ABC 29.01.13
La lucha se librará en todas las sociedades del islam y no
sólo allí. Y en ningún sitio, ni con primaveras ni sin ellas, está decidida
LAS tropas francesas, en alianza con el ejército regular de
Malí, han entrado triunfales en la ciudad de Tombuctú. Desde hace poco más de
una semana y por primera vez en años, la soldadesca terrorista bajo la bandera
del islamismo radical, trufada de bandidos y cuadrillas de delincuentes, se
bate en retirada en aquel país africano. Por primera vez en años la sharia está
en retroceso en África. Según llegaban los soldados franceses y regulares a las
aldeas y ciudades, las mujeres se descubrían el rostro con alivio y los hombres
hacían sonar la música que había sido prohibida. Los mutilados por los
justicieros del islam mostraban sus muñones y la población podía lamentar
públicamente la destrucción de mausoleos, monumentos, templos, tumbas y la
biblioteca incendiada estos días.
Estas buenas noticias se ven eclipsadas en ciertos medios
por la noticia de que algunos miembros del ejército de Malí, al regresar a sus
aldeas o ciudades, no se han comportado como gentlemen británicos con
sus enemigos. Seguro que así ha sido. Aquello no es Suiza ni el Club Liberal en
Whitehall. Seguro que hay venganzas. Y delitos y violaciones y muertes
extrajudiciales. Pero hay algo más que esos medios pretenden ignorar. Y es que
estos abusos se producen en contra de la ley que está ganando la guerra,
mientras las monstruosidades que han sufrido los pobladores del norte de Malí
estos años ha sido en -nunca mejor dicho- rigurosa aplicación de la ley. Ahora
hay ambiente de liberación en el norte de Malí y son los terroristas los que
corren despavoridos. Esto no podía sentar bien a cierta gente en Europa. Ya les
molestó que fuera François Hollande, un presidente socialista, quien tomara la
decisión de intervenir en Malí.
Con Nicolas Sarkozy habría sido fácil montar una campaña de
descrédito y movilizaciones. Ya han tenido ese problema con Barack Obama. El
presidente norteamericano actual, muy aficionado ya a sus drones, mata
combatientes terroristas y civiles fuera de zonas de combate con mucha más
asiduidad que su antecesor, Georg W. Bush. Pero al santo laico negro no pueden
montarle grandes actos de condena como hacían con el presidente tejano, blanco
y derechista.
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