sábado, 21 de febrero de 2015

LO TRIVIAL Y LO SERIO

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  07.09.12


Las ensoñaciones de la inyección de dinero barato sin condiciones son desde ayer ilusiones pasadas

ESTABA ayer de visible buen humor Angela Merkel cuando ha aparecido poco después de las dos y media de la tarde con Mariano Rajoy en la sala de prensa de la Oficina del portavoz en La Moncloa. Sus respuestas, todas ellas, tanto como su intervención inicial, muy afinadas, cuajadas de expresiones de reconocimiento al Gobierno de Rajoy y a la sociedad española. Cargadas también del mensaje de la obligación de los gobernantes de acometer unas reformas estructurales que van mucho más allá de lo hecho hasta ahora. Pero sí dejó claro que, las reformas estructurales han de afectar también a las Comunidades Autónomas. Discreción en público. Porque en privado los alemanes no ocultan su espanto ante el sainete de las algaradas retóricas de insumisión de los líderes autonómicos. Berlín quiere dejar claro a los presidentes autonómicos que se erigen en caudillos irredentos que todos ellos dependen directa y únicamente del Gobierno de Madrid y que ninguno tiene salvación que no pase por el acatamiento de las condiciones del Gobierno Rajoy. De la misma forma que Rajoy tiene que pedir el rescate y negociar las condiciones del mismo. Y ya. Merkel ha venido a consolar, a dar ánimo pero, ante todo, a meter prisa al Gobierno de Rajoy para que venza la ya proverbial parsimonia de su presidente y pase a la siguiente fase. Las ensoñaciones de la inyección de dinero barato sin condiciones y como regalo al buen ambiente son desde ayer ilusiones pasadas. Nadie sabe cómo algunos pudieron albergarlas tanto tiempo. Si Rajoy hablaba ayer sobre todo para oídos alemanes en la expresión de su compromiso con los objetivos, Merkel hablaba para los españoles cuando elogiaba los cambios ya hechos pero recordaba que los deberes reales están en las reformas estructurales. Que la salida del hoyo no está en una inyección de dinero barato nadie sabe cuánto tiempo para simular una confianza artificial de los mercados. Que hay que dar los pasos para generar la confianza real de los mercados en el futuro de la economía española, en su competitividad y su solvencia futuras. El buen humor de Angela Merkel volvió a notarse en la sala al responder a la chusca pregunta de la prensa española de si le afectaba su mala imagen propia y la de Alemania. Le hizo gracia. Y dijo que le gustaría que se tuviera una imagen realista de Alemania. Que nadie quiere imponer nada a España por capricho. Y recordó la estrechísima relación de convivencia que existe hoy entre alemanes y españoles. Pero le debió de parecer tan notoria la pregunta que quiso dejar un esbozo de lo que realmente estamos tratando para dejar claro la ridícula trivialidad que le planteaban. Somos 7.000 millones de seres humanos en un mundo implacable en este nuevo siglo. Los 500 millones de europeos sólo nos salvaremos de la marginalidad y dependencia -de la humillación y quizás de la pérdida de nuestras libertades- si logramos juntos crear una economía competitiva, solvente, flexible y eficaz. Para lograr esa economía competitiva que nos permita defendernos con nuestros principios y valores, todas las piezas de esa Europa han de ser competitivas. No podemos tener cuerpos parasitarios. Si no logramos ahora, en las próximas décadas, en un inmenso esfuerzo entre todos ese objetivo de una unión monetaria, económica, política, dentro de un par de generaciones, quizás antes, los europeos vivirán en un estado de postración ante potencias nada amables. Eso es lo que nos estamos jugando ahora, vino a recordar en pocas palabras. Ante tanta trivialidad, Merkel vino a decir que no tiene tiempo para enfadarse porque aquí unos descerebrados la comparen con Hitler.

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