domingo, 22 de febrero de 2015

DOS RIVALES Y ALGO MÁS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  05.11.12


El martes se vota en Estados Unidos entre dos personalidades, Barack Obama, y Mitt Romney, que llevan meses luchando por marcar diferencias entre ellos. Y no han tenido especial éxito en ello. Los votos ya decididos lo son muy probablemente porque se rigen por la polarización en la división de la sociedad norteamericana. Que bajo el primer mandato de Obama no ha hecho sino aumentar. Porque muchos obamistas en EE.UU. -y en Europa, donde el presidente tiene, más que seguidores, forofos entregados- han presentado al empresario Romney como un despiadado capitalista que desprecia al 47% de la población a la que adjudica una actitud pasiva y dependiente en sus vidas.

Pero lo cierto es que el Partido Demócrata con Obama se ha convertido en una máquina de descalificar a todos aquellos que muestren resistencias a la política de la Casa Blanca. Obama parte en todo caso como favorito este martes pese a que Romney se superaba en el favor del voto durante muchas semanas. Justo hasta que el huracán Sandy interrumpía dramáticamente la campaña a una semana de las elecciones. En lo que inevitablemente favorece a un presidente que desde sus poderes ejecutivos centra toda la atención de focos y cámaras. Mientras el candidato enmudece automáticamente durante la crisis. De no darse un desastre en la gestión, que no se dio, una situación así favorece claramente al candidato en el cargo. Obama ha decepcionado a muchos, lo que era inevitable dadas las expectativas generadas hace cuatro años. Nadie puede olvidar que heredó muy serios problemas de una presidencia malograda de George Bush. Pero la incapacidad de Obama para ejercer como un presidente integrador ha sido palmaria y su fracaso no puede achacarse únicamente a una «cerrazón republicana» como gusta tanto a los demócratas y a sus simpatizantes europeos. Y Mitt Romney ha demostrado ser un candidato mucho mejor de lo que apuntaba en las primarias y ha resistido todos los intentos de ridiculizarle de los medios norteamericanos, obamistas en su mayoría.

En todo caso, gane Obama o dé finalmente la sorpresa Mitt Romney, los problemas de EE.UU. que son acuciantes y gravísimos, serán los mismos. Y su solución depende de otra elección que se celebra mañana y que es la de la totalidad de los miembros de la Casa de Representantes y un tercio del Senado. Obama puede ganar muy brillantemente. Pero como los republicanos renueven su mayoría en la Casa de Representantes y consigan arrebatarle la muy escasa mayoría demócrata en el Senado a Obama, este segundo mandato le nacerá muerto al triunfador con un Congreso en contra. O mucho tendrá que cambiar el presidente, que ha sido incapaz hasta ahora de gobernar en mínima cooperación.

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