ABC 05.01.13
A veces
el pueblo no sabe si le gobierna un vivo o un muerto
Los
caudillos, menos los menos mañosos que son linchados o ejecutados por sus
propias gentes, mueren todos de forma muy parecida. Con partes del equipo
médico habitual que emiten letanías mentirosas que nadie cree. Y que llevan
también ahora en el caso de Hugo Chávez, como en el de Fidel Castro o los
diversos Breznevs y Chernienkos, a que los gobernados no sepan a ciencia cierta
si les gobierna un vivo o un muerto. De momento en el caso venezolano no se ha
muerto el original aun o al menos es lo que afirman sus deudores. Pero los
sustitutos ya se mueven. Porque las precariedades son ya lo único que tiene
certeza con la desaparición del presidente recién electo, que no podrá ya
asumir su cargo. El delfín dentro de Venezuela es el por él ungido Nicolás
Maduro. Ni siquiera eso supone ya una seguridad en una situación política que
cambia dramáticamente por el vacío que genera la desaparición de Chávez.
Fuera de Venezuela, el que tiene
ambición de asumir el caudillaje en el «movimiento bolivariano» o el
«socialismo del siglo XXI» es Rafael Correa, el presidente de Ecuador que ayer
mismo abría la campaña electoral para las elecciones presidenciales en su país.
Correa no sólo cuenta con ganar las elecciones y renovar mandato, sino
confirmar que es el único de los dirigentes latinoamericanos cercanos
ideológicamente a Chávez que puede asumir su legado internacional. Cree poder
contar con que el pobre sucesor venezolano, Maduro, sea realmente un personaje
tan desasistido como dicen y parece. Y con su vocación «internacionalista» y «antiimperialista»
que lo mismo le lleva a jugar a protector de Julian Assange como coquetear con
los radicalismos islamistas de Oriente Medio e Irán emulando a Chávez. El
carisma de Correa no es el de Chávez y su poderío petrolífero dista de ser el
de Venezuela. En todo caso, con la desaparición del singular personaje que ha
sido el caudillo venezolano las interrogantes no se limitan a ver si Maduro
logra mantener vivo el chavismo post Chávez. Sino en ver si colapsa el inmenso
sistema de poder creado por Chávez con sus aliados cubanos.
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