ABC 19.08.09
DEBO aclarar nada más
comenzar que creo que el cantante colombiano Juanes hace bien en ir a dar un
concierto a Cuba. Pese a la evidente manipulación a favor de la dictadura
comunista en que convertirá el régimen su actuación. Los cubanos deben
disfrutar como nosotros de todos los derechos humanos, de la democracia y de la
libertad. No son un pueblo condenado por siempre a suministrar camareros,
portamaletas, jineteras, mucho ritmo y risas, a turistas e invitados
izquierdistas de postín. Es comprensible la irritación de quienes creen que
cualquier colaboración con el castrismo es aberrante. Y la decepción por que
sea Juanes, un cantante defensor de las libertades, el que facilite a la
dictadura esta operación de relaciones públicas. Es precisamente la decencia
política de Juanes el origen de la controversia. Si fueran a cantar el 20 de
septiembre Ana Belén y Víctor Manuel u otros bardos carpetovetónicos agasajados
y bien pagados por la dictadura, nadie habría escrito una línea al respecto.
Sería como si cantaran Moratinos, nuestro embajador en La Habana o tantos otros
amigos de Zapatero que hacen carrera, negocio u ambas cosas con un régimen que
mantiene en régimen de cárcel y esclavitud a toda su población. Quizás llegue
el día en que los colaboracionistas tengan que rendir cuentas y someterse a la
censura social, como los empresarios que utilizaron mano de obra esclava en el
nazismo. Está claro que Juanes ha aceptado cantar en una tribuna decorada por
las imágenes de asesinos como Castro y el Ché. Su apuesta es arriesgada. Pero
el resultado de su concierto dependerá al final de él. De lo que diga y lo que
calle.
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