domingo, 22 de febrero de 2015

EL COLAPSO EDUCATIVO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  19.10.12


Lo prioritario es construir una educación pública que podamos pagar y no nos avergüence en el mundo

CREO que sí es cierto que, como dicen algunos, entonces solía nevar más a menudo en Madrid. Cuando era niño aquellos amaneceres nevados eran un maravilloso regalo. Por lo bonito que estaba todo, porque nos fascinaba jugar con la nieve y porque no teníamos colegio. A mi padre le enfadaba invariablemente que, por unos cuantos centímetros de nieve, nos dejaran siempre algún día sin clase. Entonces repetía, los niños nos mirábamos resignados ante la manida batallita, que él en su infancia austriaca iba con esquís a clase y pocas nevadas impedían que llegara al colegio. Su padre había sido profesor y catedrático. El mío consideraba la hora lectiva un bien sagrado.

Recordaba esto ayer al escuchar a padres que imponían a sus hijos una huelga y la perdida de clases lectivas para intentar imponer sus propias opiniones al gobierno. Para ejercer presión a favor de su rocambolesca demanda de que dimita el ministro de educación «por franquista». ¡Olé! Y que se adhieren a una movilización mantenida durante ¡tres días! por unos mozalbetes que sólo saben ondear banderas de ideologías criminales y retratos de sanguinarios dictadores del siglo pasado. Cada vez más ignorantes, cada vez más agresivos, henchidos de exigencias de derechos, tiranuelos en casa y en la calle, jóvenes iracundos intoxicados de lemas del odio. El pleno colapso educativo. Si algo demuestra la huelga convocada por ese sindicato fantasmal ultraizquierdista y secundada por los socialistas de esa asociación de padres, es la urgente necesidad de una reforma educativa que ponga patas arriba todo el sistema existente. Y que acabe de una vez por todas con un sistema que genera actitudes tóxicas hacia la formación, la educación, la excelencia, el respeto, el mérito y el sentido común. Sin todo esto, España no tiene futuro y se nos hunde en el peor tercermundismo que asoma rampante desde el fracaso y el absentismo en la escuela y no sólo en Andalucía. El sistema mismo y el ejército de interesados en su perpetuación son enemigos de toda sociedad desarrollada, moderna y libre. Porque la reacción de tantos padres e hijos lo que demuestra es que este sistema educativo es una mierda. Ni más ni menos. Y que lo es desde que iban esos padres al colegio. Con el resultado evidente. Los recortes son una cosa. Los impone la miserable situación económica. A la que tanto han contribuido estos padres y sindicatos con su apoyo a Zapatero y con su silencio cómplice durante un lustro de mentiras y disparates económicos. Y hay recortes asumibles. Porque nuestra educación gasta mucho más que la mayoría de las europeas. Pero ninguna saca peores resultados.

Lo dicen todos, de la Unesco a Pisa u OCDE. Nuestra educación es más cara y la peor. Y tienen el terrible lastre del izquierdismo atrincherado en sus estructuras. Treinta años de sistema fracasado, ideologizado y tóxico unido a nombres como Solana, Rubalcaba y Maravall. Pensamiento socialista, es decir, castración sistemática del talento, la excelencia, el mérito y la iniciativa. Fomento del resentimiento, el odio ideológico, la lógica asistencial y clientelar, el gregarismo, la sumisión, la delación y el miedo. Los recortes son necesarios, pero secundarios. Lo prioritario es construir un sistema de educación pública económicamente viable y eficaz. Una educación pública que podamos pagar y no nos avergüence en el mundo. Y de la que surjan individuos libres, formados y emancipados que asuman las riendas de una sociedad adulta. Es decir una educación pública radicalmente distinta a la que defienden quienes, atrincherados en la actual, pretenden secuestrar a la sociedad española en las garras del resentimiento, ideologías del resentimiento, la mediocridad y el atraso.

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