ABC 06.04.13
Siempre es negro el humor que se produce en torno a la
actual presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, a su viscoso
peronismo como versión rioplatense de un fascismo izquierdista añejo y a su
zafia forma de entender la política, la vida y hasta la muerte. Andaba ella por
paisajes devastados y con los cadáveres de las víctimas de las inundaciones aún
sin enterrar y ella no hacía sino echar culpas a los demás de la falta de apoyo
y del profundo desamparo de los habitantes de los miserables suburbios
bonaerenses. Como si ella no tuviera nada que ver con todo ello. Y por
supuesto, lleva clavada la herida de una ingenua broma del presidente del país
vecino, Uruguay, que dijo con gracia lo que otros en el continente dicen con
mucha más crueldad. El viejo presidente uruguayo, José Mujica, no es
especialmente cruel ni polémico. Pero resulta que sentado con otros político se
creyó obligado a darles su impresión sobre la presidenta argentina, con quien
se había visto. Los micrófonos no habían sido desconectados. Así se pudo oír
muy nítidamente cómo Mujica decía eso de «esta vieja es peor que el tuerto», en
clara referencia a que Cristina es aún peor que su difunto marido Néstor,
presidente montonero y trapacero también. Pero que según cuentan tenía un mínimo
sentido del pudor del que carece por completo su viuda. Néstor Kirchner era
muy, muy bizco, por mucho que el peronismo lo operara virtualmente en las
grandes pancartas y los carteles. Ha habido hasta nota de protesta del Gobierno
argentino. El pobre presidente Mujica habrá dado gracias al cielo por no
haberse extendido más en la descripción de su vecina homóloga.
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