sociedad francesa y europea en general. «Nos quedan dos días para liquidar la herencia del 68. Dos días para renunciar a la renuncia. Dos días para que todo sea posible».
Son las de mañana unas elecciones fascinantes cuyo resultado, sea cual sea pero muy especialmente si se cumplen las expectativas, provocará olas expansivas mucho más allá de las fronteras de nuestro vecino. En Francia se enfrentan dos candidatos y dos políticas clara y rotundamente diferenciadas y enfrentadas con una izquierda galopante sobre el sentimentalismo caritativo y el conservadurismo de la corrección política de los esquemas político-culturales de los pasados cuarenta años y una derecha que intenta liberar nuevas fuerzas por medio de la liquidación del paternalismo del Estado y por el fortalecimiento de la autoestima individual por la incentivación del mérito y el esfuerzo pero también por el fortalecimiento de la seguridad ciudadana y la reactivación de los valores de la sociedad abierta occidental frente a movimientos culturales o religiosos hostiles a los mismos. Estos últimos objetivos han determinado en gran parte la movilización tan vehemente y agresiva en contra de Sarkozy por sectores muy diversos de la sociedad.

La incógnita: Bayrou
Queda como gran incógnita si la hostilidad demostrada por el candidato centrista Bayrou hacia Sarkozy le va a perjudicar a éste o no. Los diputados del UDF de Bayrou en su inmensa mayoría ya han anunciado que votarán al líder de la derecha y no parece muy probable que tal como se ha desarrollado la campaña en estas dos semanas, Ségolène Royal se haya podido hacer con la mayoría de estos siete millones de votos. Tampoco es nada probable que ese llamamiento de Sarkozy a la liquidación de la herencia de Mayo de 1968 deje indiferentes a los votantes de Le Pen pese a que el líder ultraderechista llamara a la abstención.

Lo que ha quedado una vez más claro es lo poco consciente que es aún la sociedad francesa de la importancia de las relaciones internacionales y del resto del mundo para su propia suerte. Esto por supuesto se ha reflejado en el discurso de ambos candidatos que apenas han hablado de política internacional. En el debate televisivo del miércoles, visto por más de 21 millones de franceses, apenas se dedicaron a las relaciones internacionales veinte minutos de las dos horas y media. El desinterés no puede ni debe ser recíproco. Europa no se podía permitir el lujo de una Francia que permaneciera en el letargo al que fue condenada por aquella desgraciada obstinación de Chirac de no dimitir tras el referéndum sobre la Constitución Europea. Un nuevo eje Berlín-Paris con Merkel y Sarkozy quizás puedan desbrozar el camino hacia un acuerdo que lleve al relanzamiento de una constitución europea eficaz y cada vez más libre de lastres del pensamiento mágico.