Por HERMANN TERTSCH
ABC 28.04.12
Hace unos meses, viendo llegar el ciclón de la propaganda en
favor de la comodidad, Nicolas Sarkozy le hizo saber a Angela Merkel que mejor
no apareciera en campaña a ayudarle. En principio habían acordado hacer campaña
juntos. Lo que era signo de normalidad y avance en Europa. Dos líderes con
políticas e ideología afines ayudándose con sus respectivos electorados para
defender la opción común. Pero este continente no está ni para novedades, ni
ruidos ni sinceridades. Ni para realidades, parecen sugerirnos tantos. Y
Sarkozy vio que la identificación de Merkel con rigor y austeridad no le
beneficiaría a él. Sino a un rival, François Hollande, que ofrecía y ofrece lo
contrario, es decir relax, comodidad y gasto público para evitar ahogos. La
oferta es difícil de batir, porque nadie quiere pensar en cómo quiere financiar
esto el mago socialista.
Merkel hizo caso a Sarkozy y estuvo muy discreta en la
campaña de la primera vuelta. Pero ante lo que se escucha ya en Francia y por
supuesto en todos los medios privados y estatales del progresismo yeyé en
España Merkel ha levantado la voz. Cualquiera que escuche el discurso de una
izquierda enajenada llega a la conclusión de que el origen de todos nuestros
problemas está en la austeridad y el rigor. Que el paro en España es culpa de
Merkel como lo es la pérdida de la triple A por Francia o las graves sospechas
que ya hay también sobre sus bancos. Con el ridículo populismo que destilan
aquí medios privados y públicos, a su cabeza RTVE, parece que la izquierda
española se dispone a competir con el peronismo. Merkel ha querido mandar un
mensaje a Francia y solo ha dicho que habrá mecanismos de estímulo, pero que el
Pacto Fiscal es innegociable. Hollande y los franceses han de darse por
enterados. Es de esperar que, gane o no Hollande, las fuerzas sensatas en
Europa sepan mantener el rumbo ante tanto absurdo.
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