ABC 15.09.07
Los tres intelectuales iberoamericanos que se atrevieron en «Manual del perfecto idiota latinoamericano» a desenmascarar la demagogia de las felicidades utópicas vuelven ahora con el mismo ingenio y más razones
Por desgracia han empeorado mucho las cosas del idiotismo político desde que hace diez años tres intelectuales latinoamericanos se atrevieron a arremeter con tanto humor como virulencia contra el armatoste pseudointelectual del izquierdismo hegemónico en lo que sólo con piedad se puede llamar pensamiento político latinoamericano. Aquel Manual del perfecto idiota latinoamericano que escribieron al alimón el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, el peruano Álvaro Vargas Llosa y el cubano Carlos Alberto Montaner, que fue un inmenso éxito de ventas, describía y despedazaba con menos ironía que mordacidad, muchísimo ingenio y al menos tanta información como sentido común la interminable retahíla de mentiras, leyendas, monsergas, mitos, dogmas y tabúes que, construidos sobre una base marxista semiculta, se han convertido en mecanismos que impiden un debate político abierto y razonable, son pretexto continuo y grotesca base teórica para todos los ataques a la libertad individual y son probablemente hoy la razón inmaterial más importante del subdesarrollo en Latinoamérica.
En Europa también. Pues bien, los tres «mosqueteros del
liberalismo» o «siniestros caballeros del brutal e inhumano capitalismo
salvaje», según quien hable de los autores, atacan de nuevo ahora con El
regreso del idiota. Con la misma virulencia y el ingenio de antaño, si cabe con
más razones que la Historia se ha encargado de darles en esta década
trascurrida y con un ingente despliegue de conocimiento de las diferentes
realidades políticas en Latinoamérica pero también en Europa y ?cómo no? en
esta patria nuestra en la que hay días que se cumple fielmente aquella frase
atribuida al recordado Santiago Amón de que «en España no cabe un idiota más».
Las descripciones de los peores fantoches de la demagogia izquierdista, el
indigenismo o el antiimperialismo evocan de inmediato a muchos
individuos/individuas de nuestra maltrecha realidad política nacional. No debe
extrañar a nadie que en el capítulo muy explícitamente titulado «En Europa
también los hay», el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero goce de un protagonismo especial con su «filosofía» política más
propia de Macondo que de una capital europea.
Prédica tercermundista. Pero sin duda es en la explicación
de los diferentes procesos habidos en la última década en Latinoamérica en
donde el libro hace aportaciones perfectamente deliciosas aparte de
extremadamente solventes y muy bien explicadas. Con perfecta irreverencia se
describe, como dice el prologuista, que difícilmente podría haber sido alguien
mejor que Mario Vargas Llosa, «el continente idiotizado por la prédica
ideológica tercermundista en todas sus aberrantes variaciones, desde el
nacionalismo, el estatismo y el populismo hasta, como no, el odio a Estados
Unidos y al neoliberalismo».
Abolir la realidad. Sin duda gozan de una coyuntura que les
es tan favorable a ellos como peligrosa para las expectativas democráticas,
para la integridad y el buen funcionamiento de las instituciones, para el libre
mercado y el progreso, las libertades individuales. Y por supuesto es una mala
noticia para la realidad. Porque uno de los nexos que unen a todos los «ismos»
que el izquierdismo de las últimas décadas ha generado está en su permanente
esfuerzo por abolir la realidad. La abolición de la realidad y la
experimentación social son su principal vocación y por ella gastan ríos de
tinta, invierten fortunas, destrozan tradiciones buenas, inventan supuestas
tradiciones malas, generan odios y fobias y en los casos más extremos persiguen
a sus ciudadanos, los torturan o los encarcelan. Que gran parte de los
experimentos sean ya casi tan viejos como el sueño bolivariano no parece
irritar a sus promotores que habitualmente son los que menos sufren sus
consecuencias.
