ABC 14.05.11
Después de la sorpresa inicial por la decisión de Dinamarca
de reimplantar controles fronterizos con la Unión, la Comisión intenta limitar
daños. Dice el presidente Barroso que existen dudas sobre la legalidad de la
medida danesa. Pero no se ha atrevido a condenarla. Y Copenhague dice que no
viola el Tratado de Schengen con estos controles. Pero este tira y afloja no
debiera distraer del problema real. Que es grave. La causa es la creciente
falta de confianza entre los países miembros respecto a la forma de afrontar la
crisis. No sólo con la inmigración. También con la economía.
Los
tremendos desequilibrios económicos en la zona euro tienen sus efectos también
en la zona Schengen. Países con graves crisis como Grecia, Portugal y España y
en buena medida Italia, son vistos ya como socios de riesgo por parte de otros
países europeos. Que han hecho sus profundos ajustes y recortes antes, hoy se
recuperan y no quieren sufrir los efectos perversos de las crisis meridionales,
donde los gobiernos no quieren o no pueden aplicar las reformas necesarias.
Nos
pasa con el euro. Y nos pasa con la inmigración. Dinamarca, con menos de la
tercera parte del desempleo de España, considera un alto riesgo que inmigrantes
en España, Grecia o Italia, lleguen a la lógica conclusión de que en el norte
escaparán con mayor facilidad de la crisis. Es el origen del conflicto incivil
entre París y Roma que estos supieron superar precisamente con la solicitud de
medidas especiales ante situaciones especiales.
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