ABC 22.10.09
EXISTE una maldición china que le desea al maldito que viva
tiempos interesantes. No sé si son muchos los chinos que nos maldicen o
simplemente nos ha mirado un solo tuerto con inmensa influencia. Pero los
tiempos interesantes comienzan a tener una intensidad que ya casi se puede
medir en minutos. No hay día, no hay hora, casi no hay momento en el que no
suceda alguna anomalía en esta España del socialismo del siglo XXI. Ayer,
Cándido Méndez, oficialmente líder de la UGT y por lo demás -y siempre después del
Gran Timonel-, la mente al parecer más sabia, informada, preclara e influyente
de este Gobierno, ha anunciado movilizaciones masivas contra los empresarios y
la oposición, dice que para «asentar nuestra posición frente a la crisis
económica». Parece una solución en principio brillante y muy inteligente que
creo elevará considerablemente nuestras posibilidades de salir del pozo negro
en el que estamos cayendo. La única cuestión que cabe plantearle al ilustrado
estratega del bienestar social está en saber si su intención es intimidar a los
empresarios para que dejen de serlo, tomar las fábricas para que las dirijan
unos nuevos «soviets» sindicales, como todos sabemos expertos en
competitividad, producción y mercados internacionales o paralizar las empresas
para que al final todos estemos igual de parados, seamos igual de pobres y todos
dependamos del dinero que pida prestado fuera su colega el presidente.
Imaginamos que alguna garantía tendrá Méndez de que Zapatero tiene crédito
indefinido en el exterior para un país en quiebra, porque si cree realmente que
hay suficientes ricos en este pobre país como para alimentar esta juerga con el
saqueo o la confiscación de sus bienes es que el tándem Zapatero-Méndez ha
perdido toda relación con la realidad de tanto intercambiar genialidades en la
intimidad de pareja gobernante. Es cierto que si puede gobernar este país
Zapatero también lo puede hacer Méndez. Y muchos millones de españoles. ¿Verdad
Sonsoles? Gobernar para conseguir estos resultados, los que sufre toda la sociedad
española y arrastraremos durante años, quizás una generación, no hay que
romperse la cabeza. Aunque requiere cierto esfuerzo conseguir hacer tanto daño
a un país en tan poco tiempo en tiempos de paz.
Mientras unos buscan con alegría como destruir el cada vez
menor tejido industrial y social español y espantan a cualquier inversor
extranjero, otros se dedican a liquidar el Estado de Derecho. Lo triste es que
nos sorprenda que muy de vez en cuando alguien reaccione y levante la voz
contra estas maldiciones chinas. Ayer lo hizo el colegio de abogados de Madrid
que ha anunciado una querella contra el juez Garzón si la fiscalía no abre un
caso por las escuchas ilegales de los contactos entre presos y abogados
ordenadas por este juez. Dos ejemplos solo. Nuestro país se ha convertido en
una anomalía tan escandalosa que realmente no puede invocarse sino a la
fatalidad o a fuerzas ocultas -chinas o no- para explicar esta deriva hacia la
nada, la pobreza y el caos. Interesantísimo todo. Aquí no se va a aburrir nadie.
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