ABC 26.05.07
«La Guardia Civil ha detenido en la aldea de El Rocío a
D.M.P., de 23 años y vecino de Almonte, por morder a un agente cuando éste
trataba de impedirle que saltara la verja de acceso a la imagen de la Virgen
del Rocío». Esta noticia del abc.es de ayer me puso en guardia sobre los
inmensos reflejos que puede tener este Estado de Derecho cuando se le ofende en
serio. No nos falla la autodefensa. No en El Rocío. Ni en las comisarías del
izquierdismo catalanista del señor Saura. Allí molestas y se te muerde hasta la
ingle. Es lo que tienen las palizas policiales antifranquistas. Son
progresistas y nacionalistas. Incluso yeyés.
Es fantástico el entusiasmo antisistema. Y sin embargo, ante
la ola de terror en todo el País Vasco y no sólo allí contra la opción
constitucional española que es ya únicamente el PP, nadie detiene a nadie. Muy
curioso todo. Cuando las instituciones tienen vocación antisistema se
convierten en ambientes creativos. ¿Quién se queja? El llorica. Español,
disidente o judío.
¿Qué decir de San Sebastián, ese sitio en el que tan bien
vive todo el mundo y la banda de indeseables que se queja porque los amenazan o
apalean están más solos que la una? Banda de indeseables todos esos que van de
víctimas porque les mataron a alguien o los quieren matar a ellos. «Si los
judíos siguen con su campaña antialemana en EE.UU. puede pasarles cualquier
cosa», advertía Göring ya a mediados de los treinta. A los españoles que no
quieren ser Odón ya les quedan pocas opciones serias. Gracias al Gobierno
pueden con suerte trabajar en Madrid, jubilarse en Alicante o reposar en
Polloe. Están avisados. Odón tiene sus orejas intactas. Ha institucionalizado
los plenos en los que los chicos-chicas del pelo con tomatierra, pendientes unisex
y pancartas de avisos con diana, dicen quién puede estar cómodo. Odón siempre
lo estará y sabe quienes son judíos.
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