ABC 31.07.08
El Departamento del Interior del Gobierno Vasco alertó ayer
a la Ertzaintza en una circular urgente del «riesgo de un gran atentado de
forma inminente» por parte de la banda terrorista ETA. Según indica, más de
veinte acciones terroristas sin aclarar y el reciente atentado de Orio
demuestran que parte de la estructura de «liberados» y de colaboradores legales
de la banda ha podido quedar intacta. No ganamos para sustos. Resulta que la
Policía española ha detenido al máximo dirigente de ETA y a toda la cúpula al
menos media docena de veces desde que el Gobierno de Rodríguez Zapatero se dio
por enterado de que la tregua, el alto el fuego indefinido, las negociaciones y
el compadreo habían acabado. Con la caída del comando Vizcaya y su cabecilla
Arkoitz Goikoetxea, por supuesto máximo líder operativo de la banda, había sido
detenido «no sabemos si el único comando existente de ETA pero sin duda el más
activo, operativo y buscado», en palabras del ministro Rubalcaba.
Días después se volvió a detener a dos «máximos dirigentes»
en Francia, entre ellos, vaya por Dios, al «jefe del aparato militar», el muy
desagradable Asier Eceiza, alias evidente «el Gordo». Y un par de días después,
ETA vuela las casetas de obras de unas constructoras en Orio y estalla en
Torremolinos una bomba pequeñita, por cierto, la única que consigue desde hace
tiempo interrumpir la programación de los canales televisivos de noticias de la
CNN y la BBC. Poco después un chatarrero encuentra cerca de la ciudad andaluza
un paquete con explosivos y una pistola Smith and Wesson igual que la incautada
días antes a Goicoetxea en la calle de Iturribide. Ambas armas proceden de
aquel alijo de cerca de 350 pistolas que desaparecieron de un arsenal en
Francia y de cuyo robo Zapatero y Rubalcaba no creían en su día capaz a ETA.
Hablo de aquella época en la que los zulos no eran sino amagos, las cartas de
extorsión las escribían poco menos que los enemigos del proceso de paz y no
precisamente en ETA y De Juana estaba, como hoy, con un pie en la calle. Parece
que fue ayer. Aunque muchos no quieran acordarse.
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