martes, 24 de junio de 2014

DEL MALTRATO AL ABISMO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  07.04.08


Diviértanse señores con las malas bromas del patio nacional si se cansan del lamento por lo pasado, les asusta lo que llega y las muy justificadas náuseas ante el presente no se lo impiden. Mientras los perdedores de las elecciones descubren el esperpento, los vencedores se dedican a la ofensa con un virtuosismo al que se le puede sacar gracia con cierta dosis de humor negro. Ofrezco a los que no tuvieran ayer la posibilidad, por costumbre o estómago delicado, una de las muchas joyas que contiene la entrevista del presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren a «El País». Se las hace a un periodista que compitió con el presidente, la vicepresidenta y el ministro de Interior en la difusión de la mentira de que las negociaciones con ETA se habían roto definitivamente tras el atentado de la T-4.

Pero aquí hablan de algo que resulta casi más repugnante que la mentira a la que, al fin y al cabo, aquí nos hemos acostumbrado. En plena apoteosis de prestidigitación con las palabras -ellas siempre al servicio de la política, como dice el Gran Timonel Zapatero-, Eguiguren se permite un brinco retórico maravilloso y en un solo párrafo niega y confirma el mismo hecho. Demostrado que a gran parte de los españoles no les importa que su presidente del Gobierno les mienta y después les venda como honestidad reconocerlo con impudicia, es probable que la profanación de la palabra y su sentido nos lleve a niveles que ni Orwell podía intuir.

Pocos españoles parecen haber sentido como ofensa la certeza de que el «Gobierno Z» les mintió respecto a las negociaciones con ETA. Quizás parte de la sociedad española aún encuentre capacidad de indignación al conocer más indicios, por boca de Eguiguren, de lo que fue una inaudita coordinación clandestina entre los socialistas vascos y la organización terrorista para lograr acuerdos políticos en beneficio mutuo. Desde antes de que Zapatero llegara al poder y mientras éste firmaba con el Gobierno de Aznar el pacto contra el terrorismo.

Pregunta: «¿Hubo diálogo previo con ETA para propiciar la tregua?» Respuesta: «Diálogo como tal no hubo hasta después de la tregua. Lo que hubo antes fueron contactos sobre los métodos para propiciarla. (...) Convinimos en que aquella no era una tregua más, sino permanente. (...) Teníamos la convicción de que iba a serlo. (...) Lo decían los representantes de Batasuna y ETA en las conversaciones previas». Recapitulemos. Según Eguiguren, no hubo diálogo previo «como tal». Pero Batasuna y ETA -valga la redundancia- le habían dicho a Eguiguren en «las conversaciones previas» que aquello iba a ser una tregua fetén. Lo cierto es que aun bajo el Gobierno de Aznar en un momento de éxito masivo en la lucha antiterrorista y con la «kale borroka» en vías de extinción, Eguiguren comienza a coordinar -llámelo como quiera cada uno- la política de los socialistas vascos con Batasuna, es decir con ETA, para cambiar una situación que ambos coincidían que no les convenía.

A espaldas del Gobierno se negoció con el enemigo del Estado. Esta conducta tiene nombre. Pero da igual. Aquí somos muy nuestros. Especialmente en las tribunas exquisitas de la superioridad moral izquierdista. La eterna doble vara de medir. ¿O se imaginan al citado diario o a la vicepresidenta, o al Zapatero feminista, aplaudiendo el protagonismo de un líder vasco del PP condenado en firme por malos tratos a su mujer? Pues éste merece dos páginas de heroísmo y la por nadie cuestionada presidencia del PSE. Para no concluir abatido en este páramo moral en el que los Zetas profanan todo lo que nombran y tocan, quiero homenajear a una de esas almas nobles que nos honran y dignifican con su palabra, presencia y obra. Ana Iríbar habló en el Parlamento vasco en homenaje a su marido Gregorio Ordoñez. Y despreció lo despreciable. Podía haber dado bastantes nombres más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario