lunes, 18 de agosto de 2014

¡VIVA LA NORMALIDAD, MINISTRO!

Por HERMANN TERTSCH
ABC 18.08.09


FUERON muchos los españoles que en su día respiraron aliviados cuando abandonó la escena política el anterior ministro de Justicia socialista, Mariano Fernández Bermejo, un personaje de vocabulario bolchevique, marcado por una niñez con tantos yugos y flechas como la propia vice Maritere. Al pobre don Mariano muchos no podíamos evitar asociarlo de inmediato a un mondadientes muy mordido y a una gran escupidera a los pies de una barra americana. Por contraste, su sustituto Francisco Caamaño, se antoja un hombre hasta delicado. Después de lo visto y oído a su antecesor, cualquiera podía pasar hasta por elegante con sólo guardar las mínimas formas y reglas de urbanidad. No es que sea el «Beau Brummel» ni probablemente siquiera un ministro homologable a otros que hemos tenido en épocas más honrosas. Y es cierto que elevar un poquitín el nivel medio de compostura de los consejos de ministros del Gran Timonel tiene tanto mérito como parecer educado en una comida con los generales de la Junta de Birmania. Respecto a los rumores de que también él pertenece a la masonería, lo cierto es que a mí me trae al pairo. Conozco a masones decentes y a curas filibusteros. Como habría quién hace cuarenta años fue a Woodstock, ciego de amor a la paz, sexo, rock y LSD y acabó en Suráfrica de mercenario matando negros. Nada contra la masonería, aunque me parezca la iglesia más petulante de todas con sus liturgias laicas. Sólo superada por las cursilerías de los bautizos y las comuniones laicas, última conquista de la intelectualidad izquierdista. Cierto, de la masonería me molesta su fobia a la Iglesia Católica que, con bastante mayor éxito, ostenta desde hace 2.000 años no un monopolio, pero si un apoyo fiel y entregado, que no han logrado destruir en tan larga historia ni los tsunamis de sangre de unos enemigos mucho peores que los clubes -secretos o discretos- de los mandiles.

Después de hablar tan bien de nuestro ministro de Justicia y como yo no me dedico a escribir hagiografías de políticos que no lleven décadas bajo tierra, sospechan bien quienes esperan que ahora dé rienda suelta a mi decepción. Es limitada, por supuesto, porque doy por hecho que, a las alturas en que aceptó el cargo Caamaño, ningún español con capacidad, posibilidades, criterio y dignidad excepcionales aceptaría ya un puesto en la mesa birmana. Decepción, porque don Francisco ha demostrado que, sin el lenguaje soez de su antecesor, miente con la misma soltura. Con más cordialidad pero la misma desvergüenza. Según Caamaño, el Estatuto de Cataluña «lleva aplicándose dos años y pico largos y no ha pasado nada excepcional». «Ni se ha roto la unidad de mercado, ni los catalanes tienen derechos distintos de los que tenemos el resto de los españoles. Es decir, se ha vivido y seguiremos viviendo con absoluta normalidad». Yo le recomendaría al ministro que dosificara su celo en acumular tanta mentira en tan pocas frases. Es inútil si lo que pretende es hacer méritos y llegar al fin de la legislatura con tanto insulto a la verdad y a la inteligencia de los ciudadanos como sus jefes tienen acumuladas en las hemerotecas. Le llevan una intensa legislatura de ventaja. Respecto a la igualdad de derechos entre españoles o la unidad de mercado, no me rebajo a responderle. Nos toma por gilipollas. Pero respecto a la «normalidad absoluta en la que vivimos y viviremos» -salvo que se refiera a los ministros- le diré que grave es que la catástrofe española le parezca normal -a Moratinos le parece normal la venezolana y quizás la birmana-. Pero temo que pronto hasta al ministro la normalidad española le va a parecer excesiva. Y quizás peligrosa.

