viernes, 27 de febrero de 2015

APROXIMACIÓN HILARANTE AL IDIOTA CULPABLE

Por HERMANN TERTSCH
  ABC 15.09.07

Los tres intelectuales iberoamericanos que se atrevieron en «Manual del perfecto idiota latinoamericano» a desenmascarar la demagogia de las felicidades utópicas vuelven ahora con el mismo ingenio y más razones

Por desgracia han empeorado mucho las cosas del idiotismo político desde que hace diez años tres intelectuales latinoamericanos se atrevieron a arremeter con tanto humor como virulencia contra el armatoste pseudointelectual del izquierdismo hegemónico en lo que sólo con piedad se puede llamar pensamiento político latinoamericano. Aquel Manual del perfecto idiota latinoamericano que escribieron al alimón el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, el peruano Álvaro Vargas Llosa y el cubano Carlos Alberto Montaner, que fue un inmenso éxito de ventas, describía y despedazaba con menos ironía que mordacidad, muchísimo ingenio y al menos tanta información como sentido común la interminable retahíla de mentiras, leyendas, monsergas, mitos, dogmas y tabúes que, construidos sobre una base marxista semiculta, se han convertido en mecanismos que impiden un debate político abierto y razonable, son pretexto continuo y grotesca base teórica para todos los ataques a la libertad individual y son probablemente hoy la razón inmaterial más importante del subdesarrollo en Latinoamérica.
En Europa también. Pues bien, los tres «mosqueteros del liberalismo» o «siniestros caballeros del brutal e inhumano capitalismo salvaje», según quien hable de los autores, atacan de nuevo ahora con El regreso del idiota. Con la misma virulencia y el ingenio de antaño, si cabe con más razones que la Historia se ha encargado de darles en esta década trascurrida y con un ingente despliegue de conocimiento de las diferentes realidades políticas en Latinoamérica pero también en Europa y ?cómo no? en esta patria nuestra en la que hay días que se cumple fielmente aquella frase atribuida al recordado Santiago Amón de que «en España no cabe un idiota más». Las descripciones de los peores fantoches de la demagogia izquierdista, el indigenismo o el antiimperialismo evocan de inmediato a muchos individuos/individuas de nuestra maltrecha realidad política nacional. No debe extrañar a nadie que en el capítulo muy explícitamente titulado «En Europa también los hay», el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero goce de un protagonismo especial con su «filosofía» política más propia de Macondo que de una capital europea.
Prédica tercermundista. Pero sin duda es en la explicación de los diferentes procesos habidos en la última década en Latinoamérica en donde el libro hace aportaciones perfectamente deliciosas aparte de extremadamente solventes y muy bien explicadas. Con perfecta irreverencia se describe, como dice el prologuista, que difícilmente podría haber sido alguien mejor que Mario Vargas Llosa, «el continente idiotizado por la prédica ideológica tercermundista en todas sus aberrantes variaciones, desde el nacionalismo, el estatismo y el populismo hasta, como no, el odio a Estados Unidos y al neoliberalismo».
Abolir la realidad. Sin duda gozan de una coyuntura que les es tan favorable a ellos como peligrosa para las expectativas democráticas, para la integridad y el buen funcionamiento de las instituciones, para el libre mercado y el progreso, las libertades individuales. Y por supuesto es una mala noticia para la realidad. Porque uno de los nexos que unen a todos los «ismos» que el izquierdismo de las últimas décadas ha generado está en su permanente esfuerzo por abolir la realidad. La abolición de la realidad y la experimentación social son su principal vocación y por ella gastan ríos de tinta, invierten fortunas, destrozan tradiciones buenas, inventan supuestas tradiciones malas, generan odios y fobias y en los casos más extremos persiguen a sus ciudadanos, los torturan o los encarcelan. Que gran parte de los experimentos sean ya casi tan viejos como el sueño bolivariano no parece irritar a sus promotores que habitualmente son los que menos sufren sus consecuencias.
