ABC 11.10.08
Todo vale ya contra la
Comunidad de Madrid. Estrangulamiento económico, desplantes institucionales,
mentiras, verdades a medias, fotografías manipuladas, piquetes de profesionales
del insulto primero, del acoso después y al final, por lógica, de la agresión.
La ofensiva contra la presidenta y el Gobierno de la región más próspera y
libre de España ha superado hace tiempo todos los límites de la discrepancia y
crítica política para convertirse en una agresión constante al Gobierno electo
por los madrileños. Una nada sorprendente alianza entre el Gobierno de
Zapatero, el Ferraz de don Pepiño, anarcosindicalistas, pesebristas del
socialismo de diversa ralea y medios de comunicación filosocialistas, en parte
dolidos por no ver satisfechas sus exigencias de favores varios, han lanzado
una operación que no tiene precedentes en la democracia española. No importa
que los madrileños hayamos dado con repetidas mayorías absolutas el voto y la
confianza a Esperanza Aguirre. Con un programa sin mentiras y cumplido. En una
legislatura la Comunidad de Madrid ha construido ocho hospitales y el
socialista andaluz Chaves, en siete legislaturas, no ha hecho más que dos. Aquí
se ve la diferencia entre quienes tienen un compromiso, liberan fuerzas para la
iniciativa de los individuos y la empresa y quienes se gastan el dinero en
garantizar su propio condumio en un régimen de funcionarios militantes o
lacayos y súbditos dependientes y subvencionados. En Madrid es donde, por
contraste, más estruendosos son el fracaso y la voluntad totalitaria del
sectarismo socialista allá donde está en el poder. Sea Moncloa, Sevilla o
Barcelona. La población lo reconoció con su voto. Por eso Madrid -y en menor
medida Valencia-, es tratada como si fuera una de esas «provincias traidoras»
que Franco quiso castigar tras la guerra. Madrid resiste, sin complejos, a sus
amenazas, mentiras e imposturas. No lo pueden soportar.
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