Por HERMANN TERTSCH
ABC 30.04.11
Si los terroristas tienen prisas, el Rey de Marruecos
debería tener mucha más en imponer una agenda urgente de cambios
Los 16 muertos y veinte heridos en el atentado de Marraquech
son, según los últimos indicios, el resultado de una operación del terrorismo
salafista para reclamar protagonismo en los cambios en el país. Marruecos había
logrado controlar bien al terrorismo integrista desde el trágico 16 de mayo del
2003 en el que causó el terror en Casablanca con varios atentados suicidas y
con 40 muertos. Pero es evidente que ahora los terroristas tienen prisa. Al
Qaida —y el fanatismo islamista en general— no ha logrado protagonismo en las
insurrecciones de los pasados meses en el mundo árabe. Muchos temen que intente
recuperar el terreno perdido en Marruecos pero también en Argelia. Se nos ponen
leninistas los terroristas islámicos y buscan «radicalizar las contradicciones».
Un rearme del Estado frente al terrorismo puede facilitar su enfrentamiento con
las masas que demandan cambios democratizadores. Y achicar rápidamente los
márgenes de maniobra que todavía se le atribuyen al Rey Mohammed VI para hacer
reformas que eviten el conflicto abierto entre la población y el régimen. Si
los terroristas tienen prisas, el Rey de Marruecos debería tener mucha más. E
imponer una agenda urgente de cambios. Veremos si es capaz de reconocer esta
necesidad histórica. Y su urgencia.
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