Por HERMANN TERTSCH
ABC 16.03.13
Muchos creen que la guerra en Siria es el brote inicial de
esa gran guerra de religión dentro del islam
DAVID Cameron y Francois Hollande han fracasado en su intento
de imponer en la UE el levantamiento del embargo de armas a Siria. Hay muchos
escarmentados que señalan aún a Libia como un precedente que no puede
repetirse. Allí, gran parte de las armas, no solo de las suministradas por
gobiernos occidentales, también las almacenadas por Gadafi, pasaron a manos de
diversas milicias en África. Así recibieron enormes suministros todos los
movimientos que se mueven en una amplia franja que va desde Etiopía hasta Mauritania.
Los ejércitos islamistas compuestos por estas bandas y armados con esas armas
suponen ya una directa amenaza para los Gobiernos de la región. Y son la causa
de la intervención francesa en Mali. Una intervención que no ha tenido todo el
apoyo que debiera. Porque estas fuerzas se preparan para establecer diversos
«Afganistanes» como estados santuario para la yihad en el corazón del
continente. Para una guerra santa tanto hacia los países centroafricanos con
recursos como hacia los Estados del norte del continente. Los pobres sirios que
luchan contra el bestial régimen de Bashir el Assad, pero no quieren un estado
islámico, pagan el pato. Ellos ven cómo Assad sigue recibiendo suministros de
todo tipo desde Rusia e Irán. Al mismo ritmo reciben armas, dinero y
suministros las guerrillas salafistas, cada vez más poderosas. Que gana los
pulsos a otros grupos de resistencia. Los sirios que podrían verse inducidos a
luchar por un país no totalmente islamista, son los únicos que sufren el
embargo. Y pierden influencia y hombres ante el pujante islamismo financiado
desde el golfo. Veremos si, como ya apuntan muchos, estamos ante la gran guerra
entre chiísmo y el sunismo. Muchos creen que la guerra en Siria es el brote
inicial de esa gran guerra de religión dentro del islam. Una guerra la siria
que, hasta el más optimista sabe entrever, aún está lejos hasta de su ecuador,
cuando se cumplen dos años de combates y 70.000 muertos. Y la inestabilidad
puede extenderse por toda la región. La guerra entre salafismo y chiísmo es
probable. Pero la guerra del salafismo con Occidente es un hecho. Ya se erige
en la peor amenaza para las democracias occidentales. Esta semana, la policía
alemana ha prohibido tres organizaciones salafistas y ha llevado a cabo muchas
redadas con hallazgos muy preocupantes. En varios pisos francos se han
encontrado productos químicos para atentados. Los informes sobre terroristas
durmientes en todos los países europeos son coincidentes y alarmantes. La
masiva presión del salafismo sobre el islam moderado en las capitales europeas
no lo es menos. Y sus recursos han aumentado en los pasados años de forma
exponencial. Los europeos pueden tener un terrible despertar cuando por
necesidades estratégicas tengan que actuar en África. Entonces comprobarán trágicamente
toda la presencia enemiga en su retaguardia europea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario