jueves, 24 de julio de 2014

CALIDAD

Por HERMANN TERTSCH
ABC  24.06.09


La verdad es que algunos millones de españoles somos unos puñeteros retrógrados y reaccionarios como dice la vicepresi de la Cosa. Todos los que no sabemos distinguir entre matar y matar. Matas a una mujer que te tortura durante décadas y eres un solemne asesino. Cierto. Matas previo pago a un nene que no te ha hecho nada en una clínica de Barcelona y eres un médico excelso. Aquí todos somos malos menos los que adoran al líder. Cuestión de calidad. Hay días que uno ve los ojos del talante y da gracias de tener tamaño para no caber en la trituradora. Pero viendo el odio que generamos los discrepantes, nos alegramos de vivir en unos tiempos en los que parece descartado, de momento, que nos metan en un vagón de ganado. Destino: Carrillo dirá. Nuestro liderazgo actual tiene un nivel ratonero. Peligroso por tanto. No es casualidad que, en cuanto aparece una ministra que no escandaliza con sus modales en un buen hotel europeo, caiga en desgracia y le quiten las atribuciones, el dinero y el respeto. Los demás consideran que la vida es una lucha permanente por mantenerse a flote apoyando los codos en los hombros de los demás. El sentido del ridículo y la dignidad son como las corbatas o la ducha. O le enseñan a uno de pequeño a habituarse a todo ello, a considerarlo parte del respeto que se debe uno a sí mismo y a los demás, o no caben más que dos actitudes. Una es ir con chanclas y bermudas a una recepción oficial y hurgarse entre los dedos de los pies mientras hablas con un embajador. La otra es hacerse un fondo de armario en el que quepan todos los disfraces y todas las imposturas.

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