ABC 04.09.08
NO creo que ninguno de los participantes en la Cumbre de la
Unión Europea reunida el lunes para «debatir la respuesta» a la invasión de
Georgia por parte de Rusia haya siquiera notado la carga de profundidad repleta
de sarcasmo que lleva el aplauso que han recibido por parte de Vladimir Putin.
El instigador y artífice del primer gran paso de la Rusia imperialista hacia la
reconstitución de su patio trasero y delantero además de finca aledaña ha
aplaudido «el sentido común» de los 27 jefes de Estado y de Gobierno que se
reunieron para decidir no hacer nada y pedir al Kremlin buenos modales. Su
comunicado parece copiado de las exhortaciones plañideras del lendakari
Ibarretxe en esos comunicados en los que ruega a la banda terrorista ETA que
respete a las personas y recapacite. Putin está muy contento, como todos
aquellos que dieron tiempo al tiempo para lograr que la UE volviera a quedar en
ridículo en su política exterior adoptando el mínimo denominador común que, en
política exterior, siempre es la nada.
Buenos modales.
Los
medios de la izquierda europea ya han decidido que la culpa de todo lo acaecido
es del presidente georgiano Saakashvili que, al fin y al cabo, es un lacayo de
Washington. El resto, acata. Por lo tanto, la culpa de toda esta crisis que ya
ha dejado de existir se le puede adjudicar fácilmente -¿adivinan a quién?- a
Jorgito Bush, el joven. Consideren cerrada esta cuestión hasta que Rusia vuelva
a tener apetito. Podemos hablar ya de otras cosas. Aunque no vayan a creer que
tenemos muchas de las que alegrarnos por Europa y desde luego no en uno de los
países que por desgracia vuelve a caer en sus tentaciones seculares e intereses
inmediatos como es Alemania. Fue uno de los principales responsables de que no
se admitiera en el proceso de candidatura a la integración en la OTAN de
Georgia y Ucrania en la cumbre de Bucarest en abril. Ahora, en alianza con un
presidente de Francia y a la sazón de la UE muy ladrador y poco más y con el
apoyo de todos aquellos que desprecian a todas las democracias emergentes y sus
voluntades soberanas por miedo a irritar al chequista con el grifo del petróleo
en la mano, ha vuelto a ser decisiva a la hora de dejar a Europa inane e
inerme. El mensaje recibido en el Kremlin ya está claro.
Puede
que dentro de poco podamos contar con aun más comprensión hacia las agresiones
armadas del Kremlin que por supuesto no van a quedarse en la ocupación
definitiva -de una forma u otra- de los territorios ocupados de Georgia. Llegan
noticias del Sarre -nombre muy evocador también en nuestra historia común
europea- de que los comunistas y ultraizquierdistas del PDS, por primera vez
desde la caída del muro, superan en intención de voto al socialdemócrata SPD,
con un 24% frente al 23. El PDS es un partido que, aunque liderado por el
inefable demagogo izquierdista Oskar Lafontaine, está dominado por comunistas
de la RDA que piensan como Putin que la disolución de la URSS fue la peor
tragedia del siglo XX, holocausto y guerras incluidos. Antinorteamericanos y
enemigos de la OTAN, como lo es gran parte del socialismo español, consideran
que las purgas de Stalin pero probablemente también las fosas de Katyn en las
que murieron millares de molestos polacos -el ensayo general había sido dos
años antes junto a Madrid- fueron un mal menor en el proceso de modernización
de la URSS como sugieren ya los libros de texto de la nueva Rusia. En fin, al
final todos hablando de fosas comunes antiguas aunque quizás los próximos
Juegos Olímpicos de invierno que esta UE seguro que no boicoteará, se
celebrarán junto a las muy recientes, en Sochi. A tiro de piedra, o de obús, de
Abjasia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario