domingo, 22 de febrero de 2015

QUEREMOS RESPETO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  05.10.12


¿Respeto a nosotros cuando no se cumplen las leyes y todos miran a otro lado? Tenemos suerte de que Romney no sabe nada de nosotros

TODA España conmocionada, pobrecita ella, porque el candidato republicano a las elecciones presidenciales norteamericanas, Romney, la mencionó como el peor ejemplo en el mundo. Como país disparatado y maniatado por su gasto. Para advertir a los electores que el presidente Obama se parece más de lo que debiera a los políticos españoles. Hasta el Gobierno está ofendido. El ministro Margallo, el primero, por supuesto. Pero también el PP por voz de Cospedal. Y la prensa. Y las radios y televisiones y tertulianos, todos ofendidos porque Romney ha sido injusto o está poco documentado. Pero, ¡ay!, lo peor es que nos ha faltado al respeto. Faltando el respeto a España, dicen. Aquí no ha habido el mínimo respeto a nada desde que se le perdió a la jornada de reflexión el 13 de marzo de 2004. Los responsables del mayor daño a España desde la Guerra Civil están por ahí condecorados, bien colocados y alguno muy forrado. Le perdimos respeto hasta a las medallas. Y se fue aquel Gobierno felón y ha llegado uno que no tiene respeto sino miedo. Y por eso le han perdido ya el respeto. Pero es toda España la que cruje bajo miserias, mezquindades, cobardías e incompetencia. Todos los días los medios están llenos de falta de respeto a todos y a todo. A las formas, al fondo, a procedimientos y a fines. La ofensa crece al ritmo de la pobreza. Han sido décadas de desmantelamiento de referentes, toda una subcultura del desprecio se ha puesto ahora en marcha con virulenta procacidad. Cuando más necesitaríamos orden y sobriedad. Y respeto a nosotros mismos. La convulsión plañidera por la ofensa de Romney cuando el juez Pedraz ponía en libertad a los organizadores de unas manifestaciones que han hecho un daño incalculable a España. Y que nos han situado definitivamente en el furgón de los condenados con Grecia, lejos de la muy sensata Italia, en la percepción de Europa y el mundo. Convocadas antes del verano con un «tomemos el Congreso», después modulado a un «Cerquemos el congreso» que no deja de llevar implícita la carga de violencia y la voluntad de coacción. Dice el juez Pedraz, que nos tiene acostumbrados a su pensamiento rumboso en el antiautoritarismo yeyé, que esa gente hizo muy bien y que poco hicieron para lo que se merece una clase política decadente, según un auto lleno de literatura propia del Ateneo.

Ayer se pide respeto a Romney, cuando un grupo de estos activistas «contra la decadencia de la clase política» que dice Pedraz, entró en el acto de apertura de curso de la Universidad Politécnica de Valencia al grito coreado de «La próxima visita, será con dinamita». Y también ayer, le caía a la delegada del Gobierno de Madrid la del pulpo por plantear que el abuso sistemático del derecho de manifestación ha creado una situación insufrible. Se le lanzó encima toda la oposición, pero también gran parte de su partido. De una izquierda dividida, sin rumbo ni razón, pero que les marca la agenda. Con cinco mil energúmenos en la calle, unos cientos de matones contra la Policía, seis televisiones dándoles publicidad y todo el desprecio a la ley de su parte, logran poner a la defensiva a un Gobierno que casi pide perdón por cumplir su deber de defender en Madrid el orden y la racionalidad. ¿Respeto a nosotros cuando no se cumplen las leyes y todos miran a otro lado? Tenemos suerte de que sea cierto que Romney no sabe nada de nosotros. Y se guía por cuatro fotos del New York Times en blanco y negro. Si supiera más, sentiría la vergüenza por nosotros que sentimos algunos.

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