ABC 06.08.07
Es una pena que Felipe González no se entusiasme con la
oposición porque si fuera «sensata», él hablaría de las cosas que no le gustan
de la gestión de Zapatero. Como considera que es irresponsable y desmesurada la
conducta de «la derecha», no va a dar pistas sobre conductas del presidente del
Gobierno que considera erróneas y perjudiciales para el Estado. No parece muy
leal la actitud. Pero nadie cometa la desmesura de calificar de cínico a
González, ese observador privilegiado, multiplicador de riquezas y milagrero
conseguidor. Ni al periodista que, en la obligación de presentar esta glosa
trovadora de entrevista, pierde los sentidos y dice textualmente que «Felipe
González, de 65 años, fulmina a los nuevos líderes del PP y a la jerarquía
eclesiástica por la "regresión increíble" que han emprendido». Quizás
las comillas se deban al criterio de la entrevistadora, María Antonia Iglesias,
toda mesura ella. Pregunta como ejemplo, muy fina: «Esa estrategia que ha
utilizado el PP de crear el problema, de incendiar el país para luego ofrecerse
de bombero parecía producirles resultados».
Periodismo puro el de la chica más morigerada de la secta. Y
respuestas clásicas de un González al que le da abismal vergüenza intelectual
que le busquen y encuentren relaciones entrañables o incluso afectos con un
personaje como Zapatero al que desprecia tanto como necesita para el bien de su
impresionante y muy efectiva presencia en el mundo de los negocios
internacionales. Las puyas a Zapatero son humillantes pero siempre las justas,
esa puntita, suficiente para aclarar que él no forma parte de la tropa de
trepas. Pero peores son los fachas. El viejo de 65 años, de vuelta de todo,
tiene algo más que miedo a la probada disposición a la represalia del
presidente. Esto le hace decir que el revisionismo es culpa «de la regresión
radical» del único partido que no ha cambiado sus posiciones respecto a la
constitución, al orden territorial, al terrorismo o a la monarquía. González
prefiere, al contrario que Zapatero, la perífrasis o la sugerencia a la mentira
seca. Alguna verdad se adivina y está en esa suculenta respuesta de que «no soy
capaz de juzgar cual es la motivación personal de Zapatero para actuar de una u
otra forma. (...) Que haya afirmado su liderazgo sin mi sombra no sólo lo
acepto sino lo aplaudo».
Cierto que a Aznar se le fue la cabeza con la boda de su
hija, síntoma del desenfoque final de una presidencia infamemente demonizada
después en una orgía de deshonestidad intelectual sin parangón reciente. Pero
resulta una pena que los mortales no veamos cuando esto se dice la retina
henchida de Luis XIV en el ojo del gran conseguidor de poderosos como Carlos
Slim o el Rey de Marruecos que aplaude al chico de León obrar fuera de su
sombra. Pero el nieto ha llegado más lejos en casi todo. Cuando hace hablar a
sus medios y periodistas de que «Zapatero dará ayudas a Canarias» o «anuncia
ayudas sin límite para los afectados» -bolsillo dispuesto del generoso
gobernante por la Gracia del Abuelo- o «Zapatero anuncia el Ave entre Madrid y
Barcelona para Navidades», pensamos que si un jubilado tan próspero como
González no se atreve a advertir sobre lo que hace mal el presidente es porque
hay miedo. Habrá mucho más cuando todos hayan aprendido la lección. Mayores y
pequeños. Para los pequeños ya ha salido de imprenta para su educación para la
ciudadanía, asignatura que, aunque Fernando Savater se obstine en lo contrario,
nos promete generaciones de niños camisas pardas como los descritos por Ödon
von Horvath en su novela «Hijos sin dios». No se trata de creer en Dios ni Santo
Tomás sino de no tener que creer en el comisario del pueblo para llegar a la
universidad y a ser posible sin denunciar a los padres. Una desmesura, diría
González. Que lea las citas presentadas por Alvaro Delgado-Gal ayer en estas
páginas. Muchos serán dóciles. Como González y sus representados. Tienen mucho
que perder. O los socialistas navarros a quienes Pepiño Blanco ha advertido,
sin más, que obedezcan porque «no toleraremos críticas». ¡Hala! La advertencia
es amenaza y es para todos.
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