jueves, 23 de enero de 2014

LA AUTÉNTICA CATADURA

Por HERMANN TERTSCH
ABC 04.07.07


Poco consuelo puede arrancarse a la descorazonadora jornada de ayer en el Congreso de los Diputados. Quizás uno sea el hecho de que Gaspar Llamazares haya tenido el coraje de coincidir con el Partido Popular en que José Luis Rodríguez Zapatero se lanzó a un mitin -tabernario o no- dedicado a sus hinchas del socialismo del pensamiento mágico perfectamente impropio de un presidente del Gobierno. Pero a estas alturas pocos deberían ya sorprenderse ante el espectáculo que dio el presidente con una intervención inicial de autosatisfacción púber en su insólita manipulación de realidades y fantasías y una posterior diatriba virulenta contra la oposición negándole el derecho a toda crítica, es decir, a existir como tal. El fracaso y los consiguientes nervios le han hecho quitarse aderezos al presidente. El alarde de talante es ya despliegue de su auténtica catadura.

Por la mañana había dado pruebas de esa peculiar visión que tiene del debate cuando agradeció la «oposición constructiva que ha apoyado al Gobierno». Ayer advirtió a Rajoy que debía encuadrarse en esa oposición constructiva y quizás hacerse un «cordón sanitario» a sí mismo, pero éste no le hizo caso y por eso se armó. Es evidente que el presidente del Gobierno español no entiende ni acepta las reglas de juego del parlamentarismo y que, igual que desea a los cubanos «la mayor libertad posible», cree poder tratar como el «Granma» hace con los disidentes, a aquellos que, por mandato, están obligados a fiscalizar la actuación del Gobierno y a denunciar sus posibles desmanes.

Si es inquietante la falta de pudor de Zapatero para negar lo obvio y su detestable hábito de responder a toda demanda de aclaraciones con invectivas contra Gobiernos del pasado, aterrador resulta que el grupo socialista, probablemente ya mimético con su jefe don Diego, crea ya necesario demostrar un entusiasmo inverosímil con las malas artes retóricas, las ofensas a la inteligencia y las caricaturas tramposas de Zapatero. Tan sólo don Pedro Solbes, por timidez o dignidad, parecía tener las manos atadas bajo el pupitre salvo cuando la vicepresidenta lo invitaba a aplaudir con esa su mirada amable. «Faltón» le llamó el presidente al jefe de la oposición y le acusó de haber pasado «inadvertido» a quien fue cuatro veces ministro. Precisamente él, ignoto durante dos décadas salvo en conspiraciones de mesa camilla. Toda una biografía la del presidente que ayer volvió a dejar huella indeleble.

Si no nos jugáramos la seguridad y el bienestar de la sociedad española -si no se los hubiera estado jugando el presidente a nuestras espaldas-, sería gracioso que el presidente dijera que hacerle oposición a su política es «hacer oposición al Estado». «Le etat ce moi» nos viene a decir quien ha negociado clandestinamente durante cinco años y hasta hace dos semanas con una organización terrorista, el principal enemigo del Estado, para coordinar intereses y acomodar fines. Tiene Rajoy razón cuando dice que Zapatero ha engañado a todo el mundo salvo a ETA. Debería estar claro que su permanencia en el poder es un peligro para nuestra dignidad y nuestras libertades.


No hay comentarios:

Publicar un comentario