BENDITA CRISPACIÓN

Por HERMANN TERTSCH
ABC 13.08.09


¿CUÁL es la noticia capital del día? ¿Qué nueva nos traen la prensa, las radios y televisiones, los confidenciales de Internet, que influya nuestro inmediato devenir? Esta pregunta es hoy ociosa en nuestro país. Puede resumirse en la mucho más tediosa pregunta de ¿quién ha hablado hoy? La respuesta suele ser la misma con todas las variaciones posibles. «Habló Rajoy! ¡Ay, otra vez Pepiño! ¡Pajín de nuevo! ¡Fraga opina! ¡Madina, Mr. Secta en ascendencia! ¡Soraya! Mensajes exigentes para el lector inteligente. Hubo una época en la que muchos profesionales nos quejábamos en nuestros propios medios -cuando todavía quejarse u objetar no era heroísmo- sobre la omnipresencia de declaraciones de políticos que roban tiempo y espacio a la información real. Hoy abren las portadas de los periódicos titulares que son reflexiones inanes, insultos o lemas de combate de políticos cuyos prestigio y credibilidad nunca fueron inferiores en la historia de nuestra democracia. Personajes que ningún empresario o autónomo en su sano juicio jamás contratarían ni de forma efímera para una urgencia, cuentan a diario con todas las tribunas mediáticas y en ellas sentencian, descalifican, anuncian, prometen, valoran y arengan. Estos últimos días hemos visto -seguro que algunos hinchas del moderantismo con mucha alarma-, que el tono se ha «crispado», como dicen. La crispación, nos dicen el Gobierno y la Secta es peor que los cinco millones de parados que tendremos después del otoño negro. Más que la lenta pero segura destrucción de nuestro tejido industrial. Es más nociva que la constante violación de las reglas del estado de Derecho por parte del Gobierno. Es más perversa que la dinamización gradual de nuestra constitución por medio de las leyes estatutarias con la colaboración vergonzosa del Tribunal Constitucional. Es más dañina que el hundimiento de nuestro prestigio y respeto en el exterior -en el no bolivariano-. Es más grave, finalmente, que la permanente infantilización del mensaje político. Que la instauración de un régimen de súbditos dependientes, adultos y menores subvencionados, aterrados ante las represalias por cualquier transgresión del pensamiento único. Lo necesario, nos cuentan, es la armonía. Lo importante y razonable, es que, mientras el Gobierno, su fiscalía antioposición y sus medios acólitos andan a la caza de miembros de la oposición para exhibirlos como trofeos en televisión, el jefe de la oposición acepte viajar en el mismo avión que el presidente a las exequias de unos policías asesinados. Integrado en su séquito. Ahora Rajoy dice que ha vuelto a enfadarse. Lo malo es que a este hombre los enfados se le pasan pronto. Resultado: la ventaja del PP sobre el PSOE está dentro del margen de error estadístico. Mientras Cameron le lleva dieciocho puntos de ventaja a Brown. Merkel diecisiete al SPD y Sarkozy ya ha dejado a los socialistas como partido residual. Y es que parece que Rajoy no sabe aún hoy con quién se las juega. Convendría que se enfadara un poco más y que le durara mucho. La crispación responde a la sana indignación que tanto hace falta en este país para que los desafueros no se perpetúen.

DE LA INDOLENCIA A LA COMPLICIDAD

Por HERMANN TERTSCH
ABC 06.08.09


NO tengo ni la menor idea si el presidente Rodríguez Zapatero va a felicitar -o ha felicitado ya- en nombre de todos los españoles al señor Ahmadineyad por su muy peculiar reelección como presidente de Irán. Sí tengo ya la certeza de que ni Gordon Brown, ni Nicolas Sarkozy ni Angela Merkel lo han hecho ni lo van a hacer. Todos ellos han anunciado que se niegan a mostrar la más mínima satisfacción por la estafa electoral que supuso esta reelección. También han condenado, como Barack Obama, al que costó un poco más hacerlo, la brutalidad del régimen de terror que definitivamente se ha impuesto en esta crisis. En ella se han solapado las ansias de libertad de la juventud, con el 60 por ciento de la población menor a los 30 años, la rabia por los engaños, los fraudes y la corrupción, la crisis económica y el empobrecimiento. Pero ante todo el hecho de que por primera vez desde la implantación del régimen islámico se ha roto el pacto de intereses entre los diversos grupos que forman la cúpula del régimen iraní.