El regreso del idiota es un libro hilarante por mucho que trate cuestiones muy graves y por supuesto tremendamente preocupantes en su evolución. En el Manual... se citaba con profusión al uruguayo Eduardo Galeano como autor de la Biblia del idiota con su libro Las venas abiertas de América Latina. Galeano es una fuente inagotable de citas fanáticas y mágicas, es decir de sandeces concatenadas. También era inevitable en éste aunque se ve acompañado por otros grandes «idiotas sin fronteras», expertos en la abolición de la realidad como son el inefable Noam Chomsky, James Petras, por supuesto el ínclito falsario y pelmazo de Ignacio Ramonet, el lacrimoso Harold Pinter y otro dramaturgo, Alfonso Sastre. Muchos nombres más se podrían añadir y desde luego decenas de la cuadra hispana, y todos tienen en común que jamás han sufrido las consecuencias de las barbaridades que pregonan. Son los «turistas del ideal» como con mucha fortuna los definió en su deliciosa novela Ignacio Vidal-Folch.
El libro de estos tres obstinados liberales impertinentes no induce sin embargo a la depresión por mucho que algunos personajes y situaciones políticas que aparecen lo pudieran sugerir. Los autores distinguen entre la «izquierda vegetariana» y la «izquierda carnívora». En la primera incluyen a Lula da Silva de Brasil, a Tabaré Vasquez de Uruguay, a Óscar Arias de Costa Rica y a Bachellet de Chile. En la segunda al dinosaurio Fidel Castro y a su sucesor como gran agitador contra las libertades en Latinoamérica que es Hugo Chávez. El ecuatoriano Correa también puede incluirse sin problemas en el grupo igual que el más bien desasistido Evo Morales, en cierta medida triste muñeco del gorila de Caracas. La izquierda vegetariana ha optado por aceptar al menos gran parte de la realidad y optado por una socialdemocracia que en muchos casos no era previsible por sus posturas previas a la llegada al poder. Esto sugiere que en ocasiones la realidad tiene efectos curativos y si bien esto jamás podrá afectar a los intelectuales occidentales que viven de la mentira victimista tercermundista, sí podría tener en un futuro no lejano también ciertos efectos correctores sobre otros dirigentes. Pero también surge la convicción de que el peor enemigo de la sociedad libre que nunca ha sido otra en mayor grado que la occidental fruto del cristianismo, el respeto al carácter único y sagrado de la persona y por tanto a los derechos del individuo y a la fuerza de la razón ha de ser combatido con lucidez, coraje cívico y valentía. Islamismos, indigenismos, nazismos y comunismos son diferentes ideologías que tienen en común su hostilidad insuperable hacia la sociedad de la libertad y el respeto a la persona.
Contra la tiranía. Vargas Llosa, Montaner y Mendoza han escrito un entretenidísimo libro sobre un continente que conocen y quieren, un contundente panfleto -en su más noble acepción- en contra de la tiranía y la mentira y un ferviente alegato a favor de todas las libertades como fórmula ya probada para alcanzar las mayores cotas de bienestar y progreso como ya decían los antídotos al cretinismo político que eran Popper o Revel. Vuelven los autores a recurrir al humor, a veces corrosivo y convenientemente implacable, con el mismo éxito que en su primer libro conjunto. El objetivo era el mismo: desenmascarar a toda una subcultura de farsantes más o menos peligrosos. En ambos casos ha sido logrado aunque siempre con la salvedad terrible que nos confiere la certeza de que los auténticos idiotas jamás leerán el texto que los retrata. Porque resulta bastante exasperante, triste y peligroso que, después del terrible siglo de las experimentaciones totalitarias que fue el XX, los enemigos de la libertad sigan obstinados, enfermos de ideología, en hacer sufrir a las sociedades con promesas de felicidades utópicas. Es una muy mala broma a la que este libro responde con ingenio, humor y mucha realidad.

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