ABC 08.04.09
«Con Pedro Solbes España ha vivido los momentos más
brillantes de su economía». Con frases así quiere infundir confianza el Gran
Timonel. Ésta es sólo una pequeña joya de la palabrería incontenible de nuestro
presidente del Gobierno, en una especie de incontinencia verbal terrorífica y
tan absolutamente fea por mentirosa que causa casi dolor físico.
No se
trata ya del Gran Timonel tratando a los españoles como pequeños gilipollas
cuando nos dice que él tenía marcado los tiempos de una crisis de Gobierno que
le pilló literalmente en bragas al jefe. Sucede siempre que se impone la lógica
de la selección negativa. Cuando un jefe se sabe un impostor mediocre y tiene
que elegir gente peor en su entorno para no temer que alguien cuestione su
posición y sabotee su impostura. Porque ha tenido gracia la ministra de
defensa, doña Carmen, la señora de Barroso, el jefe de tantas cosas,
desmintiendo al Pentágono y a la Casa Blanca, a la OTAN y a sus mandos, a todos
los ministros de defensa supuestamente aliados y a los propios militares. Aquí
uno aparece en el Congreso y puede contar cualquier milonga en abierta
contradicción no ya con las manifestaciones de todos los demás implicados sino
con la realidad flagrante y se va a casa andando, con una oficial del ejército
llevándote el bolso y la gabardina. La ministra socialista, pacifista,
feminista, nacionalista, catalanista y cacique, de las nuevas ricas que
maltrata al servicio que no paga ella. Como decía su amigo Rubianes, con quien
tanto se solidarizó, «que se metan su España por el culo». Cuando falta el
respeto, todo es posible. Nos pueden contar cualquier cosa, cualquiera de
ellos, sin rubor, mentiras grotescas, porque no hay respeto ninguno.
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