Mientras en toda Europa ha habido manifestaciones en solidaridad con la juventud y la oposición en un régimen como Irán, aquí hemos estado más callados que Zerolo cuando el régimen de Teherán monta sus grandes espectáculos ahorcando de grúas industriales a sus homosexuales. Si el caso de Neda, la primera joven muerta en los disturbios después de las elecciones conmovió al mundo, aquí todo esto parece lamentarse muy en silencio. Ni un reproche de La Moncloa a Ahmadineyad ni al régimen teocrático islamista -con lo mal que se lleva con la religión de la mayoría de los españoles-. No hemos sabido de ninguna manifestación en contra de la actuación de las tropas de la policía y los milicianos basyris. Si Neda murió de un disparo en la calle, hoy sabemos del caso de Tanareh Mousavi que, detenida con otros estudiantes, fue torturada y violada por grupos enteros de los policías religiosos, después llevada en coma a un hospital con la vagina y el ano totalmente destrozados, además de cortes y golpes y lesiones internas. Dos horas después los milicianos regresaron al hospital y se la llevaron con destino desconocido. Dos días más tarde, su cadáver aparecía calcinado en la cuneta de una carretera. Parece que nuestra tropa de la Zeja pero también todas las feministas que en la misma se encuadran aplican ya a los regímenes islámicos de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero unos baremos más piadosos. Lo deben llamar complicidad con las diversas sensibilidades. Eso respecto a Irán.

Porque España se ha convertido además bajo Zapatero en un poder intervencionista a favor de todos los proyectos dictatoriales en Latinoamérica y en un Gobierno chivato que en vez de proteger a la disidencia en todas las dictaduras, del signo que sean, ignora y traiciona a los perseguidos. Y da certificados de corrección diplomática a los principales responsables de esta deriva totalitaria como acaba de hacer el ministro Moratinos en Venezuela. Todos callados ante las tropelías de que es objeto nuestra sociedad. Casi me parece peor ese silencio indolente y cómplice ante los monstruosos abusos de los amigos políticos de nuestro presidente.

LA JUERGA DE MARITERE

Por HERMANN TERTSCH
ABC 05.08.09


EN agosto toda España está en fiestas, aunque solo sea por cuestión de fechas y santuario. No hay otros motivos. De jovencitos, un grupo aguerrido de amigos comenzábamos en junio una particular e impía ruta -nada jacobea- en las fiestas de San Juan en Eibar. Concluíamos en San Antolín en Lequeitio en septiembre, todos hechos unos zorros. Pero el mes intenso del peregrinaje era agosto, en el que -noche y día- reíamos, bebíamos, cantábamos y nos creíamos indestructibles. Con dos horas de sueño nos recuperábamos del kalimotxo más terrorífico y del garrafón más tóxico. No les cuento esto con nostalgia. Huyo de las fiestas populares desde hace décadas. Pero he encontrado una juerga sustitutiva en agosto que no afecta a las transaminasas y se puede celebrar en una tumbona a la rica sombra. Es la inmersión total en la habitual juerga de agosto que se corre nuestra vicepresidenta por tierras lejanas. Lo leo todo al respecto. Lo que dice y lo que calla, lo que regaña y aplaude, las tontadas y las maldades, los vestidos que lleva desde aquí y los disfraces que se pone allí. Nuestra sorgina yeyé celebra su propia Fiesta de Maritere. Escribo desde cerca de Zugarramurdi. Influido por ello, creo que MTFV tiene poderes especiales, misteriosos. Fíjense, desde Brasil, tierra de santería, nos anunció que el fiscal anticorrupción recurriría la sentencia absolutoria del presidente Camps antes de que el fiscal lo dijera o incluso supiera. Da mucho consejo por allí y nos pone como ejemplo, otra maldad de la neocolonialista benévola. Y riñe a Lula. Éste se reiría mucho con ella. Lo dicho, una juerga de agosto.

