miércoles, 17 de septiembre de 2014

FOBIAS

Por HERMANN TERTSCH
ABC  02.09.09


Fue el periodista Iñaki Gabilondo quien confesó en una entrevista que el ex presidente José María Aznar lograba sacar de él lo peor de sí mismo. Fue tan sólo la constatación de ese odio irrefrenable que tantos periodistas tienen a Aznar y que con tanto acierto han utilizado el Gobierno y su red mediática para la demonización de este político, que se retiró voluntariamente, dejó España mejor que la encontró y cuyos innegables errores sólo dañaron a sus amigos. Aznar puede parecer uno de los seres más antipáticos de la tierra. Pero su linchamiento continuo y los odios que genera, tras un lustro alejado de la política, merecen un estudio psicosocial. A su sucesor le ocurre lo contrario. Cinco años lleva cometiendo todos los errores posibles en detrimento del bienestar y la seguridad de los españoles. Sin otro bagaje inicial que la subcultura primitiva e ideologizada del aparato socialista -y el virtuosismo en la intriga-, confirma su propia confesión a su mujer Sonsoles de que él es la prueba de que cualquiera puede ser presidente. Sin embargo, existe aún gente que le cree, ve en él rasgos arcangélicos. Y le votaron. Si el carácter de Aznar era problemático, el de Zapatero es un problema, quizás el problema. Su forma de rodearse de personajes de aun menor talla que él y de expulsar a las tinieblas al que revele mayor preparación y excelencia -Jordi Sevilla, el último- han hecho de nuestro Gobierno un producto consumado de la selección negativa. Habrá quien diga que a mí me pasa con Zapatero lo que a Gabilondo con Aznar. Que soy otro preso de la fobia. Pues no. El día que Zapatero deje el cargo lo ignoraré tanto como antes de saber que existía.

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