ABC 12.11.08
Ya saben ustedes que ahora ya
en España el dinero público no es de nadie. Y lo quieren todos. Por eso
considero una idea espléndida gastarlo rápidamente, siempre que sea de forma
vistosa. No vaya a trincarlo alguien antes. Ya saben que aquí el que no corre
vuela. Si no llegamos a invertir sabiamente 20,35 millones de euros en decorar
la cúpula de una sala en la sede de Naciones Unidas en Ginebra, corríamos el
riesgo de dilapidar este dinero tan decente en mil cosas importantes pero no
existenciales. Como en tuneados de despachos o coches oficiales. O en nóminas y
sedes para cien organizaciones con vocación de explicarnos el mundo, desde el
origen catalán del guacamole al acento del vascuence de Copérnico, los
antepasados guanches de Duke Ellington o el carácter librepensador andaluz de
Almanzor. Coincidirán conmigo en que ahora el dinero está a salvo. Si pagamos
impuestos para financiar a tanto artistilla, pintamonas y desgarramantas al
servicio del movimiento de la Zeja, nada más justo que pagar bien a un gran
artista como Barceló. Y qué menos que un gesto generoso a esa organización del
Bien que es la ONU. Tan dispuesta ella no sólo a recibir esta ofrenda
multicolor abovedada sino todo nuestro dinero que el Gobierno quiera darle a
cambio de sello y membrete para la Alianza de Civilizaciones o un barniz
multicultural a la próxima ocurrencia del Gran Timonel. Era lógico por tanto
que se desviaran para ello Fondos de la Ayuda al Desarrollo. El día 18, bajo
bóveda, tendremos la foto de Zapatero con Ban-Ki Moon, un coreano espabilado,
socio suyo en estas empresas. Juntos nos demuestran que con nuestros cheques se
puede hacer historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario