sábado, 14 de febrero de 2015

LA CUMBRE QUEBRADA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  29.10.11


No estarán once de los veintidós jefes de Estado y Gobierno de los países participantes en la Cumbre Iberoamericana. Es la XXI Cumbre y desde luego no será la última. Pero es evidente que esta reunión que fue niña mimada de la política exterior española pasa por el peor momento de su existencia. Muchos se cuestionan su sentido. Razones hay muchas. La primera es sin duda la creciente diversificación evidente de los intereses de los países miembros en estas dos décadas. Más allá de los problemas bilaterales entre países participantes y de los caminos distintos de unos y otros, están los rápidos procesos de desarrollo de algunos y el surgimiento de nuevos focos de poder regional en el subcontinente americano. Para que en este periodo de vertiginosos cambios la Cumbre Iberoamericana preservara elementos básicos de cohesión e interés común habría sido necesario dotarla de unos contenidos de los que carece. Lo que se debe a todos los factores antes enumerados pero también al estrepitoso fracaso de España. Resulta ya ocioso hablar de la catástrofe que han supuesto para España estos ocho años de Gobierno de Zapatero. En la política exterior es tan dolorosa como en casi todos los demás campos de la acción de gobierno. Pero incluso en ese marco de desidia e incompetencia es llamativa la vertiginosa descomposición de una influencia en la que España con anteriores gobiernos había invertido ilusión, trabajo y mucho dinero. También para esto hay razones que van desde el desinterés de Zapatero por la región a la que apenas ha viajado, a la confusión ideológica y la desastrosa actuación de los ministros Moratinos y Jiménez. Mientras las compañías españolas han multiplicado su presencia en aquellos países, la España oficial ha desaparecido. Y dejado un vacío que han ocupado otros. Cambiar este rumbo será difícil. Pero está claro que también allí se considera que cualquier política de España será mejor que la habida en estos años.

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