ABC 30.09.09
Podría interpretarse como una
broma macabra de la historia. Una larga y fructífera aventura política que
inauguraron Willy Brandt, Herbert Wehner y Helmut Schmidt en Bad Godesberg
parece concluir con la caída de la socialdemocracia en Europa y el resurgir de
grupos izquierdistas antisistema. El próximo día 15 de noviembre se cumple el
medio siglo del célebre Congreso extraordinario del Partido Socialdemócrata
Alemán (SPD) celebrado en esa bella localidad ribereña del Rin, cerca de Bonn.
Los socialistas alemanes se veían ante ciertos hechos consumados. Alemania
había quedado dividida en dos estados. La República federal -fundada en los
territorios ocupados por EEUU, el Reino Unido y Francia- era una república
libre y democrática de corte occidental. La llamada República Democrática (RDA)
era lo contrario a lo que indicaba su nombre: una dictadura soviética
dependiente de Moscú. Por orden del Kremlin, el SPD se unificó allí con el
Partido Comunista (KPD) para formar el Partido Socialista Unificado (SED) que
gobernó hasta la caída del muro. Los socialdemócratas que vivían en libertad en
Occidente dieron su respuesta el SPD en Bad Godesberg. Allí, su brillante
liderazgo escenificó la ruptura con el marxismo, su condena al comunismo y la
superación del concepto de lucha de clases para formar una opción de izquierdas
interclasista que rechazaba el frentepopulismo para cambiar el sistema. Hoy
estamos en plena regresión. Si en unos países surgen partidos izquierdistas que
disputan el voto a la socialdemocracia y la legitimidad al Estado de Derecho.
Aquí esas fuerzas antisistema parecen haber secuestrado al PSOE desde dentro.
Gobierna el partido. La socialdemocracia agoniza. Triste que lo construido por
gentes como Brandt, Schmidt o Wehner acabe en manos de Zapateros, Aidos y
Pajines.
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