martes, 24 de febrero de 2015

NEFASTAS BONDADES

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  11.05.13


Lo peor para Bangladesh sería la desaparición de las industrias que dan un cierto desarrollo al país

Ya llegan al millar los muertos del colapso del edificio de talleres en Dacca, la capital de Bangladesh, hace dos semanas. Ya hay detenidos sobre los que volcar la ira popular. Sin duda muchas veces de forma justificada. Mafiosos explotadores que inevitablemente actúan en estas fases primitivas de la producción industrial, como los talleres de ropa afectados, son personajes odiosos que en poco se diferencian de esclavistas o traficantes de seres humanos. Y ya se han calmado algo los ánimos ante la presencia, como compañías contratantes de aquellos talleres, de muchas compañías occidentales de ropa.
Las condenas altisonantes contra las compañías occidentales y las fáciles y muy mediáticas acusaciones contra «el capitalismo de rapiña» ya han cumplido la función de calmar la conciencia de los consumidores habituales de la producción de aquellos talleres. La indignada bondad de las sociedades occidentales es muy abundante precisamente porque resulta gratis.
Los enfados y gestos iracundos, llamando hasta al boicot de las marcas implicadas son efectistas aquí para que todos nos sintamos un poco mejor ante aquel suceso de horror. Pero resultan inútiles siempre, y muchas veces nefastos, si de lo que se trata es de evitar nuevos horrores a la comunidad afectada por la tragedia. Y el peor horror es la desaparición de las industrias que dan trabajo, alimento y tímidamente, potencial de desarrollo al barrio, a la ciudad y al país. Es hora de hacer valoraciones sensatas, previsión de riesgos, planes de mejoras, objetivos a corto y medio plazo. Los socios occidentales de los talleres deben jugar, de hecho las compañías norteamericanas y europeas lo hacen en muchos lugares, ese papel de presión sobre las autoridades. Como parte de la responsabilidad corporativa. Que se refleja en su imagen de marca. Pero no dejemos que la hipocresía descontrolada, en terrible combinación con la ignorancia y la irresponsabilidad, despojen de su principal sustento a estos focos de desarrollo en medio de la miseria.

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