ABC 19.10.12
Lo prioritario es construir una educación pública que
podamos pagar y no nos avergüence en el mundo
CREO que sí es cierto que, como dicen algunos, entonces
solía nevar más a menudo en Madrid. Cuando era niño aquellos amaneceres nevados
eran un maravilloso regalo. Por lo bonito que estaba todo, porque nos fascinaba
jugar con la nieve y porque no teníamos colegio. A mi padre le enfadaba
invariablemente que, por unos cuantos centímetros de nieve, nos dejaran siempre
algún día sin clase. Entonces repetía, los niños nos mirábamos resignados ante
la manida batallita, que él en su infancia austriaca iba con esquís a clase y
pocas nevadas impedían que llegara al colegio. Su padre había sido profesor y
catedrático. El mío consideraba la hora lectiva un bien sagrado.
Recordaba esto ayer al escuchar a padres que imponían a sus
hijos una huelga y la perdida de clases lectivas para intentar imponer sus
propias opiniones al gobierno. Para ejercer presión a favor de su rocambolesca
demanda de que dimita el ministro de educación «por franquista». ¡Olé! Y que se
adhieren a una movilización mantenida durante ¡tres días! por unos mozalbetes
que sólo saben ondear banderas de ideologías criminales y retratos de
sanguinarios dictadores del siglo pasado. Cada vez más ignorantes, cada vez más
agresivos, henchidos de exigencias de derechos, tiranuelos en casa y en la
calle, jóvenes iracundos intoxicados de lemas del odio. El pleno colapso
educativo. Si algo demuestra la huelga convocada por ese sindicato fantasmal
ultraizquierdista y secundada por los socialistas de esa asociación de padres,
es la urgente necesidad de una reforma educativa que ponga patas arriba todo el
sistema existente. Y que acabe de una vez por todas con un sistema que genera
actitudes tóxicas hacia la formación, la educación, la excelencia, el respeto,
el mérito y el sentido común. Sin todo esto, España no tiene futuro y se nos
hunde en el peor tercermundismo que asoma rampante desde el fracaso y el
absentismo en la escuela y no sólo en Andalucía. El sistema mismo y el ejército
de interesados en su perpetuación son enemigos de toda sociedad desarrollada,
moderna y libre. Porque la reacción de tantos padres e hijos lo que demuestra
es que este sistema educativo es una mierda. Ni más ni menos. Y que lo es desde
que iban esos padres al colegio. Con el resultado evidente. Los recortes son
una cosa. Los impone la miserable situación económica. A la que tanto han
contribuido estos padres y sindicatos con su apoyo a Zapatero y con su silencio
cómplice durante un lustro de mentiras y disparates económicos. Y hay recortes
asumibles. Porque nuestra educación gasta mucho más que la mayoría de las
europeas. Pero ninguna saca peores resultados.
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