ABC 17.11.12
David
Petraeus ha hablado. Y su declaración a puerta cerrada es ya una bomba más en
todo este caso que comenzó como una mera infidelidad del general más brillante
del ejército norteamericano y lleva camino de convertirse en algo muy, muy
serio. El escándalo de la novia o novias del general o los generales, de sus
aventuras y correos electrónicos, documentos y citas secretas, mucho sexo y
muchísimas mentiras, crece como espuma tóxica en Washington. Según se conocen
detalles, los demócratas al menos respiran aliviados, conscientes de que este
escándalo dos meses antes de las elecciones podía haber jubilado al presidente
Obama.
Muchos republicanos están indignados por la eficacia en la
ocultación por parte de la Casa Blanca. El huracán Sandy le llegó en el momento
oportuno a Obama. Durante días él obtuvo todo el protagonismo como jefe del
ejecutivo que luchaba contra los elementos. Y no hubo tiempo antes de las
elecciones de que sufriera el desgaste por el retraso en el restablecimiento de
los servicios que aún sufre la costa este. Pero en el caso del huracán
Petraeus, aquí ha habido más que «baracka» (suerte) de Barack. De momento, el
general de cuatro estrellas ha soltado su bomba ante un comité de la Casa de
Representantes. Según ha dicho, la implicación de Al Qaeda en el ataque de
Bengasi estaba claro desde el primer momento y así se expuso en un informe. Sin
embargo, esa frase concreta que citaba a Al Qaeda desapareció de las versiones
que distribuyó la Administración Obama. Según miembros de la Casa presentes,
nadie sabe cómo se cambió el informe ni quien lo hizo. La versión oficial de
aquel ataque el 11 de septiembre afirmaba que había sido un ataque espontáneo,
causado en principio por la indignación causada en el mundo islámico por un
vídeo norteamericano en el que se denostaban hábitos del islam. En aquel ataque
murieron el embajador norteamericano y otros cuatro colaboradores de la
legación. Después se ha afirmado que aquella legación funcionaba como base
operativa de la CIA para todo el norte de África. La embajadora ante la ONU,
Susan Rice, que hizo de portavoz de la Casa Blanca en esta crisis se paseó el
día 16 de una televisión a otra insistiendo en que se trataba de un ataque
espontáneo. En los primeros informes ya se había descartado por completo la espontaneidad
del ataque.
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