viernes, 20 de febrero de 2015

BUENAS VIBRACIONES JACOBEAS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  01.05.12


«TENEMOS muchos problemas. No estamos peor que antes de saberlo. Sino todo lo contrario. Hemos hecho muchos logros. Ahora hay que seguir así. Tenemos que mantener este curso, en el que España ya avanza, porque es el correcto. Tenemos la solución. Y a quienes titubeen, flojeen o se angustien, no los tiraremos por la borda, pero tampoco les haremos caso». Telegráficamente es éste el mensaje que vino a transmitir al Gobierno español Wolfgang Schäuble, el ministro de finanzas del Gobierno de Ángela Merkel. En su silla de ruedas apareció en el espléndido hotel A Quinta da Agua en las afueras de Santiago de Compostela, con buen humor, hasta dicharachero en la conferencia de la Fundación Konrad Adenauer. Y dejó muy claro que le gusta el contenido y la forma de las medidas tomadas por el Gobierno de España. Acudieron ayer a la conferencia y a comer en privado con Schäuble, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y los ministros De Guindos y García Margallo además del jefe del grupo popular Alonso. Llegaba el ministro alemán a una España que lleva semanas despertando con noticias terroríficas. Y está claro que lo hacía con intención de ayudar y animar al Gobierno español. Ante los periodistas insistió en la confianza que tiene en el ministro De Guindos y en las medidas que está tomando Madrid y que calificó de «impresionantes». Los políticos y analistas de Alemania y otros países europeos convocados por la gran fundación democristiana percibieron esa presión reformista en la comparecencia de la vicepresidenta que habló de los instrumentos para intervenir en las Comunidades Autónomas que no cumplan o de los nuevos planes de liberalización del sector de transportes que anunció para el viernes. Y la demanda de la vicepresidenta de «reconocimiento» exterior para los esfuerzos del Gobierno y la sociedad española tuvieron como respuesta esa expresión de confianza que Schäuble reiteró en diversas ocasiones hasta su partida a media tarde. Una clara manifestación del firme apoyo que el Gobierno alemán quería ayer transmitir al español, está en que del problema de los bancos, que en Berlín preocupa, Schäuble no quiso añadir nada y se adhirió por completo a la exposición de De Guindos.

Entre las muchas simplezas del populismo carpetovetónico actual, la que más triunfa en estos tiempos es la que presenta a la canciller Merkel como una gobernanta cruel y muy facha que tiene a los pobres de Europa colgados de una soga. Schäuble, su ministro de finanzas, sería el tenebrosos ejecutor desde su silla de ruedas. Y Alemania sería ese nuevo Reich, el Cuarto, insaciable e implacable, que sólo piensa en hacer sufrir a los pobres y honrados pueblos meridionales de Europa mientras exprime y roba sus recursos y dinero. Como todas las demás falacias populistas, forma parte de la munición de la maltrecha izquierda española. Aunque haya una derecha que no es inmune a estos mensajes. Lo cierto es que el rumbo de la estabilización fiscal  –de la sostenibilidad general, insistió Schäuble―  se va a mantener. Y Hollande, si gana como parece, podrá rebautizar los proyectos de crecimiento como quiera, pero a más tardar después de las legislativas en junio, tendrá que asumir lo firmado por Francia, salvo disposición a la catástrofe. El Gobierno alemán confía en que se avenga a razones. Si no fuera así, serían los mercados los que hablen. Los que en España quieren hacernos creer ahora que es la austeridad la culpable de la crisis y no el derroche de años, deben saber que ayer se reafirmó una muy sólida alianza entre Madrid y Berlín. Y que sepan que Berlín no es París. Y que el año que viene la cancillería renovará mandato a su inquilina.

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