martes, 10 de febrero de 2015

LA UNIVERSIDAD TÓXICA

Por HERMANN TERTSCH
ABC  08.06.10


EL que no esté avisado aun es, como poco, un despistado. Ayer una chusma proislamista radical, -nuestros queridos amigos de la soga de Hamás e Irán para homosexuales y supuestas adúlteras, lapidaciones y demás lindezas- aliada toda ella con el fanatismo del terrorismo antiisraelí, antieuropeo y antioccidental, ha agredido a dos ponentes israelíes de una conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid. Sí señores, hemos llegado ya a esto. Así ha comenzado a llevarse el debate. Los puños primero y después serán las pistolas. ¿Les suena a algo? Les auguro con triste certeza mucho más. Según se vaya deteriorando nuestra situación general, estos personajes subirán el nivel de enfrentamiento. Y de momento sabiendo que sólo ellos actúan y no obtienen respuesta. Primero por supuesto la agresión a los judíos. Después a los más discrepantes. Después están los ricos y especuladores, como dice este Gobierno. Y después todo el que no obedezca. La veda está abierta. La situación del País Vasco se extiende a toda España. Allí los nacionalistas han vivido los cuarenta años de ETA y su basura circundante con amabilidad y tranquilidad. Mientras los que no lo son han vivido aterrados por su propia vida y por sus familiares.

Aquí ninguno de los personajillos mediáticos de la izquierda sectaria necesita escolta porque saben que nadie de lo que califican ellos de la España fascista les va a tocar un pelo. La llamada España fascista son todos los españoles que no aplauden a Pepiño Blanco, que no sorben los vientos del pelo de Leire Pajín y no estudian con fruición los textos de Bibiana Aído. Es decir, nosotros los fachas. Eso para entendernos. Pero vayamos ahora a las universidades, ese deleite de la tolerancia y del humanismo. Nuestras universidades, los focos de cultura en principio, la universalidad tolerante por definición, son -qué le vamos a hacer- una jaula de fieras sectarias. Llena de niñatos -perdón, también niñatas- que no saben nada y solo tienen convicciones. La culpa de nuestra miseria educativa no la tiene sólo Zapatero. Pero es el que mejor la explota. Otro éxito del Gran Timonel. Lo que mejor trabaja es la basura intelectual. La recicla directamente. Como rojo se autocalificó en su día y es el único presidente del Gobierno que jamás se ha declarado comprometido con los intereses de todos los españoles. Hoy vemos que su siembra es una cosecha de facherío rojo que hace imposible una universidad razonable y provechosa. Que ha hecho de muchas de ellas unos centros de gentucismo pseudoideologizado inmundos de los que Unamuno hubiera huido. Con Carlos Berzosa la Complutense se ha hundido en el pozo sectario más profundo del habido. En el que entrar como discrepante ya es un riesgo. Pero ya estamos viendo la basura sectaria por todas las esquinas de nuestra geografía universitaria. Niños ágrafos salidos de escuelas secundarias en las que nadie escribe una frase sin faltas de ortografía, se ven dispuestos a imponernos su soberbia e incultura. La chusma decide allí quien puede hablar. La chusma al poder. Con las humanidades de Leires y Bibianas, las universidades -en el sentido original de la palabra no tienen sentido-. Mejor escuelas de camisas pardas. Se defenestrarán definitivamente decencia, inteligencia, estudio, sabiduría y probidad. Y por supuesto la cultura, ese anatema para estas hordas de sectas que ocupan la universidad. Sí la miseria educativa comienza mucho antes como los aparatos izquierdistas se han ocupado de controlar desde hace muchos años, en la universidad pública se refleja la cosecha de toda esa toxicidad totalitaria.

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