ABC 15.09.09
CUENTAN que el empresario venezolano Gustavo Cisneros, no
sin motivo amigo de Felipe González, tuvo recientemente una conversación poco
amable con nuestro presidente. Fue a La Moncloa con ánimo de intervenir ante
Zapatero para impedir la faena que éste iba a hacerle -y le hizo- al Grupo
Prisa. Llegó a instancias de González y del patrón de éste, el magnate mexicano
Carlos Slim. La cosa no salió. Al final, Cisneros le dijo a Zapatero cuatro
verdades. Dichas en otras palabras son estas. Que en las relaciones
internacionales juega el papel propio de un chico de León que no habla idiomas.
Que él no invertirá ni un euro en España porque recuperarlo es casi quimera.
Que España va camino a la ruina. Y que si quiere ser «el Chávez de Europa».
¡Qué pena que Prisa, González, Slim, Cisneros, Almunia, Sevilla, Solbes y
tantos otros, que tanto pudieron hacer para evitar el desastre, lo intenten
cuando es demasiado tarde! Porque el Gran Timonel ya no escucha a nadie, ni
dentro ni fuera de La Moncloa. El País anunciaba ayer «desconcierto» en el
PSOE. «Zapatero toma cada vez más decisiones en clave absolutamente personal.
Antes consultaba algo, ahora casi nada», dice el amigo defraudado. La falta de
coraje de políticos y fuerzas sociales para pararle los pies al pequeño Nerón,
la impotencia de la oposición y la desestructuración de esta sociedad
(in)formada por basura tóxica, convierten nuestra crisis en tragedia nacional.
Pero
hay otras aventuras del Gran Timonel que deben aterrarnos tanto como nuestra
creciente pobreza y descomposición como estado moderno. Nuestro desprestigio
entre las democracias desarrolladas va parejo a los intentos de dictaduras de
integrarnos en sus estructuras. Zapatero ahí se siente cómodo. Los más ilustres
invitados en estos días en España han sido Hugo Chávez y Evo Morales, dos
caudillos seguidores de la Cuba castrista -nuestra dictadura favorita-. Don
Hugo llegó de Rusia y don Evo sigue camino hacia allá. Ambos para comprar armas
y reforzar una alianza entre países que tienen en común la falta de libertades
de sus ciudadanos y su voluntad de coacción sobre democracias soberanas. Ayer
Zapatero se fue a Rusia como invitado estrella de una espectral Conferencia
sobre «Estado Contemporáneo y Seguridad Global». El objetivo de dar libertad a
Rusia para restaurar su hegemonía sobre lo que fue la URSS, dejando a Georgia,
Ucrania y otros a su merced. El chantaje recaería pronto sobre Centroeuropa. Y
de extender el «nuevo socialismo» por Iberoamérica y el Tercer Mundo. Irán
también participa a través de Chávez. Zapatero es el perfecto «tonto útil» para
esa nueva alianza totalitaria. Despreciado en las democracias, vulnerable al
halago de los dictadores. Por eso, no sólo estamos ante el hecho casi consumado
de nuestro desenganche del tren del progreso europeo sino en el umbral del
ingreso en una siniestra alianza contra la libertad y la democracia.
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