sábado, 21 de febrero de 2015

AMBOS PUEDEN PERDER

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  08.09.12


Las encuestas recientes demuestran que la obamamanía en Europa, que tocó cotas histéricas hace cuatro años, persiste. Y que de ser elegido por los europeos, Barack Obama gozaría de una victoria abrumadora. Para nada influye en este apoyo que sus cuatro años hayan sido una larga decepción para los norteamericanos.

No era difícil de prever que las expectativas que había despertado se quebraran. Pero tampoco era previsible que tras cuatro años de ejercicio se viera realmente en problemas de renovar el mandato ante un rival tan vulnerable y flojo como Mitt Romney y un Partido Republicano lejos de sus mejores horas. Ya saben que aquí en España los más inmisericordes críticos de Obama le comparan con Zapatero. Eso no sólo es cruel sino radicalmente injusto. Que las huestes militantes demócratas -y la retórica de Obama- sean también sectarias y hayan dividido aun más a la sociedad norteamericana no supone que Obama no sea fundamentalmente un líder decente. Y frente a aquel necio «El poder no me cambiará» de Zp, el presidente norteamericano, con mucha más humildad e inteligencia, manifestaba en la Convención norteamericana: «He cambiado». Con esta afirmación pide perdón por los fracasos del pasado y hace una renovada promesa.

Su discurso estuvo muy lejos de sus mejores momentos oratorios de hace cuatro años. Y desde luego no hubo ni atisbos de autosatisfacción que podían ser letales. Pidió cuatro años más porque la tarea asumida es mucha. Pidió en una imagen de líder de caravana que despierta los sueños y emociones americanos que «no nos hagáis volver hacia atrás», «no retrocedamos». Lo cierto es que la estrella rutilante de hace cuatro años no existe. Se enfrentan dos hombres muy vulnerables. Ambos pueden perder.

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