HUGO, FOUCHÉ, CURRO Y EL TIMONEL

Por HERMANN TERTSCH
ABC 04.08.09


YA sé que nos tienen advertido desde las más altas instancias que criticar al Ejecutivo es de antipatriotas y criticar su gestión en relación con el terrorismo, la una o la contraria, es traición. Pero qué se le va a hacer, señores, es cuestión de carácter. Antes de que -considerando la proliferación de traidores- nuestro ejecutivo considere necesario pergeñar unas leyes similares a las de Hugo Chávez, me voy a atrever a hacer algunas consideraciones poco amables.

Nunca se sabe cuando será tarde. El caudillo venezolano ya ha cerrado decenas de emisoras de radio críticas antes incluso de aprobar su proyecto de ley de prensa bolchevique. Nuestro ínclito Moratinos ha declarado que la libertad de expresión en Venezuela está asegurada. Lo ha dicho cuando ya se había hecho público el texto de unas leyes que Breznev no se habría atrevido a firmar después de la Cumbre de Helsinki en 1975.

Así las cosas y ahora que al Gobierno socialista se le han agotado las detenciones semanales y oportunas de unos individuos que siempre son oficialmente los máximos dirigentes de ETA, puede que en septiembre empiecen con los periodistas. El jefe de prensa del ministro Corbacho ya nos ha sugerido por dónde pueden ir las cosas. A los periodistas áulicos, a los que jalearon la tregua y aseguraron que ETA ya no podría matar después de las negociaciones, a los que decían -y dicen aún desde RadioEuskadi2, querido lendakari López- que la muerte de los dos guardias civiles es el mejor argumento para reanudar las negociaciones, a esos se les evitará el paro con ayudas a las maltrechas editoras amigas. Para los demás ya veremos lo que inventan, además de amenazas. Para el ministro Fouché las cosas se ponen duras. No puede ya presumir de desarticular la cúpula de ETA cada vez que su Gobierno se mete en un lío o las cifras económicas nos revelan la pobreza rampante y la angustia en que nos ha sumido la política del Gran Timonel. Estas maniobras han sido inmensamente eficaces durante los últimos cinco años, pero definitivamente las mañas del ministro del Interior no son ya suficientes ante las dimensiones del desastre que ya ha comenzado y se intuye se agravará en otoño. Y ya ni siquiera consigue que sus eternas reuniones con la prensa amiga lleven a buen fin las operaciones valencianas y madrileñas de liquidación de la oposición.

Están mayores Alfredo Fouché y Curro el de los viajes, sin duda trabajadores, probablemente los únicos que se leen los papeles en el Gobierno de un presidente que dice ver con asiduidad los programas del corazón de sobremesa. Pero el ocio familiar sencillo de nuestro pequeño gran hombre ya no le relaja. Está indignado porque la terca realidad no le hace caso. Por eso se lleva a un centenar de funambulistas e ilusionistas a sus vacaciones en La Maretta. Seguro que en la corte habrá echadores de cartas, prestidigitadores, comedores de fuego y tragadores, sobre todo tragadores. Con el coste de una función, se podrían haber instalado cámaras de vigilancia e inhibidores de frecuencia en el cuartel de Burgos. Como ya les decía, lo mío y lo de los críticos traidores es cuestión de carácter. Pero está claro que de momento los españoles siguen tolerando las prioridades de su Gran Líder.

LAS FLUCTUANTES «LÍNEAS ROJAS»

