ABC 28.07.12
Hay situaciones angustiosas tan clásicas que son asunto
literario recurrente. Uno de ellos sin duda es el estar en manos de una policía
hostil sin protección de la ley y lejos de todos los seres queridos o que le
pueden querer bien a uno. Estar a merced de alguien que tiene interés en
destruirte de una u otra forma y que no está sujeto a otras limitaciones que
las que se quiera imponer a sí mismo.
De esa materia están moldeadas las pesadillas de Kafka. No
es otra la situación del joven Ángel Carromero, dicen que retenido, en todo
caso cautivo de la policía cubana desde el accidente que tuvo el domingo
pasado. En el extraño accidente murieron Oswaldo Payá, la principal cabeza del
movimiento opositor cubano, ademas de otro disidente. Nadie sabe aún que
sucedió antes de que el coche se saliera de la carretera y se empotrara en un
árbol. Lo que está claro es que Carromero lleva cinco días en manos de una de
las policías con menos escrúpulos del planeta. Y que su suerte no depende ni de
los hechos ni de sus declaraciones sino de lo que la dictadura cubana considere
le conviene ahora a ella que suceda con este joven español.
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