ABC 05.10.12
¿Respeto a nosotros cuando no se cumplen las leyes y todos
miran a otro lado? Tenemos suerte de que Romney no sabe nada de nosotros
TODA España conmocionada, pobrecita ella, porque el
candidato republicano a las elecciones presidenciales norteamericanas, Romney,
la mencionó como el peor ejemplo en el mundo. Como país disparatado y maniatado
por su gasto. Para advertir a los electores que el presidente Obama se parece
más de lo que debiera a los políticos españoles. Hasta el Gobierno está
ofendido. El ministro Margallo, el primero, por supuesto. Pero también el PP
por voz de Cospedal. Y la prensa. Y las radios y televisiones y tertulianos,
todos ofendidos porque Romney ha sido injusto o está poco documentado. Pero,
¡ay!, lo peor es que nos ha faltado al respeto. Faltando el respeto a España,
dicen. Aquí no ha habido el mínimo respeto a nada desde que se le perdió a la
jornada de reflexión el 13 de marzo de 2004. Los responsables del mayor daño a
España desde la Guerra Civil están por ahí condecorados, bien colocados y
alguno muy forrado. Le perdimos respeto hasta a las medallas. Y se fue aquel
Gobierno felón y ha llegado uno que no tiene respeto sino miedo. Y por eso le
han perdido ya el respeto. Pero es toda España la que cruje bajo miserias,
mezquindades, cobardías e incompetencia. Todos los días los medios están llenos
de falta de respeto a todos y a todo. A las formas, al fondo, a procedimientos
y a fines. La ofensa crece al ritmo de la pobreza. Han sido décadas de
desmantelamiento de referentes, toda una subcultura del desprecio se ha puesto
ahora en marcha con virulenta procacidad. Cuando más necesitaríamos orden y
sobriedad. Y respeto a nosotros mismos. La convulsión plañidera por la ofensa
de Romney cuando el juez Pedraz ponía en libertad a los organizadores de unas
manifestaciones que han hecho un daño incalculable a España. Y que nos han
situado definitivamente en el furgón de los condenados con Grecia, lejos de la
muy sensata Italia, en la percepción de Europa y el mundo. Convocadas antes del
verano con un «tomemos el Congreso», después modulado a un «Cerquemos el
congreso» que no deja de llevar implícita la carga de violencia y la voluntad
de coacción. Dice el juez Pedraz, que nos tiene acostumbrados a su pensamiento
rumboso en el antiautoritarismo yeyé, que esa gente hizo muy bien y que poco
hicieron para lo que se merece una clase política decadente, según un auto
lleno de literatura propia del Ateneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario