martes, 24 de febrero de 2015

INDEPENDENTISMO ALEMÁN

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  23.03.13


Muchos millones de alemanes recuerdan y añoran tiempos en que con una moneda propia eran independientes

ALGUNOS ya lo habían advertido antes de que se implantara el euro. Hoy son muchísimos los alemanes, según ciertos sondeos hasta el 65%, que consideran que la creación del euro fue un error. En palabras del historiador Arnulf Baring «el peor error que ha cometido Alemania desde 1945». Se acaba de presentar en Alemania «Alternative für Deutschland», el primer partido contrario al euro. Fundado por economistas y empresarios, algunos de gran relieve y la mayoría procedente de la CDU de Angela Merkel, pretende presentarse a las elecciones federales de septiembre. Su primer objetivo es hacer mucho daño electoral a la democracia cristiana. El suficiente para abrir el debate sobre la disolución ordenada de la zona euro. No es un partido derechista, ni nacionalista, ni siquiera populista. AfD se dice convencido de que, por el bien de todos los países integrantes de la eurozona, procede su disolución. No es un secreto que en la CDU, el partido de Merkel, así como en el liberal FDP, hay gente relevante que comparte esta opinión. Cada momento crítico, como el actual de Chipre, aumenta su número y los reafirma en esa convicción. Cuando asumen el liderazgo se le tacha de hitlerismo, cuando no lo hacen de fracasados, cada vez son más alemanes los que no ven ventaja alguna en compartir moneda y política económica y presupuestaria con los europeos del sur.

Muchos se remiten hoy a las palabras del historiador Arnulf Baring de 1997. Cinco años antes de la entrada en vigor de la de la eurozona, Baring advirtió que la obsesión de Helmut Kohl por compartir una moneda con países meridionales radicalmente distintos en su concepto de la vida, el orden y la economía, era un nuevo alarde del idealismo alemán, es decir, una receta para la catástrofe. «Nosotros estaremos financiando a ociosos en los cafés del sur. Y cuando exijamos disciplina presupuestaria nos llamarán nazis. Y volveremos a ser la nación más odiada de Europa». Baring vaticinó con notable exactitud el proceso que comenzó con la primera crisis y no deja de agudizarse. El malestar es grande en el sur, pero también en el norte. Según dicen, al norte se le exige que pague, al sur que se discipline más allá de sus deseos y posibilidades. El resultado es la permanente insatisfacción y la falta de confianza y estabilidad. El Gobierno ha ignorado esta realidad. Y en el sur nadie agradece los esfuerzos del norte y cada vez es mayor el odio al alemán. La AfD defiende el mercado común y la pervivencia de instituciones comunes. Pero quiere independencia para Alemania. Es pronto para saber si podrán hacer daño a CDU y SPD. Pero será un factor electoral el hecho de que muchos millones de alemanes recuerdan y añoran tiempos en que con una moneda propia eran independientes, solventes y además queridos.

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