viernes, 13 de febrero de 2015

OBAMA E ISRAEL

Por HERMANN TERTSCH
ABC  21.05.11


Desde un principio estuvo claro que el presidente Barack Obama tendría una relación con Israel cualitativamente distinta a sus antecesores. Y que la práctica identidad de criterios que, diferencias puntuales al margen, hubo durante la era Bush sería irrepetible. Ahora Obama, con su discurso a la nación árabe del miércoles ha conseguido llevar a un extremo la desconfianza del Gobierno de Benjamin Netanyahu. Las grandes expectativas creadas por algunos, que hablaban de un «antes y un después del discurso» no se vieron cumplidas. No podían, porque las realidades son tercas. La influencia de EEUU en la «primavera árabe» es muy limitada. La condena a Hamás lógica por propugnar la destrucción de Israel. También habló del «Estado judío» para aplacar la profunda desconfianza israelí. Y de su seguridad como un interés fundamental e innegociable de Estados Unidos en la región. Tampoco era nada nuevo su oposición a un reconocimiento del estado palestino antes de un acuerdo. Pese a la presión de algunos países europeos a un reconocimiento general en septiembre.

Pero fue su compromiso expreso a que la paz tenga como base las fronteras de 1967 lo que ha incendiado al Gobierno israelí y al primer ministro Netanyahu que ayer se entrevistó a cara de perro con Obama en la Casa Blanca. Para muchos israelíes esta afirmación pone directamente en el punto de mira de la nueva agresividad palestina todos los asentamientos en territorios ocupados. Que consideran, sin decirlo, objeto de negociación, pero no pueden ser cuestionados así globalmente. Porque automáticamente elevarán los objetivos de quienes sólo esperan para poner de nuevo sobre la mesa el «derecho de retorno» que viene a ser la destrucción de Israel sin necesidad de disparar una bala. Lo cierto es que Obama tiene razón en que el «status quo» actual es insostenible. Y el tiempo ahora corre a favor de los enemigos de la paz.

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