viernes, 13 de febrero de 2015

UN MENSAJE NEFASTO

Por HERMANN TERTSCH
ABC  16.04.11


La cumbre de la OTAN en Berlín ha revelado unas divisiones internas alarmantes. Y no ya sólo para la campaña militar en Libia, aunque sea ésta la que hacen surgir las discrepancias, la falta de solidaridad y de unidad que se traducen en una vergonzosa falta de eficacia sobre el terreno. Que ahora algunos de los pocos miembros que participan en la intervención (7 de 28), digan que hay que atacar con mayor contundencia, revela impaciencia ante los resultados. Pero también la inconsistencia aterradora de la labor realizada. Que aun no hayan atacado los centros de mando y control militar de Gadafi es prueba de que los rebeldes tenían razón al condenar la parsimonia de la OTAN en la guerra. Algunos de sus dirigentes, ya hartos de los europeos, han pedido una mayor intervención de los Estados Unidos, que no quiere. En Libia, la Alianza Atlántica va camino de perder el respeto tanto de sus aliados rebeldes como de sus enemigos leales a Gadafi. En Berlín sólo hubo acuerdo en que Gadafi no puede sobrevivir en el poder a esta guerra. No es mucho, porque con el actual nivel de intervención, Gadafi bien puede prolongarla indefinidamente.

Los rebeldes mal armados habrían perdido ya frente a un ejército dotado con las mejores armas europeas. Cierto. Pero Gadafi también habría perdido ya esta guerra si la OTAN hubiera intervenido desde el primero momento con intención de ganarla. Gadafi gana prestigio según resiste. Y la OTAN lo pierde. En guerra abierta las armas no tienen efecto disuasorio. Si no se utilizan no valen nada. Y Gadafi ha mostrado que en determinación gana con creces a los señoritos de la OTAN que no quieren asumir costo alguno. Un mensaje nefasto. La falta de eficacia y de unidad es sangrante. Como el daño para la imagen de la alianza, también en otros frentes.

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