Por HERMANN TERTSCH
ABC 30.07.09


HABLÁBAMOS ayer de armas y de la conveniencia, de la absoluta necesidad, de que éstas se hallen en las manos adecuadas. La madrugada de ayer, ETA nos ha hecho una nueva demostración de lo que sucede cuando los ingenios para matar y destruir no están en manos de las fuerzas encargadas en defender las sociedades libres, sino en las de asesinos y militantes de ideas totalitarias. Las armas son buenas cuando las tiene la Guardia Civil -si además ellos y la Policía tienen presupuesto para gasolina para patrullar, mejor que mejor- y malas cuando las tienen los txikos de Txeroki. Las armas son un bien común en poder de la OTAN y lo contrario en manos de Bin Laden o los talibán. Pero volvamos a nuestra pesadilla particular. Al parecer nuestras autoridades están especialmente enfadadas con ETA porque esta vez no ha avisado de la colocación de la bomba en Burgos. Dicen que es prueba unívoca de que ETA quería provocar una matanza. Que no se ha producido por un milagro o, como dirán otros, por una concatenación o coincidencia de factores favorables. Porque parece absolutamente inverosímil que, a la vista del estado en que quedó el edificio en el que dormían muchas decenas de personas, no hayamos tenido que lamentar más que heridos leves. No hace mucho -aunque algunos tengan la memoria cada vez más corta- se nos hablaba de los avisos de ETA, previos a los atentados, como una prueba de que en el fondo, nuestros jatorrillas del hacha y la serpiente también tenían su corazoncito y había «líneas rojas» que ni los etarras querían traspasar. Eso no ha sido siempre así en los atentados urbanos de ETA. Pero en todo caso nunca ha sido en los ataques a los cuarteles de la Guardia Civil. Por eso convendría que tuviéramos más cuidado en hablar de líneas rojas. Sobre todo porque no se ven y se mueven sin aviso. La tropa de listos en el Gobierno y en los círculos más íntimos de sus amistades mediáticas llevan ya desde el final de la tregua intentando vendernos la milonga de que ETA está en una situación desesperada precisamente por la sucesión de los hechos, por la habilidad de Zapatero en haber entablado con los terroristas unas negociaciones políticas. Y que los éxitos policiales habidos últimamente se deben precisamente a que se dio en su día aquella camaradería de txoko de izquierdas en Elgoibar, en Loyola y en medio mundo. El buhonero de medias verdades y mentiras absolutas que es nuestro presidente nos quiere vender continuidad y coherencia entre aquello y esto. Los problemas existenciales de los presos los presenta la prensa amiga como pruebas del éxito de la estrategia del Gran Timonel. Craso error. Los etarras que están fuera interpretan esta simulación de continuidad como una señal de la posible reversibilidad de la política. Y consideran que para forzarla han de aumentar la dosis de su voluntad de matar.

LAS ARMAS Y LA PAZ

Por HERMANN TERTSCH
ABC 29.07.09


No sé yo si con la maña que le va quedando a nuestro ministro de Asuntos Exteriores, va a conseguir éste esos grandes contratos para la industria española que, según Aló Zapatero -95% de la televisión en España- generarán miles de puestos de trabajo para los españoles. Se fue a Venezuela acompañado por representantes de empresas que buscan mercados aunque sea en el infierno. Éstos le sirven de coartada al ministro en este vergonzoso viaje. Así el Gobierno les debe un favor. Eso nunca es malo cuando la gran empresa se sabe tan vulnerable a los caprichos del poder. Quieren hacer negocios en una jungla sin ley como Venezuela. Puede que hayan llegado a la conclusión de que no van a encontrar menos seguridad jurídica que en casa. Allá ellos.

Pero hay un capítulo especial. Es el negocio de la venta de armas. También genera puestos de trabajo. No seré yo el que reproche a Zapatero que bajo su mandato la exportación de armas haya alcanzado un nivel sin precedentes. Uno de los pocos insultos que aun no he recibido es el de pacifista, esa figura que siempre exige se desarmen las democracias para dejarlas inermes ante los matones de la historia. Las armas no son ni buenas ni malas. Depende siempre de quien las tenga. Los muy pacifistas suecos se han enfadado, dicen, porque armas modernas que vendieron a Venezuela han aparecido en manos de los terroristas de las FARC. Nuestro Gobierno, repleto de «fans» de un asesino como el Ché y de simpatizantes de un movimiento totalitario como el «bolivariano» puede caer en la tentación de seguir armando a quien arma terroristas y amenaza con invadir a sus vecinos. Alguien debería disuadirle.

