ABC 13.08.09
¿CUÁL es la noticia capital
del día? ¿Qué nueva nos traen la prensa, las radios y televisiones, los
confidenciales de Internet, que influya nuestro inmediato devenir? Esta
pregunta es hoy ociosa en nuestro país. Puede resumirse en la mucho más tediosa
pregunta de ¿quién ha hablado hoy? La respuesta suele ser la misma con todas
las variaciones posibles. «Habló Rajoy! ¡Ay, otra vez Pepiño! ¡Pajín de nuevo!
¡Fraga opina! ¡Madina, Mr. Secta en ascendencia! ¡Soraya! Mensajes exigentes
para el lector inteligente. Hubo una época en la que muchos profesionales nos
quejábamos en nuestros propios medios -cuando todavía quejarse u objetar no era
heroísmo- sobre la omnipresencia de declaraciones de políticos que roban tiempo
y espacio a la información real. Hoy abren las portadas de los periódicos
titulares que son reflexiones inanes, insultos o lemas de combate de políticos
cuyos prestigio y credibilidad nunca fueron inferiores en la historia de
nuestra democracia. Personajes que ningún empresario o autónomo en su sano juicio
jamás contratarían ni de forma efímera para una urgencia, cuentan a diario con
todas las tribunas mediáticas y en ellas sentencian, descalifican, anuncian,
prometen, valoran y arengan. Estos últimos días hemos visto -seguro que algunos
hinchas del moderantismo con mucha alarma-, que el tono se ha «crispado», como
dicen. La crispación, nos dicen el Gobierno y la Secta es peor que los cinco
millones de parados que tendremos después del otoño negro. Más que la lenta
pero segura destrucción de nuestro tejido industrial. Es más nociva que la
constante violación de las reglas del estado de Derecho por parte del Gobierno.
Es más perversa que la dinamización gradual de nuestra constitución por medio
de las leyes estatutarias con la colaboración vergonzosa del Tribunal
Constitucional. Es más dañina que el hundimiento de nuestro prestigio y respeto
en el exterior -en el no bolivariano-. Es más grave, finalmente, que la
permanente infantilización del mensaje político. Que la instauración de un
régimen de súbditos dependientes, adultos y menores subvencionados, aterrados
ante las represalias por cualquier transgresión del pensamiento único. Lo
necesario, nos cuentan, es la armonía. Lo importante y razonable, es que,
mientras el Gobierno, su fiscalía antioposición y sus medios acólitos andan a
la caza de miembros de la oposición para exhibirlos como trofeos en televisión,
el jefe de la oposición acepte viajar en el mismo avión que el presidente a las
exequias de unos policías asesinados. Integrado en su séquito. Ahora Rajoy dice
que ha vuelto a enfadarse. Lo malo es que a este hombre los enfados se le pasan
pronto. Resultado: la ventaja del PP sobre el PSOE está dentro del margen de
error estadístico. Mientras Cameron le lleva dieciocho puntos de ventaja a
Brown. Merkel diecisiete al SPD y Sarkozy ya ha dejado a los socialistas como
partido residual. Y es que parece que Rajoy no sabe aún hoy con quién se las
juega. Convendría que se enfadara un poco más y que le durara mucho. La
crispación responde a la sana indignación que tanto hace falta en este país
para que los desafueros no se perpetúen.
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