ABC 18.12.12
Donde el resentimiento triunfa, allá la fobia al yanqui
adquiere formas tan variopintas como furiosas
HA vuelto a pasar, como siempre que se abate una desgracia
sobre la sociedad norteamericana. Ha vuelto a pasar en toda Europa, como
siempre. Pero, también como siempre, ha sido en España donde este fenómeno
alcanza la categoría de alarde del ridículo. Ya sabemos que Europa nunca
perdonará a EE.UU. todos los favores que les han hecho los norteamericanos a
los habitantes del viejo, violento y cruel continente. Demasiados favores para
esperar gratitud. Entre ellos, salvarles dos veces de la propia barbarie y en
algún momento del hambre. Así es la historia de puñetera y la gente de
mezquina. Los mejores europeos siempre han sabido honrar los lazos atlánticos y
la bendición que la ayuda norteamericana supuso para la libertad y prosperidad
en Europa. Pero donde el resentimiento triunfa, allá la fobia al yanqui
adquiere formas tan variopintas como furiosas. Por eso es España campeona en el
antiamericanismo. Aquí, al complejo europeo general, se une la llamada
militancia antiimperialista por la izquierda y por la derecha el desdén patrio
a un enemigo antiguo que nos arrebató las colonias. Más toneladas de prejuicios
e ignorancia. Pero el antiamericanismo español más activo y tremendista, el de
la izquierda, atraviesa un momento confuso. Porque en su necesidad de héroes lo
encontró en un candidato negro a la presidencia americana. Que ganó. Muchos
habrían quizás preferido que el tenebroso «complejo
industrial-militar-financiero» lo hubiera derrotado porque habría nacido un
mito. Y no habrían roto la narrativa clásica. No fue así y el santo laico negro
llegó a la presidencia. Un contratiempo para estos hinchas españoles. Porque
cinco años después Guantánamo -aquel horror de Bush- está repletito de
terroristas.
Obama ha cometido muchos más asesinatos selectivos que el
malvado tejano y ha matado a terroristas y no terroristas por donde se le
pedía. Pero como es miembro de honor del club de la bondad que el instituto de
la hegemonía moral de la izquierda mantiene en nuestro país, a Obama se le
perdona hasta que procese por traición a un soldado traidor, Bradley Manning,
que suministraba información militar y diplomática secreta a otro santo laico
de la izquierda, un buhonero y ladrón llamado Julien Assange. Imagínense la que
le habrían montado por todo esto a Bush padre, hijo o republicano habitual.
Pero como declaró a Obama de los suyos, la izquierda española no tiene
problemas con mentiras de la CIA en Bengasi, por niños muertos en Afganistán
por aviones no tripulados u chapuzas sangrientas diversas. Ya saben que la
izquierda tiene bula. Lo que para Depardieu es evasión antipatriota de
impuestos que exige firmeza represiva, cuando no la guillotina, para Bardem es
un pelotazo a aplaudir en su paseo por el bulevar de la fama. Lo que en Bush
era un crimen espantoso, en Obama es un doloroso revés que pide cariño. Pero
estaban tímidos en el antiamericanismo. Y por eso rebosan entusiasmo ahora que
tienen oportunidad de insultar al americano, a la sociedad americana, mientras
elogian al presidente, «tan poco americano que parece un progresista europeo»,
como dicen las almas más sencillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario