Por HERMANN TERTSCH
ABC 18.12.10
Guillermo Fariñas, ese indómito luchador por las libertades
y la dignidad de la persona, ha estado a punto de morir varias veces en su
pulso con el régimen que mantiene secuestrados a los cubanos desde hace medio
siglo. Él sabe bien qué es una lucha auténtica contra una dictadura y qué son
jueguecitos para salvar la cara y las apariencias. Como esto último tuvo que
tomarse esta semana los intentos que dicen se hicieron desde el Gobierno
español para que él pudiera asistir el pasado miércoles a la entrega del Premio
Sajarov que le ha concedido el Parlamento Europeo.
Primero porque él sabe que si es por los socialistas
españoles, este premio no se le habría otorgado. El Gobierno español se habría
cuidado de no causar semejante irritación a los Castro. Sabe muy bien Fariñas
que, bajo Zapatero, España sólo ha ninguneado a los disidentes cubanos.
Segundo porque, como es regla, el régimen castrista
respondió con desprecio al Gobierno de Zapatero. De doña Trini sólo se espera
obsequiosidad en La Habana. Si viene con otra mercancía se le hace saber la
relevancia que allí se otorga a su opinión e interés. Fariñas entra a formar
parte de otra lista de grandes ilustres con Sajarov, Soljenitsin, mucho antes
bajo Hitler, Carl von Ossietzky, hace una semana el escritor y disidente chino
Liu Xiaobo. Ninguno de ellos pudo recibir en persona el premio concedido por la
democracia a su lucha contra el despotismo.
En todos los casos se ha cumplido inexorablemente una regla:
los tiranos acabaron en el basurero de la historia. Los premiados son ejemplo
para la gente de bien de todo el mundo. Esta regla se volverá a cumplir.
Fariñas es el honor y la dignidad. El régimen cubano la miseria moral, la
corrupción y el crimen. Adivinen de quién considerará la historia aliado al
actual gobierno español.
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