miércoles, 12 de febrero de 2014

ROMA Y SUS RUMANOS

Por HERMANN TERTSCH
ABC 08.11.07


Los problemas de cierta izquierda europea para enfrentarse con la realidad y buscar soluciones fuera de las intoxicaciones ideológicas y sin ingeniarse enemigos imaginarios es una de las peores catástrofes del siglo XX y por lo que se ve, también del XXI. La izquierda mediterránea en especial, la menos seria y más faldicorta, suele resolverlo con el recurso directo a la mentira y la negación de lo obvio.

Se dice que lo blanco es negro y que la niña que sangra no está herida y quien ose pretender lo contrario es tachado de miserable difamador fascista que ha de ser lanzado a los lobos mediáticos domesticados. Esto resulta bastante fácil en tiempos de bonanza, cuando a la mayoría poco politizada, tan práctica ella, le da bastante igual el discurso general porque poco afectan a su propia seguridad y bolsillo la falta de honestidad intelectual en el análisis y le genera buena conciencia el tonto sentimentalismo de las soluciones.

Italia es hoy con España, aunque con un gobierno ideológicamente menos intoxicado que el de Madrid, el ejemplo más claro en la Unión Europea de esa agitación y propaganda de la estulticia que impide toda solución a los problemas. Porque los niega y oculta hasta que son incontrolables y porque deforma después causas y efectos para ocultar responsabilidades e impide rectificaciones porque aunque carece de principios está sobrada de dogmas que atan de pies y manos a quienes podrían buscar soluciones.

Los efectos de esta perversión intelectual no tienen por qué alcanzar los niveles grotescos de la subcultura izquierdista española cuando intenta explicar los problemas que genera la inmigración sin control. Ni cuando desacredita los muy explicables y legítimos temores y la profunda inseguridad y desazón de las poblaciones menos privilegiadas de la sociedad ante la destrucción del entorno social y cultural propio.

Pero las realidades son tozudas y el Gobierno de Romano Prodi ha tenido que aceptarlas aunque solo parcialmente y de forma vergonzante. Visto lo que tenemos en España, esta rectificación en la miseria política del pensamiento izquierdista en Italia se nos antoja un lujo. El gobierno italiano ha promulgado un decreto que es tan lógico que ha provocado indignación entre los más conspicuos seguidores de la bondad irresponsable, la peor culpa de un gobernante frente al bien común de una ciudadanía que, como representante democráticamente elegido, ha jurado defender.

Quizás el viejo profesor Prodi se haya dado finalmente cuenta de que la vida tiene reglas que solo Zapatero y su ministro Caldera saben ignorar a largo plazo. Nadie se atreve a decir en Europa que la integración de Rumania en tan breve lapso y con condiciones tan laxas tiene hoy unos efectos nefastos en el resto de Europa y para nada buenos en el propio país en el que las reformas son dinamitadas por una cleptocracia que fomenta tanto la emigración como la idea común de que hay que buscar cobijo donde las leyes no se cumplan.

España e Italia

No es casual que los rumanos, no sólo su inmensa minoría gitana, hayan llegado a la conclusión de que los países europeos donde menos se cumplen las leyes y más impunidad existe son España e Italia, por este orden. Sean 500.000 en Italia o en España los rumanos llegados en los últimos años, lo cierto es que han llegado por el efecto llamada que supone el hecho de que el clima es bueno. No hablamos de meteorología.

Los gitanos rumanos, de todos los Balcanes, que desde la Edad Media -también bajo el implacable régimen fronterizo de Ceaucescu y en pleno Pacto de Varsovia-, tenían rutas fijas y transitadas para comerciar con gentes, productos y razones, han asumido el mensaje de que en Italia y España las leyes se cumplen menos.

Algún necio pensará que esto es un alegato antirrumano o antigitano. Quien conoce bien a los gitanos transilvanos de Sibiu (la antigua Hermannstadt) o de Tirgu Mures o Siguishoara y sabe de los efectos demoledores sobre la moral social colectiva que el comunismo -y la miseria y los fanariotas- han tenido en los Balcanes más profundos, sabe que solo la ley y la firme disposición del Estado de Derecho a ejercerla puede tener los efectos de educación y formación en individuos que tienen una cultura formada para violar leyes justas o no.

Los planes de expulsión de Italia de los rumanos, gitanos o no y otros miembros delictivos o ilegales de países de la UE no son sino una primera reacción sana y honesta ante la realidad. 

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