DE LAS ALEGRÍAS A DESTIEMPO

Por HERMANN TERTSCH
ABC 28.07.09


ESTA mañana, se lo confieso, he estado a punto de llorar como un niño, de pura emoción y alegría, al enterarme de que Francisco Franco Bahamonde ya no es alcalde de Amposta. La ciudad tarraconense le ha quitado -eso es coraje- el cargo de regidor perpetuo y la medalla de oro. En aras de la reconciliación, no exigen a Franco que devuelva la medalla personalmente. Mientras, en Barcelona, otra tropilla de seres sensibles ha pintarrajeado las paredes de numerosas iglesias, con evocaciones de la Semana Trágica de hace un siglo y comentarios poco amables sobre la religión -sobre la católica, por supuesto-. «La única iglesia que ilumina es la que arde» o «La iglesia apesta aunque no arda» -podían haber añadido un «todavía»- son algunas de esas frases estelares del pensamiento aparecidas en paredes de edificios religiosos. La autoría puede intuirse en esa inmensa camada de jóvenes antisistema que ha mamado su fanatismo de las amables y generosas ubres del Ayuntamiento de Barcelona y del tripartito. El fenómeno no es exclusivamente catalán, aunque el socialismo nacionalista y el nacionalsocialismo en aquella región son vanguardia en entusiasmos tan añejos. También en iglesias de Madrid -entre otras, en el Cachito de Cielo en el barrio de Chueca, que reparte cientos de comidas diarias a personas y familias sin ningún recurso- han aparecido carteles insultantes y amenazadores. Impresos con gran calidad y en multicolor. Es decir, insultos caros. También en este caso se puede intuir que el dinero procede de alguna otra ubre oficial que subvenciona a organizaciones de hinchas de Bibiana Aído. El día que arda realmente de nuevo una iglesia en España, nuestros socialistas antisistema dirán que no se trataba de eso. Y los socialistas demócratas quizá sientan vergüenza por haber tolerado que su partido haya incubado estos huevos de serpiente. Aunque puede ser que antes arda alguna sede empresarial, dado ese giro tan moderno que da ahora la retórica gubernamental. Se resume en una pintada en Barcelona, «Ni iglesia ni capital». Un Gobierno que ha destruido dos millones de puestos de trabajo y en el que apenas algún miembro ha pasado jamás por el mercado laboral ha decidido que los culpables de la catastrófica situación son los empresarios. Los explotadores. Este mensaje tan sofisticado, propio del alcalde de Marinaleda, cala en el escenario de pobreza que se nos avecina. A perfeccionarlo ha debido viajar ahora nuestro héroe Moratinos a Venezuela. Allí, y en Nicaragua, en Bolivia, en Ecuador -Honduras resiste-, tiene éxito el modelo que pronto, cuando se haya consumado en nuestro país la destrucción de la clase media, podría tener aquí su primera cabeza de playa europea. Por eso quienes se alegran en la oposición por el hecho de que el CIS también le otorgue una ventaja electoral se alegran a destiempo. Porque no hay elecciones. Y porque el daño infligido a España en estos años, sin precedentes en tiempos de paz en ningún país desarrollado, tardará en el mejor de los casos una generación en subsanarse.

MALAS NOTICIAS PARA LOS CACICATOS

Por HERMANN TERTSCH
ABC 23.07.09


LA agencia internacional de calificación crediticia Moody's ha anunciado que va a rebajar la valoración de todas las comunidades autónomas españolas, incluidas aquellas que pretenden no serlo. Las regiones autónomas que llevan años agitando, con violencia o sin ella, las pretensiones independentistas están financieramente tan acogotadas o más que las que se conforman, sin alardes identitarios, en gastar cómodamente el dinero que recauda el Estado. Lenta pero inexorablemente se va imponiendo en los observatorios y gabinetes de análisis del exterior la certeza de que la fragmentación progresiva del Estado español, la administrativa, la judicial, la policial, la del mercado y la legislativa, se han convertido en una losa que hará extremadamente difícil, si no imposible, que España se recupere económicamente en un futuro previsible. Los que aún hablaban hace unos meses del año 2010 como fecha previsible de recuperación son ya literalmente un hazmerreír. Los que hablan de un lustro de travesía por un desierto en el que vaguemos con más de cinco millones de parados no son los más pesimistas. Pero el desastre al que nos aboca este «auténtico Estado de las autonomías» que el Gran Timonel cree haber instaurado ahora con este sistema de financiación autonómica no sólo se refleja por supuesto en la degradación del crédito de España. Sino también en el de todas y cada una de sus 17 partes. La decisión de Moody's es, que yo sepa, la primera reacción internacional al gran plan de financiación autonómica, del que sólo sabemos lo que se llevan los campeones del chantaje o los favorecidos por las conveniencias particulares de Zapatero. Hasta la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra, con sus especiales privilegios, por completo inexplicables en el exterior, se las van a ver y desear para conseguir créditos no ya para modernizar sus infraestructuras y reformar sus economías, sino para pagar a sus funcionarios y mantener sus gastos corrientes en general. Son inexplicables fuera porque en ninguna democracia moderna se pueden entender los cambalaches que se han hecho en nuestro país so pretexto de supuestos derechos históricos, fueros medievales o deudas históricas.

