ABC 11.05.13
Lo peor para Bangladesh sería la desaparición de las
industrias que dan un cierto desarrollo al país
Ya llegan al millar los muertos del colapso del edificio de
talleres en Dacca, la capital de Bangladesh, hace dos semanas. Ya hay detenidos
sobre los que volcar la ira popular. Sin duda muchas veces de forma
justificada. Mafiosos explotadores que inevitablemente actúan en estas fases
primitivas de la producción industrial, como los talleres de ropa afectados,
son personajes odiosos que en poco se diferencian de esclavistas o traficantes
de seres humanos. Y ya se han calmado algo los ánimos ante la presencia, como
compañías contratantes de aquellos talleres, de muchas compañías occidentales
de ropa.
Los enfados y gestos iracundos, llamando hasta al boicot de las marcas implicadas son efectistas aquí para que todos nos sintamos un poco mejor ante aquel suceso de horror. Pero resultan inútiles siempre, y muchas veces nefastos, si de lo que se trata es de evitar nuevos horrores a la comunidad afectada por la tragedia. Y el peor horror es la desaparición de las industrias que dan trabajo, alimento y tímidamente, potencial de desarrollo al barrio, a la ciudad y al país. Es hora de hacer valoraciones sensatas, previsión de riesgos, planes de mejoras, objetivos a corto y medio plazo. Los socios occidentales de los talleres deben jugar, de hecho las compañías norteamericanas y europeas lo hacen en muchos lugares, ese papel de presión sobre las autoridades. Como parte de la responsabilidad corporativa. Que se refleja en su imagen de marca. Pero no dejemos que la hipocresía descontrolada, en terrible combinación con la ignorancia y la irresponsabilidad, despojen de su principal sustento a estos focos de desarrollo en medio de la miseria.
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