ABC 08.03.13
Todos los enemigos de la libertad tienen hoy delegación
junto a ese cadáver del que no se sabe cuándo ni dónde murió
EN el Ayuntamiento de San Sebastián han colgado de nuevo una
pancarta en recuerdo y apoyo a los presos terroristas. A nadie puede extrañar.
Son los terroristas no presos los que han colocado en el Ayuntamiento a quienes
allí mandan. Y han podido gracias a los crímenes de quienes están en parte en
la cárcel y en parte fuera de ella. En realidad, la corporación de Bildu
siempre está dispuesta a colocar, colgar o izar todo aquello que ofenda o
agreda a España, a su integridad, a su historia y a sus muertos, muchos de
ellos, por cierto, víctimas de los amigos de la corporación. Hace semanas
colocaron una señera estelada para conmemorar la fantasmada de la proclamación
de soberanía del Parlamento catalán.
Siempre dispuestos a este tipo de gestos, muy conscientes
ellos de que tienen más claros sus objetivos y más decidida su actitud que ese
enemigo suyo que algunos llaman Estado de Derecho. Ayer, el Ayuntamiento de San
Sebastián colocó una bandera de Venezuela al tiempo que el presidente de la
Diputación designado por ETA, Martín Garitano, anunciaba su asistencia al
funeral de Estado de Hugo Chávez. El caudillo del «socialismo del siglo XXI» y
del movimiento bolivariano recibirá hoy los honores de jefes de Estado y de
Gobierno, entre ellos de nuestro Príncipe Felipe. Algunos, los de las
democracias avanzadas, acuden por cortesía y compromiso. Quien no tenga tanta
inversión o compatriotas en Venezuela como España, procurará enviar a alguien
de menor nivel. Otros llegan entregados a la devoción y la gratitud por un
hombre que les dio liderazgo, ideología, fuerza, entusiasmo y muchísimo dinero.
Con el castrismo de Cuba a la cabeza. Que sabe lo que le debe a este hombre que
no solo dio vida al régimen comunista de La Habana, hundido, quebrado y
desahuciado. Sino que además le otorgó estatus de ocupante pacífico de
Venezuela, copartícipe de su soberanía. Además están todos los líderes
bolivarianos de la región que, gracias a los precios del crudo venezolano se
han podido permitir jugar a la economía sin mercado y con cortes de manga y
matonismo siempre que quisieron. Por supuesto, allí están los izquierdistas
antioccidentales de varios continentes, desde las estrellas de Hollywood en
chándal de narcosala, hasta los carniceros mataniños del presidente sirio Assad
y las mafias del biolorruso Lukashenko. Y no es caricatura. Pero además están
allí hoy representados todos los terroristas del mundo. Allí están Hamás
palestina e Hizbullah libanesa y la Guardia Revolucionaria iraní, tres socios
muy activos de Hugo. Fue él quien hizo de Venezuela la cabeza de puente del
islamismo y su terrorismo en América Latina. Allí lava y multiplica dineros el
fanatismo islamista y allí se burla el embargo a Teherán. Allí están los
estados terroristas y las bandas. Las FARC, las terminales Al Qaida y demás
franquicias del terror. Y por eso allí está ETA, con sus miembros residentes en
Venezuela y sus delegados llegados de España como Garitano. Hoy en Caracas está
lo peor. Todos los enemigos de la libertad tienen hoy delegación junto a ese
cadáver del que no se sabe cuándo ni dónde murió.
Chávez logró aplastar a media nación con la otra media y
legitimar con el odio y la revancha un proyecto de inmensa ambición,
totalitario, criminal e internacionalista en el peor sentido del término. Y
hoy, más allá de las cortesías oficiales, quienes le rinden sentido homenaje
son sus socios y cómplices. Que ETA esté allí es lógico. Que la izquierda
española entronice en los altares a quien hizo estas afinidades electivas
produce congoja. Y revela la fragilidad de su compromiso con la democracia y la
sociedad abierta.
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