lunes, 26 de mayo de 2014

SANTA RITA Y SAN MAMÉS

Por HERMANN TERTSCH
ABC 31.12.07


Los alegres y combativos cargos electos de Acción Nacionalista Vasca (ANV), salvados del «Guantánamo electoral» de la ilegalización por el Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pumpido, se reunieron ayer en Pamplona para recordar solemnemente a sus benefactores, -el «togamanchada» y su jefe Z-, el dicho aquél de «Santa Rita, Rita». Dicen, y no les falta razón, que ellos no han cambiado en nada en los últimos años y meses y que quienes han de explicar por qué ahora arremeten contra ellos después de haber tenido tantas fiestas en paz son quienes ahora descubren y airean por los cauces habituales unos hechos que conocían perfectamente y acordaron ocultar para mayor gloria del proceso de beatificación de ANV y pacificación de las conciencias del equipo consentidor habitual del presidente y su Fouché cántabro de andar por casa.

ANV se presenta a las elecciones generales y desafía al Gobierno a impedirlo. Aunque el Gobierno saque ahora de bajo la alfombra todo lo que escondió allí hace menos de un año, ETA -es decir, Batasuna, ANV, PCTV y demás aditamentos a la sopa de letras- sabe que la situación generada por el proceso hace virtualmente imposible evitar que la banda terrorista y sus seguidores tengan una lista de candidatos que votar al Congreso de los Diputados. Toda la prisa que quieran tener «bermejos» y «pumpidos» en hacer ahora lo que rechazaban por antidemocrático y entre insultos a la oposición del PP, no servirá para evitar que el nacionalsocialismo vasco tenga diputados, quizás incluso integrados en listas de partidos ya presentes en Madrid.

Los quinientos cargos electos de ANV -a los que ustedes queridos lectores pagan centenares de miles de euros por decisión de su más o menos querido Gobierno- han añadido por tanto otra frase popular a su mensaje. Es esa tan coreada de «todos queremos más y más y más y mucho más». Pamplona es un buen sitio para hacer peña aunque sea durante el solsticio de invierno.

También lo es Elorrio, gran feudo abertzale en el que tocó la Lotería Nacional de España y nadie acaba de devolver un décimo premiado alegando repugnancia a su origen. La Lotería Nacional, miren por dónde, una de las pocas instituciones que aún nos deja intactas el Atila sin caballo llegado de León. En Elorrio, los mismos perros con los mismos collares, hacían el sábado otra parte de esa labor de desafío al Estado de Derecho que hace cuatro años parecía ya ser irreversiblemente parte del pasado. En Pamplona anunciaban su lucha por la presencia en Madrid y hacer así fracasar los esfuerzos del Gobierno de España en intentar revertir e incluso hacer olvidar las consecuencias de sus actos durante la legislatura que concluye. En Elorrio lanzaban su órdago al nacionalismo mayoritario y otrora moderado pero ya muy cerca de la órbita del mensaje radical independentista. Algún cínico podría atribuir el proceso de desprestigio vertiginoso de los defensores del autonomismo a los «esfuerzos integradores» desplegados por socialistas vascos cuyo único enemigo es el PP. Lo cierto es que la acción del «Gobierno de España» primero legitimó al submundo de ETA, después lanzó al nacionalismo a buscar su espacio en la radicalidad ante la deriva «post-constitucional» y «post-estatutaria» del PSE y finalmente ha dinamitado la confianza en el Estado y la constitución en sectores que jamás pensaron adoptar esta opción. Porque cuando Karmele Aierbe decía en Elorrio que «el derecho a decidir» del pueblo vasco es una conquista ya irreversible, en realidad solo repetía palabras del presidente del Gobierno. Si lo dijo Moncloa, podrá ETA estar de acuerdo. ¿O no?

Finalmente tenemos, como otro gran alarde del éxito de la política de cohesión de que alardea con dinero público el Gobierno de Z, el aquelarre contra España que fue el partido de las selecciones vasca y catalana en San Mamés. Allí se unieron en feliz hermandad los antisistema con el «establishment», la «kale borroka» con la corbata Hermés, la herriko taberna y las estrellas Michelín. Estaban gobernantes de dos regímenes que han erigido los nacionalismos para arrebatar la libertad a los españoles que allí discrepen. Con dinero de todos los españoles y con la imprescindible ayuda del «Gobierno de España».

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