domingo, 22 de febrero de 2015

TORMENTAS SATURNALES

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  30.11.12


Como a la derecha de este país se le pega casi todo lo malo de la izquierda, ya tenemos un frente del fatalismo también en la diestra

LOS observadores del cosmos han descubierto una terrorífica tormenta en el polo norte de Saturno. Yo, que no sé donde está el norte en Saturno, me he asomado al ojo de la tormenta gracias a la sonda Cassini, un ingenio que debe andar por allí cerca, y debo decirles que lejos de estar aterrado, me ha serenado contemplarla. No sólo porque sé que dicha tormenta está lejísimos. Sobre todo, como me suele ocurrir con las imágenes del universo, porque me ayuda a relativizar nuestras tormentas inmediatas. Si se imaginan a la Tierra en los vaivenes de esa tormenta de Saturno convendrán en que nuestros actuales avatares tienen dimensiones manejables. Incluso para proporciones terráqueas, humanas, nuestras cuitas en España son, si me lo permiten sin condenarme por cruel y desalmado, menores.
Los miles de niños que han muerto en un año en Siria son un drama más cierto que muchos de los que aquí alimentan puntualmente la productiva fábrica de demagogia, insaciable de materia prima por tramposa y falsa que sea. Por no hablar de las decenas de miles de niños del África central de cuya muerte ni siquiera recibimos noticia. Nuestras tragedias propias, reales, son condimentadas hasta su total transformación por unos medios encargados de que encajen en la narrativa crepuscular de las fuerzas más reaccionarias de la sociedad, bien ancladas en la izquierda. Que se dedican a convertir todos y cada uno de los problemas en una tormenta saturnal. Y nos amenazan con un apocalipsis, con el infierno y sobre todo con la fatalidad sistemática. Todo va a ser peor, dicen, si nos movemos. Y han de recurrir a la mentira para defender un pasado idílico que jamás existió. Lo esgrimen los inmensos aparatos del inmovilismo para defender privilegios menos sostenibles que la cabeza de María Antonieta. Lo único que saben hacer es generar miedo. Y con el miedo, odio.

Como a la derecha de este país se le pega casi todo lo malo de la izquierda, jamás ninguna de sus habilidades, ya tenemos un frente del fatalismo también en la diestra y entre los llamados liberales. Es decir, en los sectores que deberían ver en los cambios la renovación ansiada y en la propia crisis, pese a todos sus desgraciados componentes, la gran oportunidad para que este país se libere de tantas lacras como arrastra. Desde la conciencia de que el estado de cosas pasado y presente es insostenible pero además profundamente indeseable. Para una España con criterios de probidad, respeto, racionalidad y competitividad en el mundo. Proclaman su desánimo cuando deberían airear su indignación. Hablan de resignar cuando deberían rebosar rabia. Y sobre todo ganas de acabar con tanto disparate, tanta ilegalidad, tanta afrenta y sinsentido, tanta necedad, ignorancia, indolencia y desidia que han dejado a este país en el estado de postración en que se encuentra. Nadie está libre del arrebato del «kulturpessimismus». Cuando en un día vemos que muere la quinta niña del Madrid Arena y nadie asume responsabilidad, echan a 6.000 de la banca, Caritas desbordada, sale libre la mafia china por error judicial, Amaiur/ETA insulta en el hemiciclo a los muertos y elogia a los asesinos sin que nadie le interrumpa, Artur Mas se obstina en proseguir su deriva golpista con ERC, el hipócrita de Durán ya recibe otra vez mimitos de Rajoy, los ladrones de los ERE en la Junta andaluza se van impunes de mariscada y TVE parece la tele de Hamás, dan ganas de emigrar de este Estado fallido. Ese es precisamente el momento de pensar en los españoles que quieres, en tu España. Y decirte que rendirse no es opción ni desertar es de señores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario