Por HERMANN TERTSCH
ABC 29.12.12
Obama y el Congreso no han sido capaces de ponerse de
acuerdo sobre los niveles de gasto público
Si hubo gentes genuinamente asustadas ante la llegada de la
fecha establecida por la profecía del calendario maya para el fin del mundo, se
debe seguro en parte a eso que dicen que dijo Chesterton de que uno empieza
dejando de creer en Dios y acaba creyendo en cualquier cosa. Eso no se debe
sólo a la alarmante infantilización de las sociedades modernas desarrolladas.
También a lo que podíamos llamar industria agorera, que satisface la necesidad
de emociones de los consumidores de productos mediáticos. Pasado el 21 de
diciembre del 2012 sin Apocalipsis maya, hemos pasado de inmediato a consumir
un producto agorero sustitutorio menos exótico, que es el Armagedón financiero
y económico. Éste tendría su detonante con el abismo fiscal en el que EEUU
caería el día 2 de enero, si no hay antes un acuerdo fiscal entre la Casa
Blanca y el Congreso. El mensaje que nos llega a Europa no deja lugar a dudas
sobre quienes son los responsables de que, cuando nos veíamos salvados de la
maldición de los mayas, caigamos en el abismo de la desgracia diez días más
tarde. Porque la inmensa mayoría de los medios europeos, pero también muchos
norteamericanos, tienen menos una explicación que una caricatura.
Los culpables son únicamente, nos dicen, un grupo de avaros
reaccionarios republicanos que prefieren se hunda el mundo a ceder una mínima
parte de sus fortunas. Estas caricaturas son por supuesto una majadería. Que
tienden a exculpar a Obama de toda la responsabilidad del atasco en la política
norteamericana. Y en especial del fracaso del control de gasto. Obama ganó su
reelección en gran parte gracias a esa polarización que, nada más llegar al
poder hace cuatro años, prometió combatir y que, sin embargo, no ha hecho sino
aumentar hasta cotas no conocidas en la sociedad norteamericana. Y los
culpables de dicha polarización están por igual en los sectores del «Tea Party»
y Partido Republicano como en el Partido Demócrata, en la Casa Blanca y sus
apoyos mediáticos. Las relaciones nunca se han normalizado. Y el año pasado ya
estuvimos al borde del abismo fiscal aunque todo se arreglara a última hora.
Lo cierto es que Obama y el Congreso no han sido capaces de
ponerse de acuerdo sobre los niveles del gasto público ni sobre la reforma
fiscal. Para modificar las reducciones fiscales que aprobó el presidente George
Bush y que expiran el uno de enero de 2013. Si no hay acuerdo las reducciones
fiscales quedan automáticamente suspendidas por lo que se produce un brusco
aumento de los impuestos. Y nadie sabe hoy lo que va a pagar el próximo año. Así
mal se puede trabajar. Pero lo cierto es que Obama se fue de vacaciones a
Hawai, sabiendo que hoy la división del rival hace aparecer a éste como
culpable de las amenazas de recesión y calamidad. Y que cualquier líder
republicano que busque acuerdo con Obama sin concesiones de éste, será devorado
por unas bases republicanas que se sienten ignoradas y despreciadas por el
presidente. Pese a todo es difícil creer que, dado lo que está en juego para
todos, no haya acuerdo. No hoy ni mañana, pero sí en semanas. Y que el
Apocalipsis vuelva a aplazarse.
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