En otras comunidades, convertidas en cacicatos por la falta de alternancia en el poder y la lógica socialista de gastar el dinero llegado de Madrid y Bruselas casi exclusivamente en comprar fidelidades, es decir en sueldos e instituciones y organizaciones que justificaran éstos, la situación es probablemente más tramática aun. Porque a los gastos corrientes para financiar a los leales a la taifa hay que añadir los problemas sociales que lejos de haberse paliado durante los años de crecimiento, se han disparado. Las sociedades en las que el ritmo de crecimiento del funcionariado es parejo a la destrucción de empleo entre los autónomos y el cierre de empresas no son precisamente atractivas para invertir. Menos aun cuando la descomposición social, el fracaso escolar, el absentismo y la ridícula productividad hacen prever un deterioro de las condiciones en un futuro que ya está aquí. Así las cosas aquí está el aviso. Si España no logra revertir muchos de los disparates cometidos en décadas pero agravados bajo esta tropa gobernante, que pierdan toda esperanza los cacicatos de salvarse por su cuenta. Tienen tan poco crédito como el país de las maravillas de nuestra Alicia de León.

EN SU DERECHO

Por HERMANN TERTSCH
ABC 22.07.09


UN joven afgano ha matado a su antigua novia a cuchilladas en Múnich porque sospechaba que ella había entablado una nueva relación. Hasta ahí nada nuevo. Eso que aquí ahora se llama «violencia de género» ha existido siempre y se produce en todos los países del mundo. Y está claro que la «cosificación» de la mujer es aún piedra angular de ciertas culturas y religiones. El asesino de Múnich ha reconocido el crimen pero dice hallarse en su derecho. Porque lo dice el Corán. Ante el juez ha apelado a la libertad religiosa.

Veo paralelismos entre este caso y los casos de brutalidad extrema en esa «cosificación» entre los jóvenes, incluso entre los niños, en sociedades crecientemente desestructuradas como la nuestra. No hay más que recordar lo sucedido esta semana en dos localidades andaluzas, Baena e Isla Cristina. Menores para los que la televisión y los juegos violentos de consola han adoptado el papel de la madre y la función del padre ha sido asumida por la calle, desprecian la socialización y el respeto al prójimo. Cuando el fracaso escolar alcanza a más de un tercio de los menores en la educación obligatoria como en España, el doble de la media europea, y en la Andalucía socialista es nada menos que del 40 por ciento, no debiera sorprender a nadie la existencia de un inmenso ejército de adolescentes embrutecidos. Los sistemáticos llamamientos desde la política y los medios a despreciar los valores tradicionales han sido entendidos literalmente. Como el afgano y por muy diferentes motivos, esta camada encanallada se considera en su derecho.