El regreso del idiota es un libro hilarante por mucho que
trate cuestiones muy graves y por supuesto tremendamente preocupantes en su
evolución. En el Manual... se citaba con profusión al uruguayo Eduardo Galeano
como autor de la Biblia del idiota con su libro Las venas abiertas de América
Latina. Galeano es una fuente inagotable de citas fanáticas y mágicas, es decir
de sandeces concatenadas. También era inevitable en éste aunque se ve
acompañado por otros grandes «idiotas sin fronteras», expertos en la abolición
de la realidad como son el inefable Noam Chomsky, James Petras, por supuesto el
ínclito falsario y pelmazo de Ignacio Ramonet, el lacrimoso Harold Pinter y
otro dramaturgo, Alfonso Sastre. Muchos nombres más se podrían añadir y desde
luego decenas de la cuadra hispana, y todos tienen en común que jamás han
sufrido las consecuencias de las barbaridades que pregonan. Son los «turistas
del ideal» como con mucha fortuna los definió en su deliciosa novela Ignacio
Vidal-Folch.
El libro de estos tres obstinados liberales impertinentes no
induce sin embargo a la depresión por mucho que algunos personajes y
situaciones políticas que aparecen lo pudieran sugerir. Los autores distinguen
entre la «izquierda vegetariana» y la «izquierda carnívora». En la primera
incluyen a Lula da Silva de Brasil, a Tabaré Vasquez de Uruguay, a Óscar Arias
de Costa Rica y a Bachellet de Chile. En la segunda al dinosaurio Fidel Castro
y a su sucesor como gran agitador contra las libertades en Latinoamérica que es
Hugo Chávez. El ecuatoriano Correa también puede incluirse sin problemas en el
grupo igual que el más bien desasistido Evo Morales, en cierta medida triste
muñeco del gorila de Caracas. La izquierda vegetariana ha optado por aceptar al
menos gran parte de la realidad y optado por una socialdemocracia que en muchos
casos no era previsible por sus posturas previas a la llegada al poder. Esto
sugiere que en ocasiones la realidad tiene efectos curativos y si bien esto
jamás podrá afectar a los intelectuales occidentales que viven de la mentira
victimista tercermundista, sí podría tener en un futuro no lejano también
ciertos efectos correctores sobre otros dirigentes. Pero también surge la
convicción de que el peor enemigo de la sociedad libre que nunca ha sido otra
en mayor grado que la occidental fruto del cristianismo, el respeto al carácter
único y sagrado de la persona y por tanto a los derechos del individuo y a la
fuerza de la razón ha de ser combatido con lucidez, coraje cívico y valentía.
Islamismos, indigenismos, nazismos y comunismos son diferentes ideologías que
tienen en común su hostilidad insuperable hacia la sociedad de la libertad y el
respeto a la persona.
Contra la tiranía. Vargas Llosa, Montaner y Mendoza han
escrito un entretenidísimo libro sobre un continente que conocen y quieren, un
contundente panfleto -en su más noble acepción- en contra de la tiranía y la
mentira y un ferviente alegato a favor de todas las libertades como fórmula ya
probada para alcanzar las mayores cotas de bienestar y progreso como ya decían
los antídotos al cretinismo político que eran Popper o Revel. Vuelven los
autores a recurrir al humor, a veces corrosivo y convenientemente implacable,
con el mismo éxito que en su primer libro conjunto. El objetivo era el mismo:
desenmascarar a toda una subcultura de farsantes más o menos peligrosos. En
ambos casos ha sido logrado aunque siempre con la salvedad terrible que nos
confiere la certeza de que los auténticos idiotas jamás leerán el texto que los
retrata. Porque resulta bastante exasperante, triste y peligroso que, después
del terrible siglo de las experimentaciones totalitarias que fue el XX, los
enemigos de la libertad sigan obstinados, enfermos de ideología, en hacer
sufrir a las sociedades con promesas de felicidades utópicas. Es una muy mala
broma a la que este libro responde con ingenio, humor y mucha realidad.