ABC 20.09.07
Los gobiernos de estos dos vecinos, que nunca han firmado un
acuerdo de paz en seis décadas jalonadas de guerras e incidentes armados, están
de acuerdo -por motivos bien diferentes- en que no se sepa el verdadero alcance
de una operación militar israelí que, iniciada el 6 de septiembre, atacó y
destruyó unos objetivos indeterminados cerca de la frontera con Irak. Después
del incidente, los mandos militares de ambos países estaban preparados para
cualquier eventualidad, incluido el ataque abierto del enemigo y la
proclamación general de hostilidades. Dos semanas después, estos dos vecinos
tan bregados en aguantar tensiones, parecen haber acordado que les conviene a
ambos pretender que el ataque ha sido un incidente aislado.
En
realidad todo indica que ha sido todo menos eso y que la misión tiene mucho que
ver con la situación general de Oriente Medio y puede tener un gran efecto
sobre la misma. En un momento en el que Irán no muestra ninguna intención de
acatar las resoluciones que le exigen parar su programa nuclear, que le puede
dar acceso en dos o tres años a una bomba atómica -cuyo principal objetivo
declarado es el Estado de Israel-, es difícil pedirles paciencia a los
israelíes. Pese a su censura militar y a las obvias ganas de Washington de que
Damasco no se crea en la necesidad de reaccionar, surgen tercas informaciones
de que el objetivo destruido eran instalaciones de armamento «no convencional»,
lo que sugiere que podríamos encontrarnos ante una operación de similar calibre
a la que destruyó en 1981 la central nuclear iraquí de Osirak.
Gestos
frente a Irán
Las
discrepancias entre la UE, EE.UU. y la Rusia de Putin respecto a la forma de
afrontar esta amenaza de Teherán han alcanzado nuevas cotas tras el fracasado
encuentro entre los jefes de la diplomacia de Moscú y París esta semana. Al
mismo tiempo, la decisión de Israel de declarar Gaza como «entidad enemiga»
responde a la lógica que se ha generado tras la liquidación política y militar
en la franja de todo vestigio de la autoridad palestina. Que Irán ayer
amenazara de nuevo con atacar a Israel por esta decisión sólo confirma que la
situación es muy fluida y que nuevos y decididos gestos frente a Irán urgen
porque cualquier día puede pasar cualquier cosa.
Descartado
está ya que el ataque del día 6 fuera una operación -como las habidas en otras
ocasiones- contra el flujo de armamento desde Irán o de la propia Siria para el
suministro militar a Hizbolá en Líbano que las fuerzas de la UNIFIL están lejos
de estrangular como debieran, según su mandato. Y cada vez son más las noticias
-lentamente filtradas por círculos israelíes y de la administración
norteamericana, avisada previamente- que apuntan a la destrucción de
suministros de armamento no convencional llegado por Irán y procedente de Corea
del Norte. De ser cierto, habría aquí dos importantes noticias para la
seguridad occidental. La mala estaría en la confirmación de la intención de
Corea del Norte en ampliar -en contra de sus aseveraciones- la proliferación
nuclear en Oriente Medio. La voluntad de Irán en este sentido está fuera de
duda al ser pública y manifiesta.
La
buena noticia estaría en que la operación militar israelí tuvo éxito y supone
un serio revés para los planes -sean cuales fueren- de Teherán y Damasco. Así,
el misterioso acto de guerra que Siria denunció en un principio ante el Consejo
de Seguridad de la ONU pero que después parece querer olvidar, puede haber sido
una de esas operaciones brillantes que Israel necesita después del muy magro
balance de la guerra del Líbano hace catorce meses y los negros nubarrones que
para la seguridad general en la región se ha convertido el conflicto endémico
de Irak y el incremento de la influencia de Irán. Estos hechos que podrían
llevar a una intervención militar contra Teherán pondrían a Israel en la primera
línea de fuego con dos frentes abiertos en Gaza y Siria. Que Damasco haya
aceptado de momento este golpe sin escalada y con este pacto de silencio es un
éxito israelí sin duda. Pero en absoluto despeja los peligros para los próximos
meses.
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