GANAS DE CORRER

Por HERMANN TERTSCH
ABC 09.07.09


NUESTRA máxima preocupación estos días, después de que algunos aviesos investigadores lograran determinar, por orden del juez Baltasar Garzón, que Francisco Franco, Millán Astray y el general Yagüe habían muerto, es que nuestras mermadas fuerzas del aparato judicial han decidido que ellos no se van a dedicar a sacar a siete cadáveres de la guerra civil que están sepultados en el Valle de los Caídos. Estamos aviados. Hay en Cuelgamuros, se lo contaba el otro día en mi presencia al magnífico historiador Michael Bulreigh, uno de los conservadores de la basílica, unos 37.000 cadáveres enterrados en diferentes nichos. Unos 20.000 de la parte vencedora o llamada nacional y otros 17.000 de la republicana. A este ritmo de frenética actitud por encontrar e identificar cadáveres de hace setenta años, supongo, así, a ojo de buen cubero, que tardaríamos siete generaciones en determinar las identidades de los muertos que reposan en el Valle de los Caídos. Garzón, aunque quiera cumplir los años de Francisco Ayala, estaría ya compartiendo la suerte de todos aquellos que se fueron entonces, antes y después. Habría quien fuera a ponerle flores al cementerio civil de Madrid o de su pueblo natal de Jaén. Pero serían familiares. Aunque a él se le antojen auténticos cortejos públicos. Mientras, nuestra Policía y nuestra administración de Justicia, peor pagadas que un fontanero albanés un poco espabilado, estarían dedicadas plenamente a identificar los huesecitos de nuestros antepasados muertos. Y tendrían los investigadores que hacerles un análisis de ADN exhaustivo para saber sí eran huesos del bando bueno o del bando malo, porque en el caso de que fueran del segundo, los meterían en unos cubos y los dejarían secarse aun más de lo que ya están en alguna estantería de un almacén municipal. Es la justicia histórica de algunos de los revanchistas de este país. O la conjura de todas las mamarrachadas, que habría dicho algún anglosajón con buen criterio. Mientras, al juez especialista en huesecitos con historia se le escapan unos señores muy vivos que hacen grandes negocios intoxicando a la gente. Y a la Policía de Sevilla se le evaporan unos kilos de cocaína estupendos que quizás hayan comercializado amigos de los evadidos por despiste judicial. Mientras, los huesecitos de una niña muerta en Sevilla hace sólo seis meses siguen sin aparecer y los autores materiales de su muerte podrían estar en la calle, coqueteando con nuestras hijas, dentro de muy poco tiempo. Desde luego todavía jóvenes, chulitos y crecidos. Los padres de la niña sevillana no entienden ya nada pese a haber sido ejemplo de sentido común y templanza. Pero nuestro problema fundamental radica en saber si siete de los 37.000 cadáveres que hay en el Valle de los Caídos o tres osamentas de las decenas de miles de víctimas «paseadas» por uno u otro bando de este país cainita, son buenos o malos. Dan ganas de salir corriendo.

DECENCIA, PLEASE

Por HERMANN TERTSCH
ABC 08.07.09


Llevo unos días esperando a que nuestro presidente del Gobierno le indique a nuestro ministro de Asuntos Exteriores que sería conveniente llamar al embajador español en China a consultas. Como al de Tegucigalpa. Nos hemos enfadado mucho con unas instituciones hondureñas que, de forma muy desagradable y condenable, han derrocado a un golpista amigo del milico Chaves, del pederasta Ortega y del dictador Castro. Y que pretendía seguir los mismos planes que sus amiguetes. Nos hemos enfadado con razón, señor ministro. Esto se lo aplaudo más que su tutela permanente de criminales como Castro y su dictadura. A la gentuza, si ha sido electa como el presidente hondureño hay que quitarle el poder por medios constitucionales. Sacar a los soldados para llevarse al presidente en pijama a un avión no es nada elegante. «Quite unpolite» que diría Chesterton. Aunque sea él el mayor golpista del país. Las botas militares no pintan nada en el debate político. Ni en Honduras ni en Venezuela ni en Cuba. ¿Estamos de acuerdo? Pero llevamos varias jornadas de escabechina en Xingjian, en el oeste de China y nuestro embajador en Pekín se siente tan feliz y cómodo como si estuviera en La Habana. Aquí la vida sigue igual, por Ustedes designada. Pasan los días, cierran las empresas y cada vez más gente honrada se ve obligada a robar en los supermercados. Pero en Xingjan están peor. Allí los soldados chinos están matando a los niños musulmanes a culatazos. Convendría que al menos dijeran Ustedes algo. Por decencia. ¿O es pedir demasiado?